capítulo dos.

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Aunque no podía traducir ese vuelco de sentimientos, sabía que estaba cayendo a un abismo infinito

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Aunque no podía traducir ese vuelco de sentimientos, sabía que estaba cayendo a un abismo infinito.

-¿Por qué tan callado?

Bang Chan soltó una sonrisa cerca de su cuello, como burlándose de su silencio tan evidente. El aire caliente que chocó en su piel hizo que Felix soltara un profundo suspiro mientras cerraba sus ojos. La música, más lenta y bailable, el ambiente, las personas. Nunca se había sentido de aquella manera. Ninguna salida en sus años universitarios se comparaba con la situación en la que se encontraba ahora.

-Vamos, Felix, no te resistas -susurró en su oído. Aunque Felix no pudiese verlo, sentía la diversión en su voz, sabía que lo disfrutaba más de lo parecía-. Voy a enseñarte.

Ahora sus caderas parecían rendirse ante el suave movimiento de Chan detrás suyo. ¿Quién no caería en la tentación con esos pasos de baile tan sensuales? Por supuesto que se trataba de nada más ni nada menos que de un bailarín profesional, pero demonios, Felix aún no sabía cómo era capaz de moverse de esa manera, incitándolo al pecado con una mano que se paseaba por su pequeña cintura y la acariciaba casi al sensual ritmo de la música.

Ahora mismo odiaba la reacción que tenía su cuerpo ante la música, ante la gente, ante a un jodido bailarín profesional como Chan. Quería... No, necesitaba al menos bailar una pieza de tal magnitud al menos una vez con él. No era que ya lo toleraba del todo, pero, debía admitir que era muy interesante.

-Enséñame -dice muy cerca de su rostro. Chan esconde su rostro en la unión del cuello y los hombros, entonces, realmente comienza a explicarle en un susurro al oído despacio, lento como la canción, tan lento que podían sentirse sus caderas rozarse, sus pieles entrar en contacto. Felix agradecía enormemente que su rostro no se pudiese ver, uno, porque las luces eran bajas, y dos, porque Chan lo tenía apresado desde atrás. Sino, ahí mismo podía morir de vergüenza, incluso sentía su cara arder.

No cabía duda de que era el mejor en lo que hacía, ningún bailarín podía compararse con él.

-Mueve tu cadera de esta manera cuando escuches el primer golpe de la canción -le susurra. Pero Felix está más concentrado en la manera que baila pegado junto a él, que en lo que realmente le explica, lo siente moverse de un lado a otro, dando un ligero vaivén de atrás hacia adelante que complementa perfectamente bien con los pasos en sus pies.

Mientras que él mismo, podía decirse que era un completo desastre que no era capaz de ordenar sus pasos.

-Así no, de esta manera -agarra su cintura y lo acerca más. Felix siente su espalda chocar contra el firme pecho de Chan. Inconscientemente cierra los ojos y comienza a dar un ligero movimiento de caderas de derecha a izquierda. Su cuerpo ardía, su mente navegaba por otros lados que no fuera en el mar de la razón. Chan forzó más su agarre y empezó a sincronizar sus pasos con los de Felix.

Ninguno decía nada pero tampoco hacía falta, disfrutaban del momento casi como si fuesen extraños, como si no tuvieran un pasado de rivalidad, como si después de tantos años se descubrieran las intenciones ocultas. Felix si antes estaba distraído, ahora no iba a ser capaz de moverse, al menos no con esa cercanía, no sintiendo cada músculo contra su piel. ¿Por qué debía tener un cuerpo de ensueño?

''¡¡No pienses en esas cosas Felixie!!''. Se reprendió a sí mismo.

Pero, oh, Dios, estaba seguro de que ese movimiento de caderas sobre las suyas nunca lo iba a olvidar. Porque de ser así, Chan de alguna manera se iba a encargar de recordárselo siempre.

-Sabes, Felix, me encanta como bailas -ríe entre dientes. No obtiene respuesta-. ¿Por qué nunca supe de esas habilidades?

-Probablemente porque me odiabas.

-Que rencoroso -comenta, más no vuelve a decir nada más.

En ese momento podían creer que solo eran ellos dos bailando, sintiendo sus pieles tocarse fugazmente mientras un fuego crecía muy en el fondo de ambos. Como si cada pensamiento y sentimiento estuviera sincronizado con ellos mismos.

Chan acariciaba con la yema de sus dedos aquella cintura, la piel de Felix era sensible ante el tacto, casi temblaba cuando esos dedos intrusos se colaban entre el frío de la noche y lo caliente de su piel.

-Tu cintura es muy delgada, Felix -ahora la acaricia con ambas manos, subiendo de arriba abajo con lentitud. Felix no puede soportarlo más, si no se aparta de una vez su mente colapsaría, pero tampoco tenía agallas-, podría rodearla entre mis brazos cada noche.

Ya no quiere escuchar más. Ahora siente una peligrosa corriente bajar por su espalda y esconderse en su vientre, casi como una tortura.

-Me encanta -deposita un travieso beso en la punta del oído, casi dejando caer a Felix del asombro.

Sus mejillas se ponen calientes, y antes de que su cuerpo lo dejara en una vergonzosa evidencia, la canción llega a su fin. Finalmente se aparta de él casi como si se estuviera quemando.

-Creo que ha sido suficiente. Bailas muy bien, espero que no se repita, adiós.

Decir que salió huyendo de la pista de baile era una mentira, por no decir que si hubiera podido volar lo hubiera hecho. Su corazón latía con fuerza por la vergüenza del momento.

¿Y ahora con qué cara iba a mirar a Chan? ¿Y si se cambiaba de habitación? Y si... ¿Ese había un plan para que se avergonzara y terminara por irse?

Felix se detuvo. Oh pero, por supuesto que no, si él creía que se iba a deshacer de esa manera tan fácil de él estaba equivocado. Ahora, era momento de jugar sus cartas también.

Disfrute mucho de este capítulo, espero que les haya gustado 🌾

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mr. feelgood › chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora