Capítulo 16

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A medida que nos íbamos acercando a la, abierta, puerta mi miedo crecía. Alex, en cambio, estaba más emocionado que un niño con un caramelo; y es que, siempre había sido así desde pequeño. Siempre que decía, yo, no él decía sí. Siempre intentaba que fuera más atrevida. Al estar en frente a James pude ver su mirada de confusión.


-Cenamos aquí -Anunció Alex sonriendo -.


Lo miramos sorprendidos mientras que él hacía de lado a su hermano para pasar dentro del domicilio. Cogí aire y suspiré cerrando los ojos. Al abrirlos vi que James seguía a mi lado. Agachó un poco la cabeza para mirarme.


-¿No ibais a ir a un lugar a cenar? -Cuestionó un tanto extrañado -.

-Eso parecía, pero parece que ha cambiado de opinión -Mentí -.


No iba a decirle que su hermano quería que me quedara allí para declararme, algo que no quería que pasara. 
James me sonrió y me dejó pasar primero. Cogió mi mochila y la dejó apoyada en la pared. Caminé por la entrada hacia el pasillo y entré en la cocina viéndome a Alex fumar y bebiendo una lata de cerveza, la cual James nunca acabó. Me sonrió pícaro a lo cual le di una mirada amenazante. 


-Aquí no se fuma -Escuché, a mis espaldas, con seriedad -Es la política del alquiler -Explicó -.


Vi a Alex poner lo ojos en blanco mientras caminaba hacia nosotros. Le dejamos pasar y camino hacia el salón.


-Iré al balcón -Informó levantando la voz -.


Escuché a James suspirar y anduvo al ventanal de la cocina para abrirlo. A mi mente llegó las palabras de Alex sobre declararme, pero mientras más intentaba alejar ese pensamiento más se removía algo dentro de mi estomago. Giró su cabeza mirándome a mí. Le sonreí intentando ocultar mi nerviosismo, a lo que él me la devolvió haciendo que mi tripa diese un vuelco y que mi nerviosismo aumentase. 


-Voy a fumar -Avisé rápidamente evadiendo aquel problema, él -.


Él asintió con la cabeza. Caminé con rapidez hasta el salón viendo la puerta, corredera, del balcón abierta, a lo que entré sintiendo un olor desagradable: maría. 


-Que peste -Anuncié con asco -.

-¿No fumas? -Me preguntó sorprendido y la que estaba sorprendida era yo de que él fumase -.


No iba a perder mis tres años limpia de toda sustancia estupefaciente.


-Ni muerta -Me senté a su lado -Dame un cigarro -Ordené desanimada -.


Sacó una pitillera de metal y la abrió poniéndola en frente de mí para cogerle uno y ponerlo entre mis labios. Mientras buscaba un mechero él encendió uno prendiendo aquel cigarro. Aunque no se pareciesen, físicamente, entre ellos si tenía muchas cosas en común y una de ellas eran sus comportamientos. Inhalé aquel humo y al expulsarlo apoyé mi cabeza en su hombro sonriendo. Pero poco duró mi sonrisa al notar mi móvil vibrar. Lo saqué de mi bolsillo y vi en la pantalla el nombre de mi madre.


"Galatea contéstame de una vez" "Es urgente"


-Tu madre también tiene un poco de razón -Habló comprensivo -No puedes negar que mi hermano fuese un hijo de puta contigo hace ocho años atrás -.

-Pero es mi problema si quiero pasar mi tiempo con él -Avisé un poco seria -Y nunca he dicho que se me haya olvidado lo que me hizo -.

-Es tu decisión -Volvió a fumar de su porro -.


Vi la lata de cerveza y tiré la ceniza en ella, al igual que Alex. No estaba segura de lo que sentía por James, pero estaba hasta los ovarios de todo aquel que sabía nuestro pasado se interpusiese. Escuché los pasos de James acercándose a nosotros y pude sentir como entraba al balcón. Alcé la cabeza para mirarlo y su rostro se podía ver confusión y asombro al mismo tiempo que veía fumar a su hermano de aquello.


-¡¿Estás fumando maría en mi balcón?! -Exclamó furioso -.

-¿Tampoco fumas? -Se sorprendió -.

-Hace tiempo que dejé las drogas y en ese grupo entra la marihuana también -Informó enfadado -En este sitio no se permite la entra de sustancias estupefacientes -.

-Pareces papá -Tiró el canuto dentro de la lata con rabia -.


Mi intención era no decir palabra alguna, pero aquello que dijo James me sorprendió. ¿De que tipo de drogas hablaba? 


-Estoy haciendo merluza con verduras -Informó intentando ocultar su enfado -.

 
Miré a Alex preocupada. Hacía mil años que no comía pescado, y no porque no comiesen en mi casa, que casi todos los días se comía, sino porque no me gustaba. Le cogí asco el día que cambiaron, en el comedor escolar, a James de mesa y lo pusieron a mi lado. De ver que al ir a beber mi vaso, este estaba lleno de panga desmigada mientras flotaba en el agua, me dieron tales arcadas que al subirme el vomito a la boca tuve que echarlo en sus pantalones. Sabía perfectamente que había sido él, ya que me lo confesó mientras intentaba pegarme a la media hora de aquello. Alex parecía que se divertía al ver mi expresión, incluso se rio.


-A Galatea no le gusta el pescado -Confesó carcajeándose -.

-¿Quieres que te haga otra cosa? -Preguntó, James, preocupado -Tengo pollo, verduras, si eres vegana te puedo hacer algo con soja texturizada -Me informó y  pude notar que estaba nervioso -.

-No, tranquilo, sí que me gusta -Mentí con una sonrisa -.

-¿Estás segura? Sabes que puedo hacerte algo diferente -Volvió a repetir -.


Le sonreí y le negué con la cabeza.


-Bueno, si cambias de opinión, estoy en la cocina -Parecía preocupado por su tono de voz -.


Se alejó de nosotros y sentí un pequeño golpe en mi brazo haciendo que me girase a ver al culpable.


-Pero si no te gusta nada que venga del mar -Expresó asombrado -.

-No voy a hacer que tu hermano me prepare una cena adrede por que algo a mí no me gusta -Aclaré y entonces se me vino a la mente las palabras de James -¿Tu hermano también fumaba maría? -Cotilleé intranquila -.

-Y más cosas -Soltó una pequeña risa -Estuvo internado dos veces porqué estaba enganchado a la heroína, al éxtasis, a la coca y muchas más -Se puso bastante serio el ambiente -.

"Hace año y medio nos llamaron del hospital. Iba de camino al trabajo con el coche y momentos antes se había inyectado heroína -Cogió aire y se mordió el labio -Desde que pasó aquello el día que me dijiste que ibas a repetir, le deseaba la muerte -Se calló y empezó a ponerse pensativo -Pero al verlo en aquella camilla lleno de heridas y entubado, me hizo pensar que no merecía morir. Nunca creí que iba a pedirle ayuda a Dios, pero lo hice -Tragó saliva y soltó aire -Me salté clases incluso para estar con él. Pasaron semanas y no despertaba. Y cuando pensé que mis deseos malignos hacia él se habían cumplido lo escuché llorar por segunda vez en toda mi vida. -Empezó a llorar, me sorprendió todo aquello que me contaba, nunca pude creer que James llegase a estar tan enganchado a las drogas -Despertó de aquel coma llorando y pidiendo perdón -Se limpió las lágrimas y sorbió por la nariz -A los pocos días nos enteramos que se estaba intentando quitar la vida lentamente con las drogas -Estaba arrepentido, se le notaba en la mirada -Se dejó las drogas de golpe y empezó a ser más cercano con la familia -Esbozó una sonrisa -Y ahora es el James que conoces gracias a aquello, por eso te pido una cosa -Me miró y pude presenciar tristeza en sus ojos -."

-Lo que me pidas -Dije con total sinceridad -.

-No te vengues, no lo hagas por él, hazlo por mí -Su voz temblaba -No quiero verlo otra vez en estado de adicción total -Confeso dolorido -Le gustas muchísimo, y lo noto porque siempre que va a casa de mi padre o de mi madre solo habla de ti -Sonrió mientras lo decía, pero mi corazón dio un vuelco ante aquellas palabras -.


¿De verdad quería vengarme de James? Aquella pregunta resolvió mis dudas ante el trabajo de filosofía. Sonreí sorprendida al saber como redactar aquel trabajo. Le abracé con fuerza y me levante de golpe al separarme de él. Corrí hacia el pasillo y me arrodillé para abrir la mochila y sacar el portátil. Fui a la habitación de James, me senté en la cama con el ordenador encima de mis muslos y lo encendí. Abrí un documento en blanco y me puse a escribir. James si merecía perdón, quién no lo merecía era el yo de su pasado. Una persona en su pasado puede ser la más hija de puta del mundo, pero con el tiempo ser la más maravillosa que podrás conocer en tu vida. A demás, a mí me perdonaron. Me perdonaron los robos, las peleas, las discusiones, todo. Nadie está libre de pecado en este mundo.


-¿El trabajo de filo? -Escuché la voz de James haciendo que volviese a la realidad -.

-Ajá -Confirmé contenta y levanté la mirada viéndolo apoyado al marco de la puerta cruzado de brazos -.

-No lo merezco, ¿estoy en lo cierto? -Sonrió y se mordió el labio -.

-Ya leerás el trabajo -Estaba tímida -.

-Vale -Rió y se acercó a mí -La cena está lista, ¿estás segura que no quieres otra cosa? -Volvía con el mismo tema -.

-Segura -Exclamé divertida -.


Me sonrió y noté a mi corazón brincar. Pero aquel momento duró poco al escuchar la puerta principal abrirse. 


-Me ha surgido una emergencia, tendréis que cenar solos -Escuchamos la voz de Alex fingiendo inocencia mientras cerraba la puerta-.


Cuando quería putear lo hacía estupendamente. Vi a James suspirar.


-Anda dime la verdad, ¿qué te ha dicho para que volvieses a subir? -Preguntó avergonzado -Te ha contado lo de las drogas, ¿verdad? -Dijo arrepentido -.

-Sí, pero eso no es lo que me ha hecho subir -Confesé con pánico -.


Era el momento. Un momento al que me negaba que llegase. Bufé nerviosa al no poder ocultar la verdad.


-Me ha hecho subir por una tontería -Reí falsamente -Es que -Algo en mi garganta impedía que dijese palabra alguna sobre aquello -Pues mira -Volví a callarme -.


Bajé la mirada pasmada al no poder pronunciar lo que de verdad sentía por él. Aquella impotencia hizo que mis ojos se llenasen de lágrimas. A lo mejor era muy rápido confesarle mis sentimientos.


-Da igual -Hablé absorta por mi negación -.


Noté como cogía el portátil y lo vi dejarlo encima de la cómoda. Se acercó a mí y se arrodilló cogiendo mis manos. 


-Quieres vengarte por lo que te hice -Sus palabras mostraban tranquilidad -Y mi hermano te ha contado lo que me pasó y ahora estás dudando -.

-No, joder, no es eso -Negué histérica -.


Parecía que ya entendía lo que pasaba. Lo vi abrir los ojos sorprendido mientras me miraba horrorizado. Pestañeó varias veces abriendo y cerrando la boca intentando saber que palabras decir. Aquel momento me hizo recordar la primera vez que me declaré, recibiendo un no por respuesta. Mis lágrimas caían a mares mientras intentaba que no se notara fingiendo una sonrisa. Lo mejor que podía hacer era irme. 


-Mejor me voy -Hablé intentando animar mi voz -.

-Espera, yo también necesito decirte algo -Anunció desesperado -.


Era mejor irme que quedarme como una imbécil a escuchar que lo mejor que podíamos hacer era ser amigos. Negué con la cabeza y me levanté de la cama apartándolo. Él se levantó y asintió con la cabeza. El sonido del timbre nos desconcertó. Miré a James extrañada. Se dirigió a la puerta de la entrada. Lo seguí limpiándome las lágrimas de mi rostro. Cuando abrió la puerta vi a la persona que menos quería ver: mi madre. A su lado estaba el padre de James. 


-A casa -Ordenó mi madre hacia a mí -.

-No -Negué molesta -Hasta el coño estoy de que me niegues verlo. Eres igual que la familia del papa, que ahora no se hablan con él porque se casó contigo y no con la mujer que tenían apalabrados -Hablé furiosa -.

-No te está recogiendo por él, ha venido a por ti por la alerta roja de tormenta -Explicó Ángel preocupado -Aunque la tormenta empezará mañana -Se encogió de hombros -.


 Miré a mi madre con el ceño fruncido. Sabía perfectamente que no solo estaba allí por eso. 


-Podrías contestar al teléfono -Avisó mi madre molesta -.


Fruncí el ceño y asentí. Escuché el tono de llamada de un móvil, me giré viendo a James poniéndoselo en la oreja. 


-Sí, me acabo de enterar -Empezó a hablar -.


Mi madre se acercó a mí. Me parecía rara y no caía en el porqué hasta que me di cuenta de su pelo, estaba suelto. 


-Tu padre estará hasta pasado mañana en la prisión, sus compañeros se irán mañana bien temprano por la tormenta, solo se quedarán él y tres compañeros más. Y tu hermano va a dormir con la abuela. ¿Quieres pasar tiempo con él? -Señaló con la cabeza a James, el cual seguía hablando por el teléfono -.


Negué con la cabeza. Lo que menos me apetecía era quedarme con él y más sabiendo que si me quedaba me iba a decir que no me veía como alguien más que una amiga.


-Sabes que mañana tendré que ir al hospital bien temprano por el trabajo, los pacientes necesitan ayuda; estarás sola en casa -Informó comprensiva -.


Enarqué las cejas, no sabía que le pasaba.


-¿Cómo sabes dónde vive James? -Pregunté extrañada -.

-Llamándome -Contestó Ángel -Piensa, James no va a querer venirse ni a mi casa ni a la de su madre, y tú vas a estar sola en casa -.


Me giré a ver a James colgando la llamada. Nos miró sorprendido al vernos cuchichear entre nosotros.


-Lucas se queda en casa de su novia hasta que pase la tormenta -Comentó mirándome -¿Quieres que te ayude con la mochila? -Me preguntó un tanto apagado -.

-James -Habló su padre llamando nuestra atención -Tú no vas a ir ni a casa de tu madre ni a la mía y ella va a estar sola, ¿no será mejor si pasáis más tiempo juntos como vosotros queríais? -.


No sabía que mierda había pasado con nuestros padres, era como si alguien les hubiese lavado el cerebro. 


-Si ella quiere quedarse claro -Esa no era la respuesta que quería que dijese James -.

-Da igual, me voy a casa y así acabo de hacer el trabajo -Estaba dolida -.

-Puedes acabarlo aquí, a demás, trata sobre mí -Expresó orgulloso -.


Miré al padre de James y tenía una expresión bastante confusa en su rostro.


-Tu amigo el filósofo -Sonrió con sorna y luego me miró a mí -Quédate -Parecía que me estuviese rogando y la verdad, eso era lo que quería oír -.

-Me quedo -Dije exhausta, pero en realidad estaba tirando cohetes en mi cabeza -.


Después de que mi madre toquetease mi móvil para ponerle un tono de llamada distinto a su contacto y que me repitiese, mínimo ochenta veces, que si pasaba algo la llamara; se fueron dejándonos solos. No sabía que decirle pero esa conversación tenía claro que no la iba a empezar yo.


-No puede gustarte la persona que arruinó tu infancia -¿Me estaba regañando? -¿Sabes lo mal que va a salir esto? -Preguntó temeroso -.

-Hay que intentarlo -Me encogí de hombros -Claro, si tu quieres -Dije de recochineó -.


Él sonrió y cerró los ojos contento. Nada más los abrió se acercó a mí robándome espacio. Se puso de cuclillas y me miró a los ojos.


-Es que eres muy enana -Se burló -.

-Serás imbécil -Reí -.


Vi su sonrisa y no pude contenerme, lo besé.

Sí, eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora