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Asombrado, Seungmin buscó palabras.
—¿Qué es esto, cita número dos? —Él demandó.
—Esto no es una negociación. Las personas para las que trabajo, las personas que me poseen, no juegan bien.
Seungmin tragó saliva y apartó la mano.
—¿Qué quieres decir con ser dueño de ti?
Hyunjin tenía una sonrisa enigmática. Maldición. El hermoso bastardo realmente no iba a hacer esto más fácil.
—¿Puedes ponerte unos pantalones al menos? No puedo concentrarme contigo caminando como hombre dulce.
Con una pequeña sonrisa en sus labios, Hyunjin agarró uno de los sudadores que Seungmin desempacó y comenzó a hablar.
—No me mudé a la ciudad para probar la vida civil, —comenzó Hyunjin.
—¿Es todo sobre ti una mentira? —Seungmin preguntó, cruzando los brazos. Mierda. Hyunjin no se molestó en ponerse una camisa y todavía parecía tentador como el infierno. —¿Eres un soldado?
—Suficientemente cerca. Fui enviado aquí para matarte. Seungmin, eres mi objetivo.
Ante esas palabras, Seungmin retrocedió hasta que golpeó la pared.
—¿Por quién? —Preguntó en un susurro furioso.
—Por personas que consideran que tu manada y tu padre son una amenaza, —dijo Hyunjin simplemente.
—¿Qué tiene eso que ver conmigo? Ni siquiera estoy hablando con mi papá. —Pensaba que Hyunjin era diferente, especial, que el destino los unía. Seungmin no se dio cuenta de lo equivocado que estaba.
—Ahora entiendo eso, —dijo Hyunjin, apretando los dientes.
—Si estás aquí para matarme, entonces hazlo, —dijo Seungmin, levantando la barbilla.
—Sabes que es complicado ahora. Lo que sentimos el uno por el otro, estoy seguro de que nunca esperé eso. Sabía que debía alejarme de ti, pero no lo hice.
El corazón de Seungmin se aceleró un poco más rápido. Hyunjin no daría su marca de apareamiento si el lobo dominante tenía la intención de matarlo, porque sus fuerzas de vida ahora estaban atadas. Si Hyunjin lo acababa, Hyunjin le seguiría.
—Mi turno. ¿Por qué está Taecyeon detrás de ti? ¿Tu padre lo envió? ¿Por qué escapaste? —Preguntó Hyunjin.
Seungmin lo fulminó con la mirada, pero le debía a Hyunjin las respuestas.
—Corrí por culpa de Minho. Es el hijo de puta al que me dio mi padre.
Eso provocó un rugido posesivo de furia de Hyunjin.
—No, —comenzó Seungmin, acercándose al francotirador y metiendo un dedo en el pecho de Hyunjin. —No tienes derecho a ponerte sobreprotector sobre mí.
