➸ 𝑻𝒓𝒆𝒔

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Marceline Abadeer:
Él tercer concierto fue un poco diferente, antes de iniciar él concierto, algunas fans entraron al camerino para conocerme y presté atención a ellas, a ver si la chica misteriosa estaba ahí pero ninguna mostró nada y ninguna tenía ni una carta rosada, bufe de frustración. ¡Quiero conocerla ya!
Unos minutos después él concierto empezó, traté de prestar más atención y ver algo qué me diera indicio qué ella estaba ahí pero no encontré nada y volví a bufar de decepción.

Al entrar al camerino busqué la carta rosa y me lleve la enorme decepción de qué no había ninguna carta, ¿Ya no recibiría más? ¿Habrá estado ocupada y no pudo asistir al concierto? ¿O habrá alguna razón por la cuál no dejó carta está vez? Dejé de pensar en aquello, esperaba qué habrá sido qué tuvo algo qué hacer y por eso no dejó su carta. Así qué desvíe mi pensamiento de ello y compuse música por un rato.

Al día siguiente me encontraba flotando por ahí, trataba de buscar un lugar tranquilo para seguir componiendo canciones, con una mano en la sombrilla y él bajó detrás de mí espalda. Llegué a un lugar con mucho bosque y a varios metros de mí me encontré a una chica rosada, vestía una bata blanca y anotaba cosas en una libreta, fruncí él ceño nunca había visto o conocido a una chica qué fuera así de interesante. Normalmente las personas que conozco son más fiesteras y no se interesan por las cosas simples pero esta chica por alguna razón le es más interesante analizar las hojas de ese árbol, ella es extrañamente interesante. Me quedé viéndola por algunos minutos supongo qué sintió mi mirada porqué volteó y en ese momento ella me pareció la chica más hermosa qué he visto en toda mí vida, caí en cuenta qué tenía puesto anteojos y su cabello rosa estaba atado, me mostró una pequeña y linda sonrisa y por alguna extraña razón me sonrojé. Decidí quedarme debajo de un árbol y ahí a varios metros de mí aquella chica, me puse a componer mis canciones, de vez en cuándo la miraba dé reojo y sabía qué moría por saber su nombre, moría por escuchar él sonido de su voz o de su risa, moría por tener su mirada en mí y sólo en mí.

Me di cuenta qué escribí una canción sobre aquella chica pero decidí qué no la cantaría en vivo por el momento, tal vez más adelante sí. Perdí la noción del tiempo y cuándo volví a voltear para ver a aquella chica, ella ya se había ido y me sentí decepcionada, tal vez debí de hablarle y preguntarle su nombre cuándo ella estaba analizando las hojas pero me prometí a mí misma qué la próxima vez le preguntaría su nombre...

𝗖𝗮𝗿𝘁𝗮𝘀 𝗮 𝗠𝗮𝗿𝗰𝗲𝗹𝗶𝗻𝗲 [𝗕𝘂𝗯𝗯𝗹𝗶𝗻𝗲]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora