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Su nombre es Eli

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Su nombre es Eli.

Podía poner sus largas piernas sobre los hombros de Naib, doblarse casi en dos y algo más.

Sus manos eran hábiles, pero sobre todo insistentes, apresuradas y a menudo raspaban en los lugares equivocados, pero eso era de esperar a su edad.

Se había corrido dos veces antes de que Naib hubiera puesto un condón sobre su propia erección, pero todavía estaba lo suficientemente ansioso como para guiar su longitud hacia sí mismo, ofreciéndose tan bien, tan serio y dispuesto.

Subedar casi había olvidado cómo era el sexo, que no estaba solo mediado por juegos de poder, que querer, que pensar, fricción, completar, más y más y más hasta que el vientre de Eli estaba tan resbaladizo por el sudor. El chico gimió y rogó, tanto que su voz se había vuelto ronca, tan jodido y saciado que sus piernas se deslizaron sin huesos de los hombros de Naib, abiertas y lascivas, completamente despreocupadas por su apariencia casi burlesca.

¿Y por qué lo haría? Eli era joven y hermoso, y durante unas horas gloriosas, le perteneció a Naib.





Se despertó como de un sueño, satisfecho y complacido, su piel desnuda cálida y acogedora contra el colchón. Su pene se arrastró contra un tirón que se dio bajo las sabanas, fuerte pero no tan desagradable. No tenía urgencia, ni necesidad apremiante, pero todavía había una insistencia lenta y silenciosa que se negaba a disminuir.

¿Qué había hecho? ¿Y que estaba haciendo él?

Un calor húmedo lo envolvió, lánguido, exploratorio, y Naib se lo permitió, empujando las sábanas y acunando momentáneamente una mejilla regordeta, alisando el cabello oscuro y revuelto, dejando que el ritmo lo arrullara con placer, dejar que lo irritara y estallara en deseo, empujando luego sus dedos entre los labios ya ocupados con su hombría, dejando que sus caderas y dedos embistieran suave y superficialmente hacia la fuente de calor húmeda. Los labios de Eli se abrieron, jadeando, calentando los dedos resbaladizos y la lengua lamiendo sus falanges con delicadeza. Su mano tomó el lugar de su boca, bombeando lentamente, y cuando Naib apartó sus dedos, trazó una línea lasciva desde el hueso de la cadera hasta la nalga ajena, rodeando la entrada y sumergiéndose dentro, provocando, repitiéndolo hasta que Eli gimió y empujó hacia atrás, con la mano quieta y la erección olvidada.

Consigue un condón y móntame.

Pero el menor no podía resistir con sus dedos jugando dentro de él, moldeando y estirando tan bien, no pudo evitar empalarse en ellos, moviéndose hacia atrás una y otra vez y sí, sí, así, un poco más, oh, ni siquiera se había dado cuenta de que sus codos se habían derrumbado, que estaba boca abajo y respirando el olor de Naib, solo necesitaba esos dedos más profundos, necesitando... se movió, frenético, estando tan malditamente cerca, más estos se retiraron tan abruptamente que gritó y gritó más fuerte cuando la mano entera cayó sobre su trasero abofeteando la carne, el dolor sacudió su sistema, haciendo que le dolieran los pezones.

❝ 𝗠𝗶 𝗲𝗱𝗮𝗱 ⌜ ɪᴅᴠ - ɴᴀɪʙᴇʟɪ ⌟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora