Capítulo 26

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Lo que hoy siente tu corazón, mañana lo entenderá tu cabeza. – Anónimo.

***

Ambos se dirigían al "Destiny" entre risas y miradas confidentes. Dorian conducía deseoso de llegar al lugar donde se dejarían llevar. Las termas era un sitio privilegiado, donde no todos podían acceder, pues había una norma básica que era llevar más de cinco años asistiendo con asiduidad al local. Su única finalidad era que las personas que entrasen a esa área estuvieran plenamente concienciadas de donde estaban y ante todo que respetasen a cada miembro que accedía a él. La higiene ahí arriba era esencial, por eso antes de acceder estaban obligados a darse un baño con un jabón neutro que el propio club brindaba. Melanie no cumplía el primer requisito y Dorian era consciente de que ella no podría acceder por decisión propia, pero iba de acompañante y aquello era diferente. Los miembros del club que tenían acceso sabían que, en numerosas ocasiones, las personas intentaban acceder de esa manera, pero todos eran conocedores de que, si subían a alguien, debían hacerlo bajo su responsabilidad. Por lo que muy pocos arriesgaban. De hecho, si sus encuentros sexuales hubieran estado condicionados única y exclusivamente a los que habían tenido dentro del "Destiny", ni siquiera se lo habría planteado, pues se podían contar con los dedos de una mano. Él solo había accedido una vez y había sido con Kristal.

Entraron cogidos de la mano y Dorian barrió el local con la mirada en busca de su gran amigo Enzo. Últimamente no coincidían allí, aunque este le aseguraba que iba casi todas las noches, incluso le había dicho que la última vez, le vio acceder con Melanie, por lo que, o él estaba ciego o su amigo ya se encontraba en una de las salas. No obstante, la realidad era otra muy diferente. Llevaba varios días, o mejor dicho, noches, postrado y haciendo guardia en el exterior de la casa de Kiara. Sabía que la documentación de su divorcio estaba, pero desconocía cuando iba a comunicárselo a su marido, por lo que había tomado la determinación de dormir por las mañanas que era cuando ella se encontraba trabajando y vigilar por las noches, donde sin duda, ambos coincidían en el interior.

Melanie visiblemente nerviosa, entrelazó sus dedos, con los de Dorian. Este la parapetó con su cuerpo y la dirigió hacia las termas.

—Cariño, tranquila.

Ella asintió y simplemente se dejó encaminar por ese cuerpo masculino que con un simple roce la hacía suspirar. En la puerta había un hombre de seguridad, que inmediatamente reconoció a Dorian, este hecho un pequeño vistazo a la chica menuda que lo acompañaba y sonrió bribón.

—Conoces las normas —murmuró con voz tosca.

—Lo sé —admitió encajando a su compañera contra él —. Ella también, la expondré ante todos y dejaré que la disfruten antes de que pueda hacerlo yo.

—Pasad y encárgate de lavarla bien.

Melanie sintió un escalofrío al escucharlos hablar. ¿Exponerla era una norma? ¿Qué iba a encontrase ahí dentro? Tanto secretismo comenzaba a pasarle factura y si no fuese porque Dorian la tenía firmemente agarrada, al tropezarse hubiera terminado empotrada contra el suelo. En cambio, él tensó su brazo con fuerza y la mantuvo pegada a su cuerpo.

—Todo irá bien —murmuró en su oído.

Ella intentó salivar mientras sus pies avanzaban por un estrecho pasillo que desencaminó en un reducido vestuario con una hilera de taquillas y duchas que eran muy similares a la de la sala de los espejos. Esta vez, Dorian la desnudó. La sentía temblar entre sus brazos, por lo que comenzó despojándola de la blusa azul, los zapatos, las mallas, hasta dejarla completamente en ropa interior. Después fue él quien se desvistió y se quedo desnudo ante algunos miembros del club que también se preparaban para acceder. Melanie le miró compungida y fue ella quien decidió quitarse el fino encaje.

Bailando con la traición | Erótica + 18 | Parte 1/4 Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora