El Refugio Esmeralda [+18 • GAY]

12. Separados (Parte 1)

POV de Trevor

-Trevor -dijo mi hermanito con lágrimas en sus ojitos a la vez que un tierno puchero se formaba en su pequeña boca-, ¿por qué tuvo que pasarle esto a Rocky? -preguntó el pequeño mientras miraba con la más profunda tristeza hacia donde su única mascota, un hermoso y alegre lorito, yacía enterrada.

¿Qué se puede decir en esos momentos? Toda respuesta parecía evadir su pregunta o incluso una mentira, y debo admitir que estuve a punto de directamente no decir nada. Sin embargo, el silencio hubiera sido peor, quizás dejándolo con intriga para toda la vida. Lo sé, quizás estaba exagerando, pero uno nunca sabe cuánto puede afectar el decir algunas palabras o no en ciertos momentos de la vida de un niño.

-Entiendo que estés triste, hermanito -comencé a hablar, arrodillándome para estar a su altura-, pero ahora Rocky se encuentra en un lugar mejor; ya no va a sufrir y, ¿sabes qué...?

-¿Qué...? -preguntó el menor mientras se limpiaba sus lagrimitas con la mano.

-Ahora el va a estar picoteando a todos, hablando con ellos y diciéndoles "tarado" -oigo la sutil risita de mi hermanito, lo cual me calma y anima a continuar-; ¿recuerdas?

-Sí... Bueno, adiós Rocky, sos el mejor lorito que tuve. No hagas lío, ¿sí? -Aquellas pocas palabras bastaron para que mi corazón se emocione y una lágrima caiga, la cual sequé rápidamente.

Fin del Flashback / POV de Trevor

Aquel recuerdo había finalizado, volviendo a la realidad y encontrándome a tan solo unos pocos metros de distancia del aterrador rostro de aquel Perseguidor. Sus ojos se movían velozmente intentando captar algún mínimo movimiento dentro de aquel tubo y, yo por mi parte, intentaba no mover ni un solo músculo. Los nervios comenzaban a hacer efecto en mi cuerpo, haciendo que mi frente y manos suden. ¿Y cómo no estar nerviosos? Tienes una máquina de unos 4 metros de largo con unas mandíbulas enormes y una letal cola con hacha incluida, sin mencionar aquella penetrante mirada que sencillamente hacía estragos en todo mi ser.

Intentando aceptar mi destino, cerré mis ojos. Estaba nervioso de que Bobby gruñera o ladrara, aunque bien sabemos que las máquinas no suelen hacerles daño a los animales. De todos modos, no tuve en cuenta que mi mochila estaba algo abierta y la Polaroid se asomaba por aquella abertura, amenazando con caer en cualquier momento. Los segundos pasaban y mi corazón latía cada vez con más fuerza. En un momento, oí la Polaroid caer, lo cual hizo que me sobresaltara. Abrí inmediatamente los ojos para ver al Perseguidor, el cual tenía los ojos completamente rojos, indicando que un movimiento había sido detectado. La máquina empezó a romper de alguna manera el tubo, acercándose cada vez más a mí. No sabía muy bien si correr o quedarme en el lugar quieto. Tomé mi decisión y me quedé en el lugar, oyendo al Perseguidor acercarse cada vez más y más, preguntándome si la decisión que tomé fue la correcta.

Por alguna razón, las enormes fauces de la máquina se quedaron a tan solo unos centímetros de mí. Nuevamente estaba intentando captar algún movimiento. Otra vez me quedé lo más quieto posible para salvar mi vida, pero todo el momento fue interrumpido por los incansables ladridos de Bobby. La sangre se me heló imaginando el peor de los escenarios, pero algo pareció funcionar ya que el Perseguidor comenzó a retroceder lentamente, lo cual hizo que recuperara el aliento, aunque mis nervios otra vez aparecieron al oír el grito de Lance desde fuera del tubo. La máquina salió rápidamente y, sin pensarlo dos veces, comenzó a correr lejos del tubo.

La adrenalina del momento hacía que mi corazón latiera con fuerza y simplemente me desplomé en el suelo mientras reía y lloraba, sintiendo alivio, preocupación y un enorme miedo que aún recorría por mis venas. ¿Qué pasaría ahora con Lance? ¿Cómo haría para encontrarlo o, lo que es más, cómo haría Lance para encontrarme? ¿Debería quedarse allí o correr hacia el lado contrario como el ojimarrón bien dijo? Todo daba vueltas en mi cabeza y no hallaba las respuestas que necesitaba, y eso me estaba volviendo loco.