Capítulo 4

200 93 62
                                    

-Bien, Galatea... -Acabó de apuntar unas notas en su libreta -Hemos acabado la sesión de esta semana. Acuérdate, todo lo malo que te pase, escríbelo para la semana que viene -Dijo el doctor Mairlen levantándose para abrirme la puerta-.

Al salir de la consulta saqué el teléfono y me dispuse a caminar mirando las redes sociales. Algo, mejor dicho, alguien, hizo que me chocase con él. Nuestros móviles salieron disparados mientras nosotros caíamos al suelo.

-Perdón, no miraba por donde iba -Escuché una voz masculina -.

-Tranquilo, ya somos dos -Reí -.

Él se levantó primero y se acercó a mí para ayudarme. Le agradecí con una sonrisa. Recogí mi móvil y me aseguré de que no tenía ninguna parte rota. Habían veces, que pensaba que ese teléfono estaba hecho de cemento.

-Oh, no -Escuché al chico hablar horrorizado -James me va a matar -Habló con nerviosismo -.

A lo mejor era cosa mía, pero muchos James no conocía yo aparte de él.

-¿Alex? -Pregunté llamando la atención del muchacho castaño-.

Él asintió a punto de llorar. Su teléfono estaba hecho un cristo.

-No llores -Me acerqué a él -En mi barrio te lo pueden reparar muy baratamente -Intenté calmarlo -.

-Es que era nuevo de ayer -Lloró desesperado -.

Intenté no reírme. Hacía mucho tiempo que no sabíamos el uno del otro, pero seguía siendo igual de torpe que de niño.

-Mi hermano me va a arrancar la cabeza -Confesó aterrorizado -.

-Mira, hablaré con James y asumiré toda la responsabilidad -Solté sin pensar -.

El castaño me observó con los ojos abiertos como platos y la boca abierta para después cerrarla.

-Pero no te conozco -Sorbió por la nariz -.

-Claro que me conoces -Sonreí -Soy Galatea -Confesé con el ego por las nubes -.

-No me jodas -Se abalanzó abrazándome -¿Qué haces aquí? -Preguntó sorprendido olvidando por completo su problema con el móvil-.

-Terrores nocturnos -Confesé sin darle mucha importancia -¿Y tú? -.

-Ansiedad -Sonrió -Debo de hablar un momento con el doctor para que me renueve la medicación -Me informó -Si quieres podemos ir a tomar algo y nos ponemos al día -Parecía feliz -.

Yo asentí sonriendo. Él era el único hombre en el mundo, aparte de Rubén, capaz de hacerme feliz. Me volvió a abrazar y se dirigió a la consulta. Guardé el teléfono en mi bolsillo trasero y me apoyé en la pared esperándolo. A los pocos minutos salió con los ojos rojos y las mejillas mojadas. Había llorado, pero se acercó a mí con una sonrisa en la cara.

-Ya está, mañana las tengo que recoger -Me avisó con total tranquilidad -.

Asentí sonriendo. Salimos de allí y empezamos a caminar buscando algún bar.

-Bueno, dime, ¿novio? ¿novia? ¿casi algo? -Empezó a interrogarme -.

-A ver -Me reí -Desde hace tres años que estoy soltera y no quiero nada con nadie -Confesé no muy convencida de aquello -.

-Pero, sigues virgen, ¿verdad? -Estaba asustado -.

-Chan chan chan -Hice énfasis para que hubiese más misterio -No, la perdí con el único novió que he tenido y de eso ya hace cuatro años largos -Reí -Explícame eso del móvil con tu hermano -Puse el modo cotilleó -.

Sí, eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora