Capítulo once: • Haz que valga •

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Camila:
Salí molesta de aquella habitación, era cierto que Mario me había invitado a cenar esta noche pero por alguna estúpida razón deseaba con todas mis fuerzas que Lauren reaccionara de otra manera ¡pero no lo hizo! Llegué al elevador tratando de contener mi furia cuando un par de apuestos jóvenes se acercaron a mí.
-¿Vienes sola? .- Podía sentir las miradas lascivas en mi cuerpo, estaba acostumbrada a cada una de ellas así que deje que disfrutaran del paisaje.
-No, mi novia esta esperandome .- Me había encantado decir aquellas palabras aunque era una completa mentira, yo no tenía novia y aunque la tuviera creo que sería incapaz de dejarme ir a cenar sola a un maldito lugar.
-Nosotros podríamos hacerte compañía .- dijo uno de ellos mientras trataba de cerrar mi paso al elevador.
-No es necesario .- Estaba a punto de entrar al elevador cuando sentí una mano tomar la mía con más fuerza de la necesaria, volteé tratando de entender qué es lo que estaba ocurriendo y pude ver la mirada molesta de Lauren sobre uno de los tipos que estaban cerca de mí.
-Creo que ha sido demasiado clara, ¿pueden retirarse?
-O podemos hacerle compañía a ambas .- Uno de los chicos, el que era pelirrojo se acercó demasiado a mi cuerpo haciéndome sentir por primera vez incómoda, intenté poner mi mano para apartarlo pero no fue necesario ya que recibió un enorme empujón por parte de Lauren contra una de las paredes, ella colocó su brazo sobre su garganta mientras le susurraba .- O puedo golpearte hasta que te quedes inconsciente.- El otro chico sacó a su amigo de aquella situación y se dispusieron a bajar por las escaleras, yo estaba demasiado impresionada con la actitud de Lauren. ¿Cómo podía pasar de ignorarme a defenderme en un solo segundo?
-Vámonos antes de que sigas provocando que gane más enemigos de los que ya tengo .- Ella entrelazó nuestras manos y puedo asegurar que todo mi mal humor se disipó en ese momento, estaba jodida, realmente estaba jodida.

Llegamos a la entrada del restaurante que había mencionado Mario hace algunas horas y en todo el deceso Lauren no había soltado ni por un momento mis manos, al llegar a la entrada ella soltó mi mano y colocó un rápido beso nuevamente en la parte superior de mi cabeza .- Que te diviertas, estaré fuera un par de horas .- dijo mientras se alejaba rápidamente. ¿Qué demonios estaba pasando? Estaba a punto de ir tras ella cuando escuche el carraspeo de Mario detrás de mí.
-¿Esperas a alguien más? .- Podía ver lo bien que lucía este hombre, sus hombros anchos que lo hacían llenar por completo su camisa rosa lisa, el pantalón sastre en tonos negros, sus cejas pobladas y su sonrisa seductora era lo que me habían hecho aceptar esta cita en algún punto, pero por alguna razón le faltaba algo para hacerme temblar.
-No, es solo que no creo que pueda ingresar a este restaurante.
-No te preocupes, ya lo he arreglado todo.
Ingresamos al lugar con reservación en mano,se encargaron de darnos la mejor mesa del lugar, lo sabía porque era la misma mesa donde se había sentado Lauren hace algunas horas para esperarme.La puesta de sol ya había pasado y ahora solo podía ver aquel cielo lleno de estrellas.
-¿A qué hora sale tu vuelo? .- Mario parecía conocer todo el menú del lugar ya que no había esperado a ningún mesero para poder ordenar lo que esta noche cenaremos .- ¿Crees que tengamos un momento esta noche? .- Sabía perfectamente lo que estaba buscando Mario y para ser sincera yo también lo buscaba, me encantaba la idea de pasar la noche acompañada de un hombre tan sexy y elegante como él, además necesitaba una razón para sacarme los ojos de Lauren de la cabeza.
-¿Por qué tendríamos que esperar tanto? Podríamos cenar en tu habitación y ahorrarnos todo este protocolo.
-Me encantaría, pero desgraciadamente no cuento con una habitación en este lugar.
Realmente no pensé lo que estaba a punto de decir, Lauren había dicho que saldría por un par de horas lo que resultaba suficiente para tener un encuentro con Mario en la habitación que ella había alquilado. ¡Sabía que era una estupidez! ¡Lo sabía! Mi mente y mi cuerpo lo sabían pero necesitaba de alguna manera dejar de pensar en Lauren Jauregui y por alguna razón esto parecía la mejor opción.
Tomé la mano de Mario y salimos por la puerta trasera sin esperar que la comida siquiera llegará a nuestra mesa, cuando ingresamos al elevador recordé la manera en la que Lauren había tomado mi mano minutos antes y quise olvidar la sensación que había provocado en mí así que impacté mi boca contra sus labios de una manera tan efusiva que estoy segura que si él no se hubiera recargado en una de las paredes del elevador se hubiera ido para atrás. El tomó con fuerza mi cintura obligándome a enredar mis piernas en su cintura, le mostré la tarjeta de repuesto que me había obsequiado Lauren donde traía puesto el número de la habitación para que fuera más fácil para él llegar al destino.
Al llegar a la habitación nos bastó un par de segundos para despojarnos de la ropa que traíamos puesta, sus abdominales se veían tan trabajados que instantáneamente coloqué mis manos sobre ellos .- ¿No crees que debemos ir más lento? .- Mario se había detenido a la hora de retirar su pantalón, yo no era una mujer que le encantará esperar y justamente en este momento lo que menos necesitaba era esperar a que varias imágenes llegaran a mi cabeza.
-Si pienso tan solo un poco en lo que va a ocurrir no pasará nada. Así que haz que valga la maldita pena el haberme retirado de aquella mesa de restaurante.
Mario dejó de pensar y se lanzó sobre mí, la cama de Lauren era completamente cómoda, solo había estado una vez recostada ahí pero podía recordar cada segundo de lucidez, podía sentir nuevamente sus brazos tratando de quitarme el frío y aquella mirada preocupada en su rostro cuando por fin abrí los ojos, no era una novedad que me gustará Lauren Jauregui lo que sí era nuevo era el saber que no podía dejar de pensar en ella, me gustaba su olor y la forma en la que reaccionaba tratando de proteger lo que le importaba, me gustaba como se veía tan ardiente en un traje de baño y saliendo de la ducha, me gustaba todo en ella hasta ese mal carácter que inconscientemente dejaba que controlara todas las situaciones.
-¿Sucede algo? .- Mario había dejado de besarme en algún momento, había perdido la noción del tiempo y la manera en la que la parte superior de mi ropa interior había terminado en la entrada de la habitación, Mario también se encontraba sin calzoncillos recostado a un lado de mi con una cara de confusión total .- ¿He hecho algo mal? Aún ni siquiera lo he intentado y creo que se te han acabado las ganas de hacerlo conmigo.
No quería darle la razón pero era cierto, no tenía ganas de terminar esta noche de esta manera, me recosté a su lado y le coloqué un rápido beso en sus labios iba a comenzar a disculparme cuando la puerta se abrió de golpe revelando la imagen de una Lauren sorprendida, cansada y puedo jurar que hasta decepcionada.

La última oportunidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora