𝙡𝙤𝙤𝙠𝙞𝙣𝙜 𝙛𝙤𝙧 𝙮𝙤𝙪 ; 𝘔𝘪𝘵𝘴𝘶𝘺𝘢 𝘛𝘢𝘬𝘢𝘴𝘩𝘪

Pochi

No podías creer lo que había vuelto a tu mente, desordenaste tu cabello con desespero.

—Estoy jodida.

Rápidamente saliste corriendo de tu habitación, no esperaste para irte de frente hacia la habitación de Tom.

La puerta estaba abierta por suerte. Entraste jadeando en ella, Tom estaba sentado en el escritorio frente al computador, traía una pijama y el cabello desordenado, una taza de café reposaba al lado.

—¿No tienes modales? Se toca la puerta antes de entrar —su mirada vagamente volvió a la pantalla.

Tu mano tocó la puerta— Listo, ahora escúchame.

—Ehhh no —dio un sorbo a su café, estaba ignorándote.

—No digas nada de lo que paso ayer, yo me pase... —estabas asustada por que ya haya hablado, tu padre no te perdonaría en años— Sé que siempre peleamos, pero por primera vez en tu vida has algo por mi, tu me caes de la mierda, pero-

Él se puso de pie, dejaste en hablar al instante, caminó hacia ti lentamente, trajo en sus manos la taza de café.

—Me importa una mierda lo que hagas con tu vida, has lo que se te plazca, no diré nada, sal cuando quieras, regresa a las 4 de la mañana si quieres, no me importa. Ten por seguro que no diré nada, así que vete, no te quiero aquí —sin más se dio la vuelta, volvió a sentarse sobre la silla, te quedaste paralizada.

No sabías que estaba pasando por su cabeza, pero esas palabras fueron como una jodida bendición del cielo, querías gritar de alegría.

—Claro, lo entiendo —sin más saliste nuevamente cerrando la puerta detrás de ti.

En pleno pasillo diste pequeños saltitos, gritabas por lo bajo mientras sacabas ambos dedos medios hacia la puerta de Tom. Miraste hacia el suelo un segundo, Pochi estaba mirándote, solo hizo la cabeza hacia un lado sin entender que pasaba.

—¿Qué? —subiste tus hombros, el cachorro dio media vuelta y volvió a ingresar a tu habitación.

Mientras mirabas a la pequeña bola de pelos andante, otro recuerdo llegó como una cachetada.

El momento en la pista de baile. Querías gritar pero esta vez no de felicidad, tus manos fueron a tu boca, tus ojos casi salen de tu cara.

—Casi beso a Mitsuya... No puede ser...

No solo fue eso, las caricias que ambos repartieron en ese baile fueron como otra cachetada al recordarlas.

—Mierda.

Caminaste hacia tu habitación, aun después de tantos problemas tenías que prepararte para ir a estudiar, luego ir al trabajo, si tenías tiempo sacabas a Pochi de paseo, tu vida era un desastre desde el castigo que te dio tu padre, lo peor de todo es que tus ahorros ya se habían acabado y tu primer sueldo te lo pagaban el fin de semana.

Tenías que buscar un nuevo hogar para Pochi, ya no podías seguir cuidando de él.

***

—¿Cómo estuvo la noche en tu casa? —te susurró, ambos estaban detrás del mostrador esperando alguna orden de los clientes los cuales ya tenían una café sobre su mesa.

—Bien, supongo —demoraste un poco en dar una respuesta.

Te sorprendió que las cosas no se hicieran incómodas después de lo de anoche.

Él mantenía la mirada al frente, tu igual.

—Ese chico... ¿Te metió en problemas?

—No, dijo que no diría nada.