Capítulo 8

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Íbamos caminando por ese suelo, encerado y blanco del supermercado, mientras, él, sujetaba el carro. Nuestra última parada era la perfumería del recinto. Miré algunos de los lotes de colonia de niño más baratos. Ya tenía en mente el precio de todo lo que llevaba en el carro y superaba los 18 euros, por eso mismo tenía que buscar algo por menos de 2 euros para que me llegara a todo.

-¿Pasa algo? -Preguntó James, a mis espaldas mientras parecía intuir, mas o menos, la situación -.

-No, solo me decido por cual coger -Le mentí algo nerviosa -.

Me mordí la uña de mi dedo índice mientras miraba los precios. Parecía que mientras más miraba los precios se elevaban. James se acercó un poco a las colonias y empezó a mirarlas, estiró un poco su brazo y cogió uno de los lotes que había allí. Cuando miré el precio podían ver como se me quitó el color del cuerpo.

"¿¡QUÉ COÑO HACE!?".

No podía permitirme algo de ese precio y menos con 20 euros.

-¿Pasa algo? -Preguntó cogiendo el carro -.

-James -Tragué saliva -No pue... -Dejé de hablar por que me había interrumpido -.

-No lo vas ha pagar tú -Sonrió mientras me miraba a los ojos -.

Todas mis extremidades temblaron y enseguida me puse seria nada más me dio la espalda para dirigirse a la caja. Le seguí mientras esperaba a la cola. Me puse a su lado y vi como sacaba su móvil para empezar ha escribir algo.

"¿Con quien hablará?".

La cola avanzaba lentamente y así que opté por mirar que había comprado la gente y calcular más o menos los precios. Al llegar nuestro turno James empezó a poner, en la cinta mecánica, lo que habíamos depositado en el carrito y sacó de su bolsillo derecho una pequeña cartera de color azul. La cajera le sonrió y seguidamente empezó a pasar los productos por la caja; la pantallita blanca, al acabar marcó un total de 26'51 €. Suspiré y James sacó de su cartera una tarjeta blanca para pasarla en el lector de tarjetas mientras yo guardaba la compra en una bolsa grande. Mientras salíamos del supermercado James me cogió la mano en la que llevaba la bolsa y me la cogió para llevarla él.

-¿Qué haces? -Le pregunté y me crucé de brazos -.

-Llevar la compra -Sacó una cajetilla de cigarros para seguidamente sacar uno de ellos y llevárselo a la boca-.

-Te devolveré el dinero, es que mi madre me lo controla -Le expliqué -.

-Tranquila, no hace falta -Sonrió -Debiste hacer una buena compra para que te controlen -Rio y expulsó el humo del cigarrillo -.

Saqué el teléfono y se lo mostré. Se quedó callado mientras miraba, atento, el móvil.

-Pero, si hace tres meses que salió -Exclamó -.

-Al igual que dieron las becas -Expliqué sonriendo -Es que todos lo tenían -.

-Entonces, ¿si todos se tiran por un puente, tú también? -Me reí ante aquello -.

Volvió a inhalar del cigarro. Seguía fumando y parece ser que no quería quitarse el vicio. La verdad que al verlo me apeteció uno y parece ser que él lo captó.

-No -Dijo serio mientras guardaba la cajetilla en uno de los bolsillos -.

-¿Qué? -Me hice la tonta pensando en que no sabía a que se refería -.

-No te pienso dar un cigarro sabiendo como tienes los bronquios -Sacó un mechero morado de su bolsillo trasero y se volvió a encender el cigarro que estaba a punto de apagarse -Sé de sobra que fumas, me lo han comentado algunos profesores -Me miró con una mirada totalmente seria -Que te ponías a fumar en los baños del instituto, fuera antes de entrar, en el pasillo del patio -Empezó a nombrar todos los sitios -.

Sí, eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora