Llegamos a la sala de entrenamiento, está unos pisos más arriba del comedor y la sala de estar. Hay una puerta grande que marca nuestro sector 'A3'. Los demás sectores están en la misma planta pero separados. Veo la puerta del sector de mi hermana y ya esta con sus nuevos amigos. <Estará bien>, me digo a mi misma.
Se empieza a reunir más personas de nuestro sector, supongo que serán mis nuevos compañeros. Cuando entramos hay dos puertas más. Sospecho que para separar a los radioactivos de los que no lo son. Raúl y Laura entran por la puerta de la izquierda y se despiden de Aura y de mí. Aura me coge de la mano y me mira.
— Tranquila, no estás sola. – me dice sonriendo y entramos juntas por la puerta derecha.
Ya hay un grupo de personas cuando entramos. Son unos diez. El sitio es amplio. Han recubierto las paredes de un material acolchonado, los suelos son de cemento, algunas zonas tienen colchonetas. Hay canchas de combate, sacos de boxear y otras muchas más cosas para poderse entrenar. Al otro extremo, hay una puerta parecida a la de un garaje.
— ¿A dónde lleva esa puerta? – Le pregunto a Aura.
— Esa puerta lleva al exterior. – Me contesta. – Estamos a unos pisos por debajo del suelo, pero hay un túnel que nos conduce a las afueras. Es una zona protegida donde a veces salimos a practicar al exterior.
— ¿A qué te refieres con zona protegida? ¿No nos pueden ver? ¿O es que estamos alejados de las fuerzas de Gobierno?
— Nos protege un campo de fuerza. – Me dice y pongo cara de no saber de qué está hablando. – No te preocupes que ya lo iras entendiendo. Aquí estamos seguros de todo peligro.
— ¿Campo de fuerza? Pero... ¿Cómo lo hacéis? – Sigo con las dudas.
— Gracias a las investigaciones y a varios de los dones de las personas que están aquí, han podido crear un campo de fuerza que nos hace invisibles y que nos protege de cualquier intruso. Solo nosotros podemos salir o desactivar ciertas zonas si nos mandan a misiones fuera de la zona limitada. Es por esto que no saben dónde estamos y por lo que no nos pueden atacar.
— Increíble... – Digo ilusionada. – Todo esto lo han podido crear los dones de las personas, y el Gobierno quiere destruirlos... Son unos envidiosos. – Digo entre risas.
Llega una mujer de unos cuarenta años a la sala. Tiene el pelo muy corto y negro. Una tez pálida y una cara algo más madura de lo normal a su edad. Ojos castaños, nariz alargada y labios finos. Se trata de la entrenadora de los radioactivos.
— Hola chicos. Buenos días. – Dice llegando hacia nosotros la entrenadora. – Como ya sabréis, tenemos a una compañera nueva entre nosotros. – Se dirige hacia mí. – ¿Tu nombre era...? – Dice pensativa.
— Lisa. – Contesto sin más.
— Cierto, me han hablado de ti. – Responde. – Tienes rasgos radiactivos, pero no sabes cuales son aún. Aquí lo descubrirás. – Me dice acercándose a mí y estrechándome la mano. – Encantada y bienvenida, puedes llamarme Megan.
— Encantada. – Me limito a contestar y Megan se posiciona en el centro de la pista.
— Bien chicos, hoy haremos algo que os gusta a todos, así damos la bienvenida a Lisa. – Nos quedamos callados, y empiezan a mirarse unos a otros. Yo me siento extraña, no entiendo nada. – Iremos a las afueras, donde nos protege el campo de fuerza y hoy entrenaremos tomando el aire fresco y viendo de lo que somos capaces de conseguir. – Explica Megan.
— ¡Genial! – Me dice Aura. – Vas a ver tu misma el campo de fuerza. Verás que divertido es entrenar en las afueras.
— ¡Si! Empezar la clase así me anima. Pero no sé cómo os voy a alcanzar en los entrenamientos si aún no tengo ningún poder. – Digo dudosa.
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Radioactivos
Teen FictionAño 2085, todos nos creíamos que el futuro sería como una película utópica, con una ciencia muy avanzada, coches flotantes, teletransportaciones, etc. Pues es justo lo contrario. Todo el mundo está destruido, la contaminación cada vez es mayor, ha h...