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—¿Estás listo? —La voz tranquila de Jeno rompió su concentración.
—Dame cinco minutos más.
—Dijiste eso hace cinco minutos.
Ignorando a Jeno, Hyunjin miró por la puerta. Jeno estando dentro del apartamento de Seungmin levantó los pelos de su lobo interior. Este era su territorio y Seungmin era su compañero. La presencia de otro Alfa lo hizo querer pelear contra Jeno nuevamente, pero pelear no ayudaría.
Reprimiendo el impulso de lastimar a su hermano, encontró consuelo momentáneo mirando el perfil dormido de Seungmin. Le dolía saber que necesitaba dejar a Seungmin pronto. Jeno había ayudado a arreglar todo. A través de contactos externos, le habían comprado a Seungmin un boleto de avión, identidades falsas y un sobre en efectivo.
Hyunjin hizo una nota mental para preguntar cómo Jeno logró obtener esos y qué tipo de fuentes tenía. Por otra parte, no debería sorprenderse si Jeno logró ayudar a Chan a escapar.
Rompiendo su promesa con su hermano, Hyunjin entró en la habitación. Se inclinó sobre la cama y le dio a Seungmin un beso rápido en la mejilla. Se tomó su tiempo, respirando el aroma familiar de Seungmin.
—Cuídate, —dijo Hyunjin, extrayéndose dolorosamente. Al salir, agarró la bolsa que contenía su armamento.
Se encontró con Jeno afuera en el pasillo. Juntos, salieron del departamento.
—Estará bien. Tu Omega parece fuerte, —dijo Jeno.
—Recuérdame por qué no puedes hacer por mí lo que hiciste por Chan, —dijo, cerrando los ojos.
—La organización me vigila de cerca. Si actuamos ahora, fracasaremos.
Hyunjin entendió el razonamiento. Un error y no serían solo ellos los sometidos a rehabilitación. Esa fue una palabra elegante. La tortura fue la más apropiada. Hyunjin pensó en sus otros hermanos en la base. Mark sobreviviría a otra reprogramación, pero la mente de Jaemin se fracturaría.
Todos ellos estaban rotos a su manera, algunos más que otros. Sus animales estaban demasiado cerca de la locura, pero Seungmin mantuvo a su feroz bestia en línea. Seungmin era mágico. Su compañero. Hyunjin lo amaba, se dio cuenta con doloroso anhelo.
No entendía el amor, pero sabía que lo que sentía por Seungmin era puro y real.
—Sé paciente, Hyunjin, —dijo Jeno en voz baja.
El ascensor llegó al primer piso y salieron. Comprendía por qué Jeno era tan cauteloso. Una camioneta negra sin marcar estaba estacionada afuera del departamento de Seungmin. La columna vertebral de Hyunjin se estremeció. Su lobo quería destrozar a los dos humanos casualmente vestidos que esperaban junto a la camioneta.
—Controla a tu lobo, —dijo Jeno en voz baja.
Hyunjin empujó a su bestia hacia atrás a pesar de que le dolía. Jeno había entregado cualquier información nueva que Hyunjin dio. Seungmin estaría a salvo. La organización no tenía uso para un Omega que no podía dar a luz, y después del desastre que causó en ese bar, la organización preferiría el silencio.
