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—Hyunjin, ¿saldremos de este auto o no? —La voz de Seungmin lo trajo de vuelta a la realidad.
—Dame cinco minutos, —murmuró Hyunjin automáticamente.
Miró por las ventanas del auto para mirar un remolque en medio de varios. Ver las casas móviles invocaba viejos recuerdos, dejando un mal sabor de boca.
Sin embargo, las cosas eran diferentes ahora. La mujer que vivía dentro de la que tenía las macetas plantadas afuera ya no tenía que vivir cada día con miedo.
Justo después de mudarse a Mountain Side, la ciudad donde vivían Chan y Felix, Seungmin lo convenció de cazar a los demonios de su pasado. Mientras revisaba los registros estatales, Hyunjin se enteró de la muerte de su padre. Encontrar a su madre fue más difícil. Sin embargo, aquí estaba, incapaz de sacar su trasero del auto.
Fue risible. Hyunjin se enfrentó a monstruos, quitó la vida de su propia especie e hizo cosas de las que no estaba orgulloso porque sus superiores se lo ordenaron. Al final, se acobardó en el último momento al ver a la mujer que lo dio a luz. Solía culparla por ser débil, por no enfrentarse a su padre abusivo, por ellos.
Solo más tarde, mientras estaba en cautiverio, la entendió. Los científicos hicieron que Hyunjin y sus hermanos fueran más fuertes, más rápidos que cualquier otro shifter, pero en esencia, no controlaron su destino.
—Dijiste eso hace diez minutos—. Seungmin extendió la mano a través del auto para unir sus dedos, atrayendo la atención de Hyunjin hacia su compañero. Una tímida sonrisa en sus labios, Seungmin lo besó. Hyunjin frotó sus dedos sobre la mandíbula de Seungmin y profundizó el beso. El sabor familiar y el calor de Seungmin le bañaron la garganta y lo castigaron.
Se sintió un poco mejor después de alejarse.
—Cambié de opinión, —dijo Hyunjin. Seungmin frunció el ceño, pero continuó. —¿Cuál es el punto de verla? Solo interrumpiré su vida. Ha encontrado un compañero, está feliz.
—Pero ella también es madre. Nunca dejará de preguntarse por el hijo que ha perdido.
Mierda, Seungmin tenía razón.
Seungmin le apretó los dedos.
—¿De qué tienes miedo, bebé?
De vuelta en la base, mostrar debilidad podría matar a Hyunjin. Él y los demás aprendieron temprano a ocultar sus emociones, pero siempre estuvieron allí. Jeno, Jaemin y Mark todavía estaban atrapados en esa pesadilla. Hyunjin tuvo la oportunidad de reconectarse con su madre. Por lo menos, hacerle saber que estaba vivo.
Como estaba hablando con Seungmin y no con Chan, Hyunjin no necesitaba actuar con dureza. Miró por las ventanas otra vez. Ella estaba adentro. Él lo sabía. Era su día libre hoy. Hyunjin lo sabía porque la había acechado como lo hizo antes con Seungmin. Él conocía su horario, sabía todo sobre ella, incluso el hombre que había elegido.
