Era de las personas que creía que llorar por alguien fallecido era innecesario, era de las tristes personas que no podían entender que podías amar a alguien aun después de fallecer, pensaba que un sepelio era algo tan banal, pero hoy cuando faltan pocos días que se cumplan dos años desde que se fue, puedo entender que fui tan estúpida al comentar cosas que no había podido experimentado, diariamente alguien pierde a una a madre, un padre, un familiar, un ser querido, hoy puedo reconocer la necesidad de poder decir el último adiós, el último te quiero, dar y recibir el perdón de alguien es tan necesario, pero los humanos somos así, tan orgullosos e incrédulos, todo cambia en cuestión de segundos, en menos de dos años personas cercanas a mí han perdido a alguien que amaban, muchos no pudieron decir ese último adiós, pero en medio de toda esa mezcla de emociones pude entender que Dios en su perfección nos permite sentir un amor sin fronteras, está bien llorar mientras recordamos, es normal sentir que la vida se estanca, está bien perder el rumbo por un segundo, está bien sentir ese vacío, esa angustia es normal, pero no nos detengamos, no pausemos nuestras vida, creo que es un privilegio poder cumplir una meta, es nuestro deber amar nuestra vida y aferrarnos a vivir la vida sin reproche, sin miedo, debemos tomar esa tristeza que nos invade como impulso para disfrutar la vida que nuestro ser amado no ha podido terminar de vivir, no nos sintamos mal por sonreír porque aquella persona que ya no nos acompaña no le gustaría vernos como desperdiciamos el tiempo que él ya no puede vivir.
El mundo es el precioso escenario que DIOS diseño para nosotros, hoy coincidimos en este escaso tiempo.
Recordemos vivir sin miedo al fracaso, al rechazo o a las barreras que autocreamos, todos tenemos poder para vencer y crecer constantemente, vivamos con ese impulso que viene del cielo, recordemos por amor, no por culpa.
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VERDADES OCULTAS EN DIOS
EspiritualEste libro es para todo aquel que busca de Dios. La verdadera pelea comienza cuando lo aceptamos, llegan tantas interrogantes, tantos ojos se posan en lo que haremos ¿Que tan peleador eres?