Impaciente Maya (en español)

05 - "Mark",

N/A: Este capítulo corresponde a cuando Maya todavía estaba ingresada en el Grey Sloan, así qué por favor...da un salto en el tiempo conmigo para leer este capítulo ;) .

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Durante su ingreso en el hospital, una curiosa Maya solía acompañar a Carina mientras esta última supervisaba a algunos pacientes.

Maya espera por Carina en el pasillo de la planta de maternidad. Su mujer estaba tardando más de lo normal así que Maya dedicó inspeccionar aquella zona del hospital.

—Hola. Soy Mark. ¿Trabajas aquí?

Dijo desde el pasillo un niño de aproximadamente ocho años.

—Hola, yo soy Maya. Y no trabajo aquí. Mi mujer trabaja aquí. Se llama DeLuca.

—¿La doctora Carina es tu mujer? —preguntó gratamente sorprendido.

—Sí, así es.

—¿Y qué haces en esta planta? ¿Estás embarazada?

—Oh, no... Solamente estoy esperando por Carina. Me aburría y decidí conocer esta parte del hospital.

—¿Quieres conocer la zona de juegos que tenemos dónde me quedo ingresado? —propuso un entusiasmado Mark.

—Claro, me encantaría.

***

Aproximadamente veinte minutos más tarde...

—Bambina. ¿Dónde estabas? Te busqué en las tres salas de espera —dijo cuando se encontró con su mujer por uno de los pasillos del hospital.

—Lo siento nena —dijo Maya—, me entretuve en la zona de juegos con algunos niños. Conocí a Mark. Y nos hicimos amigos en estos minutos que estuviste con tu último paciente.

—¿Conociste a Mark? —preguntó sonriente—. Ese niño es increíble. Se ganó el corazón de absolutamente todo el hospital.

—Me dijo que le gustaría ser bombero —dibujó una sonrisa—. Así que ahora Carina DeLuca tiene cómo paciente al posible futuro bombero de Seattle.

Carina frunció los labios cuando escuchó lo que dijo Maya.

—Eso no será posible.

—¿Por qué? Estuve hablando con él y sabe muchas cosas sobre la profesión de bombero.

—Mark tiene cáncer terminal —informó.

La sonrisa de Maya se desvaneció por completo.

—¿¡Cáncer terminal!? —preguntó una impactada Maya. Su rostro se puso más pálido de lo normal.

Carina asintió la cabeza con cara de circunstancia.

—Pero Mark es un niño de... ¿Tal vez siete u ocho años de edad? ¡Eso no es justo para él! —dijo indignada.

—Lo sé, cariño. No es justo para Mark ni para el resto de niños que están aquí ingresados. El mundo está lleno de injusticias...

Maya parecía estar en trance con la información recibida. Su corazón se había quebrado cuando escuchó la enfermedad por la que estaba pasando Mark.

Carina puso una mano sobre el hombro de su mujer haciéndole una caricia.

—Vayámonos, cariño —prosiguió Carina—. Este no es un lugar para demostrar tristeza o enfado. Todos los niños y niñas de esta planta se merecen una actitud positiva y la mejor sonrisa que podamos brindarles. Ya bastante tienen con su diagnóstico...