Radioactivos

Capítulo 5

— Esperad... ¿Compañeros de piso? – Expresa Raúl muy confuso. - ¿Pero qué os han dicho ahí dentro? Bueno no importa, ya me lo contarás si quieres. - Dice dirigiéndose a mi. - Seguidme que os llevo a la zona de los aposentos. – Termina diciendo, y nosotras lo seguimos.

No le contesto a Raúl, mi hermana y yo nos mantenemos calladas después de toda la información que acabamos de recibir. Pasamos por varios pasillos, sin duda esto parece un laberinto, no sabría cómo volver a la sala donde hemos estado hablando con Luis. 

Después de una larga caminata nos encontramos con unas escaleras que suben y otras que bajan.

— A partir de aquí tanto subiendo como bajando están los aposentos de todos los que vivimos aquí. Nuestra habitación está en la planta uno. También hay sub-habitaciones, pero depende de que numero de habitación se tenga. En cada planta hay diez habitaciones de diferentes tamaños. Subamos. – Explica Raúl.

Subimos las escaleras y vemos como hay un pasillo con cinco puertas a la derecha y cinco puertas a la izquierda, empezando por la 10 y terminando por la 19, la nuestra. Se encuentra en el extremo derecho del pasillo, es decir, junto a las escaleras que suben y frente a la puerta 10. Raúl abre la puerta con su llave y entramos detrás de él. Al entrar, el piso es bastante básico. No tiene un recibidor, te encuentras con un sofá viejo y con varios desperfectos y frente a él una estantería semi-vacía. Detrás se encuentra una mesa comedor redonda muy dañada con cuatro sillas alrededor. No tiene cocina. Entre la estantería y la mesa redonda, hay un pasillito. Raúl se dirige hacia allí y le seguimos. Vemos que hay dos habitaciones una frente a la otra y en el fondo otra puerta que parece ser el baño. Raúl nos abre una de esas dos puertas.

— Esta será vuestra habitación, hasta ahora he vivido solo sin compartir el piso, es una de las pocas cosas que le pedí a la Resistencia, pero se ve que vosotras sois más importantes y han decidido olvidarlo. – Nos dice Raúl indignado.

— ¿Qué dices de importantes? Aunque ahora que lo dices... puede que sí que seamos importantes... ya que Luís, parece ser, que nos dio a entender que éramos las hijas perdidas del fundador, y varias versiones coinciden, pero no es del todo seguro. Nos tienen que hacer un análisis de ADN para quitarnos de dudas. Aun así, tendremos que hacer la prueba seamos sus hijas o no. – Le respondo bastante confusa y algo alterada.

— ¿Estás diciendo que sois las hijas del fundador? ¿De Elton Price? Eso es imposible, sus hijas murieron con ellos en el intento de ayudar a varias personas indefensas atacadas por el Gobierno... - Se sorprende Raúl.

— Si, nuestros padres murieron escapando de algo, pero nunca nos explicaron nada, ya te dije que lo que recuerdo de ellos bien es su persistencia en que encontráramos la Resistencia si algo salía mal, y todo concuerda. - Le explico. 

Raúl se queda callado y pensativo. Sabe que ese hecho podría ser real. Nosotras entramos en la que ahora iba a ser nuestra habitación y soltamos nuestras cosas, cada una en una cama. La habitación era muy simple. Dos camas individuales, una luz en el techo bastante débil y un armario empotrado vacío, sin ventanas. El piso en si no tiene ventanas. Es como si estuviéramos a varios metros de la superficie.

— Bueno, haciéndome a la idea de que series mis nuevas compañeras. Bienvenidas. No es un hogar súper lujoso, pero ya en sí, es un hogar. Os explico varias cosas. – Nos dice Raúl. – El baño lo tenéis al fondo del pasillo, con respecto a él, solo hay dos minutos de ducha por día y por persona, hay veces que sale caliente y otras que sale fría. – Nos explica.

— Menuda noticia... Como en nuestra anterior vivienda - Me burlo.

— Son las normas. No podemos usar más suministros de los acordados porque llamaríamos la atención del Gobierno, aun así, no es que abunden los suministros. Ya lo tendríais que saber... Ahora deberíamos cambiarnos e ir al comedor, se acerca la hora de la cena. – Nos dice.