capítulo siete.

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-Ya es suficiente -Chan lo agarra de la muñeca y lo arrastra unos pasos atrás hacia el sofá que estaba detrás de ellos

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-Ya es suficiente -Chan lo agarra de la muñeca y lo arrastra unos pasos atrás hacia el sofá que estaba detrás de ellos. Felix tropieza cuando siente el mueble detrás de sus rodillas, y aunque mantiene el equilibrio unos segundos, a Chan no le importa empujarlo por completo en el sofá-. Me molesta que me trates como un niño.

Felix levantó la mirada, observando que aún se mantenía en pie.

Su expresión... Es como la del baño... ¡Esto significa peligro!

Quiere levantarse antes de que pase alguna desgracia, pero Chan no se lo permite. Adivinando sus intenciones, se sube al sofá y cierra los posibles escapes al poner ambas manos a cada lado de su cabeza y presionar su cadera con ambas rodillas.

-Dices que soy un niño y blah blah blah, que soy ingenuo, que mis veintidós años no se comparan a tus veintiocho de sabiduría. Sí, soy impulsivo, pero eso no significa que no sepa medir las consecuencias. Y lo que hice, lo hice consciente. ¿Eso te demuestra la sinceridad con la que estoy hablando?

Felix traga saliva nervioso al notar la cercanía. Chan sonríe divertido al percatarse de esto y besa su mejilla con suavidad, dejando que la punta de su lengua toque la piel.

Demonios, necesita apartarse ya.

-¿Por qué Felix se pone tan nervioso en situaciones así? ¿Acaso estás esperando algo más? - hunde su rostro en la curvatura de su cuello y el hombro. Aprovecha esta cercanía y deposita un beso en su cuello, casi chupando su piel.

Felix suelta un largo suspiro que se podría interpretar como: Deja de molestar... Pero por favor, continúa.

-Eres tan molesto, Chan. Piérdete.

-Eso no responde a mi pregunta. ¿Estás esperando algo, Hyung? -lo mira de reojo, e inmediatamente este desvía la mirada. Chan sonríe y esta vez se acerca a su rostro para dar ligeras caricias con la punta de su nariz.

-¿Por qué terminaste mi llamada? -pregunta Felix, tratando de desviar la conversación con tal de no caer en su juego.

-¿Quieres escuchar la verdad?

-Por supuesto.

-Entonces vas a tener que ganártela.

Felix abre sus ojos sorprendido, y lo observa casi como si buscara una pizca de broma en ellos. Pero en lugar de eso se traiciona a si mismo al darse cuenta de que ahora su mirada viaja directamente hasta sus labios, viéndolos y deseándolos en secreto.

-¿En verdad no hay nada que quieras pedirme? -pregunta una vez más, para asegurarse de la respuesta.

Y es que, en ninguna de esas veces, Felix respondió. Podía pensar que realmente no tenía nada que pedirle, pero con esas miradas y esas actitudes no estaba tan seguro. Inclusive, podía casi apostar que Felix era de ese tipo de personas que muy en el fondo lo deseaba pero no quería causar gran revuelo en público o demostrar lo que sentía.

mr. feelgood › chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora