Capítulo 11

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Me dirigí a la entrada, con algo de pánico, para coger el telefonillo y ponerlo en mi oreja. Mi respiración era más agitada de lo normal y seguramente puede que la persona que me escuchara pensara que tenía una enfermedad respiratoria.

-Galatea -Apareció mi hermano pequeño por detrás mía -¿Vas a abrir? -Preguntó y se puso el dedo pulgar en la boca -.

Tragué saliva y asentí con la cabeza.

-¿James? -Me temblaba la voz -.

-Sí. ¿Abres? -Su voz ronca puso toda mi piel de gallina -.

Hice una onomatopeya y pulsé el botón de abrir la puerta de la portería. Me mordí la uña del pulgar mientras esperaba a que acabara de subir. Mi respiración estaba agitadísima. Cuando escuché un golpe en la puerta principal y mi cuerpo se sobresaltó.

-Galatea -Me llamó mi hermano pequeño -Abre -Ordenó con mucha autoridad para la poca edad que tenía -.

Suspiré, estiré mi brazo derecho y con mi mano giré el picaporte para abrir la, pesada, puerta. En el pasillo de las escaleras estaba él; vestido con unos pantalones vaqueros, oscuros y anchos de pierna. Con una camisa, de rayas azules, pegada a su torso. Venía con la respiración agitada, lo más probable que fuera de subir cuatro pisos a pie y sin ascensor. Mientras su pecho subía y bajaba él me miraba sonriendo. Le dejé pasar, a lo que él se abanicó intentando coger el aire.

-Hay ascensor... -Le dije mientras me mordía la uña del pulgar-.

-Enana -Susurró mientras se acercaba a mí -El ascensor está estropeado. No bajaba -Me informó controlando su respiración -.

Sonreí divertida mientras él me miraba a los ojos. Mi hermano nos miró, alzando su cabeza, y empezó a gritar emocionado. Lo miramos medio asustados por culpa del grito que había pegado segundos antes.

-Galatea tiene novio -Empezó a cantar mientras iba corriendo al salón -.

Abrí los ojos sorprendida y James soltó una pequeña risa. Lo miré, incrédula, y fruncí el ceño mientras se acercaba más a mí. Puso su mano en mi cabeza y me revolvió el pelo haciendo que me enfadara y le apartara la mano con brusquedad. Odiaba con toda mi alma que me tocaran el pelo, y lo peor de todo que él lo sabía. Pero no sé el porqué ese contacto me gustó. Nos dirigimos al salón y todas las miradas fueron para nosotros dos. Me sentí muy pequeñita en esa situación. Pude notar como James se tensó al ver la mirada seria de mi padre. La respiración de mi padre fue haciéndose más pesada y James tragó saliva. Yo me senté en el sofá, que había pegado a la pared, esperando a que mi padre no se abalanzara hacia James. Mi hermano estaba a mi lado. Desbloqué mi teléfono y conecté unos auriculares para ponérselos a él. Accedí al navegador de vídeo online y le puse dibujos. Lo que menos quería es que mi hermano se enterase de mi pasado.

-Quisiera pedirles perdón -Habló al fin -.

Todos los adultos miraron a James, que seguía de pie, mientras yo cruzaba mis brazos a mi pecho. En ese momento a la que se le hacia la respiración pesada era a mí.

-No me porté bien con su hija. Y sé -Su voz empezó a hacerse a entrecortársele -Sé muy bien que su hija tuvo muchos intentos de suicidio por mi culpa. Le hice la -En su voz se podía notar que sollozaba -Le hice la vida imposible solo para -Sorbió por la nariz -...hacerme sentir bien -.

Los llantos de James empezaron a hacerse notables en el salón. Yo, por mi parte, no quise mirarlo, aún sentía bastante odio hacia él. Mi mirada se quedó fija en el suelo.

-¿Crees que te vamos a perdonar después de que mi hija haya intentado suicidarse 3 veces por tu culpa? -Habló mi madre -O cuando la forzaste a beber lejía. ¿Sabes cuántas veces recé para que mi hija saliera viva? -Dijo mi madre al borde del llanto -Mi hija ha crecido sin una buena infancia, ya que se la pasó toda en hospitales ingresada o en terapias, por que según ella nadie la quería -Mi madre empezó a elevar la voz -.

-Señora lo sie... -.

-No he acabado -Avisó mi madre -Mi hija sigue teniendo traumas por todas tu bromas de mal gusto. Y si no te lo crees puedes mirar todo su cuerpo lleno de cicatrices -Le espetó mi madre con rabia -No sabes lo que es que tu hija escriba con diez años que quiere acabar con su vida... o peor aún... -Tragó saliva y suspiró -Volver de comprar y verte una ambulancia en la puerta de tu casa por que tu hija se había intentado suicidar tirándose por la ventana de su habitación que daba al solar... ¡Mi hija solo quería ser tu puñetera amiga! -Acabó gritando -.

Esta vez no iba a ser mi padre quien le metería una bofetada... Cuando menos lo esperamos el sonido, de la mano de mi madre contra la cara de James, retumbó por las paredes. Miré a mi madre pasmada por lo que acababa de hacer.
James suspiró y tocó mi hombro con su mano derecha.


-Sé que usted nunca me perdonará... pero su hija me importa más de lo que se imagina -Su voz era más tranquila y pude notar que sonreía -Su hija es maravillosa, ha salido a delante después de todo el infierno que ha vivido... -Suspiró -Sé que ella no me va a perdonar así por que sí, pero quisiera... -Hizo una breve pausa -Quisiera pasar tiempo con su hija... -.

Sí, eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora