Capitulo treinta: •¿Acaso soy detective?•

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Camila:
Hoy se cumplieron tres meses desde que había decidido tomar los papeles que me había entregado Verónica en mi oficina.

Flashback:
-Disculpen no sabía que su cinismo había desaparecido. Sigues sin cambiar Cabello, solo venía a entregarte estos papeles que llegaron a mi oficina por la mañana - Solté el aire que no sabía que tenía retenido y tomé los papeles que tenía en su mano Verónica.
Abrí aquel sobre y me encontré con una imagen de Lauren caminando por un enorme parque acompañada de un pequeño bulldog ingles, sabía que la fotografía no tenía más de una semana por el parecido que Lauren tenía con la última vez que la vi, ella estaba tomando un café de alguna cafetería que no lograba distinguir. El solo hecho de verla en fotografía había logrado acelerar mi corazón, volteé la fotografía para encontrarme con una nota pegada en la parte trasera de la misma.
"Supongo que ha de interesarte saber donde se encuentra tu prometida y todo lo que ha hecho sin ti, estoy seguro que lo entenderás"
Esta persona se equivocaba, a mi no me interesaba saber donde estaba Lauren o que estaba haciendo a mi, me urgía verla, poder oler su perfume nuevamente, sentir aquella piel contra la mía, escuchar aquella voz que hacía que todo mi cuerpo se paralizara.
"Escríbeme cuando lo entiendas"
Y un correo electrónico al cuál no dude ni un minuto en escribirle. Poniendo en sus manos toda mi esperanza y felicidad.

Fin del flashback
Llevaba tres meses esperando alguna respuesta, pero no había obtenido nada y ya había dejado de creer en los cuentos de hadas, entendía que Lauren se hubiera alejado, me había encargado de herirla y alejarla pero por alguna maldita razón quería que estuviera aquí, que no saliera de su oficina por estar hablando todo el día con Verónica y que toda la empresa le tuviera miedo, prefería regresar aquel día en el que había derramado su bebida sobre mí y que me comprara una blusa nueva para poder remediarlo. Llevaba tiempo jugando con las tarjetas que llegaban en cada uno de los ramos que seguían enviando a mi oficina diariamente, pero por casualidad cada tarjeta traía un par de números que terminaban por repetirse y yo no lograba entender nada y Nick no había logrado averiguar a donde pertenecían aquellas florerías, estaba empezando a desesperarme y darme por vencida.
-¿Puedo pasar? - La puerta de mi oficina se abrió un poco solo para mostrarme el delgado cuerpo de Lucy que sostenía unos papeles en sus brazos.
-Claro, ¿Que sucede Lucy?
-Julia me ha enviado para que autorices la nueva portada de la revista, dice que es urgente sacar los números para que Vogue no nos gané las exclusivas.
-¿Las traes contigo?
-Si, claro - Lucy colocó sobre el escritorio los papeles con la portada de la revista del mes y yo solo me concentré en observar cada detalle de la portada - Me encanta ese juego. no pensé que pudiera gustarte ni un poco.
-¿De qué estás hablando? - Se me había olvidado que Lucy era la persona más rara y ordenada de toda la oficina y a veces no entendía del todo a lo que ella se refería, ignoré su comentario y me dispuse a continuar inmersa en los documentos que tenía enfrente.
-De esas tarjetas, son un juego de pistas exclusivo en Europa - Mi vista abandonó por completo las portadas y se centró en los labios de Lucy.
-Dime más.
-Mi madre me las regaló cuando quiso que me enterará acerca de su embarazo
-No logro entenderte nada - Yo ya había abandonado por completo el análisis de la portada del mes, estaba concentrada en cada palabra que decía Lucía aunque esto sonara más descabellado de lo anterior.
-Si, mi madre mandó a hacer estas tarjetas en las cuales venían diferentes pistas para que yo lograra descubrir que ella estaba embarazada, fue una manera diferente de decirme que iba a tener un hermano. ¿A ti que te han escrito en ellas?
¿Así que se trataban de pistas? ¿No eran solo tarjetas de una florería? - No he logrado descifrarlas - Lucy se acercó más y comenzó a separarlas como si todo fuera demasiado fácil para ella.
-Tienes el mismo tomo varias veces, creo que por eso no habías logrado descifrarlo - Yo no entendía nada de lo que ella estaba diciendo pero deje que continuara acomodando las tarjetas como si eso fuera a darme una respuesta todas las preguntas que tenía en mi cabeza - Al parecer son unas coordenadas.
-¿Coordenadas? ¿y si es número de teléfono?- Lucy había extendido todas las tarjetas en el escritorio formando una especie de rompecabezas por la parte de atrás, al voltearlas daban una especie de coordenadas que no sabía qué significaban. Ella armó los otros tomos que al final seguían dando las mismas coordenadas.
-Si, tienes los mismos tomos está comprobado, los teléfonos no tienen el signo de menos. ¿Por qué no ingresar las coordenadas al buscador? Podría arrojarte una dirección o algo que pudiera interesarte
- 51.565382, -0.18327735 - Tenía razón, no lucía nada como un número de teléfono. Lucy comenzó a ingresar aquellos números en la computadora y una dirección en específico salió "Pergola and Hill Garden" estas imágenes coinciden demasiado con el paisaje de la fotografía de Lauren y el perro. Necesitaba escribirle aquel correo y saber qué era lo que sabía de Lauren y comprar unos boletos a Londres porque no iba a dejar que algo me separara por más tiempo de ella - Gracias Lucy, pero necesito un tiempo a solas. ¿Podrías decirle a Julia que la portada tendré que revisar después?
-Pero - Eché a Lucy de mi oficina y comencé a escribir aquel correo electrónico con esperanza que en esta ocasión si tuviera respuesta alguna.
Lauren:
Llevaba tres meses viviendo en una de las residencias privadas de Pérgola en Londres, había decidido alejarme por completo de toda cosa que me recordara a mi familia, a mi trabajo y sobretodo a Camila, estos meses no habían sido tan satisfactorios como todos lo decían, habían sido difíciles. Alfred había tratado de alguna manera mantener un contacto conmigo pero fue casi imposible, había cambiado mi número de teléfono y la mayoría de mis cuentas de banco estaban sin ningún movimiento, me había conseguido un modesto trabajo en una cafetería del lugar que era demasiado mala para mi gusto, pero no podía quejarme, no quise mostrar mi currículum extenso o dar si quiera mi apellido para obtener algo mejor de lo que tenía en este momento.
Uno de los cambios más significativos que había tenido en mi vida era Wakeful, mi nuevo perro. Era un pequeño bulldog inglés que había adquirido días después de llegar a Londres, él era mi única compañía cada día y no era que las mujeres no se acercarán a obtener algo de mí, lo cierto es que no estaba preparada para algo así por ahora o al menos no con ellas.

La última oportunidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora