Un extraño sentimiento invadía el pecho de la Diosa de las Mentiras. Una sensación de asco y de culpa.
Había dejado ese clan de hadas en ruinas.
Había lastimado a Haru igual que a Itzamná.
Ahora, con todas las estatuas rodeandola, sabiendo que cumplía su cometido, Tovar sólo podía sentirse culpable.
Todos los rostros que veía, incluso a través de la barrera de piedra, eran rostros que conocía y había llegado a amar.
Sus hermanos y hermanas que alguna vez habían confiado en ella y la habían amado con fervor. Ahora no eran más que recuerdos muertos.
El ambiente se llenó de la energía punzante que Azid irradiaba cuando la Diosa apareció desde el suelo.
-No encontré a Ming-Na.- anunció Azid.- ¿Estas segura que ella la tenía?-
Tovar volvió su rostro hacia su hermana y asintió con la cabeza.
-Estoy segura.- respondió Tovar.- Ming-Na era de la confianza de Cosmos.-Azid bufó.
-No importa entonces.- dijo.-No necesitamos su runa.-Tovar volvió la vista a las estatuas que Azid había llevado al santuario. Todos estaban ahí, la Corte Celestial y cada uno de sus miembros.
-¿Podrás despertarlos sin todas las runas?- pregunto Tovar, observando el rostro de piedra de Adara.
Azid no respondió al instante, lo que causó un poco de insertidumbre en Tovar.
-Por supuesto.- respondió la Diosa menor.
-¿Cómo era, Azid?- preguntó Tovar.- ¿Estar encerrada ahí?-
Azid suspiro con pesar, mientras recordaba el tormento que había vivido.
-Es... Horrible.- respondió, logrando que su hermana se diera la vuelta para verla.-Tu cuerpo esta preso y, aunque creas que tu mente es libre, no lo es. Llegas a un momento de tu existencia donde tu conciencia se vuelve en tu contra y te tortura. Y tus errores se repiten una y otra y otra vez.-
Tovar se acercó a su hermana, cuyos ojos comenzaban a llenarse de lágrimas. Azid tenía los pies en el suelo y amenazaba con llorar.
-Y no importa cuán alto grites...- dijo Azid con voz quebrada.-... Nadie te escucha...-
Tovar tomó el rostro de su hermana y limpio las lágrimas que ahora caían por sus mejillas y la envolvió en un abrazo.
Sin embargo, Azid pasó desapercibido el brillo en los ojos violetas de su hermana, mientras su calor la envolvía.
°°°°
Peggy abrió los ojos con lentitud, sintiendo una punzada al costado de su cabeza, exigiéndole cerrar los ojos una vez más.
Podía escuchar voces que hablaban a la distancia, aunque, poco a poco, parecían más cercanas.
Sintió una cálida mano sobre su frente y una dulce voz que le seguía. Al abrir los ojos, otra vez, se encontró con los brillantes ojos grises de un hada.
Aran dijo algo que, a causa del zumbido en sus oídos, Peggy no pudo descifrar.
Se sentó con cuidado, sintiendo su cabeza pesada y adolorida y, tan pronto como pudo sentarse contra el respaldo de la cama, Nari saltó a abrazarla.
Peggy la recibió con un quejido, mientras sus sentidos volvían a ajustarse a la realidad.
-Margarita.-la llamó Aran.- Me alegra que estés con vida.-
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Después de Todo [Tales Of Arcadia]
Fanfic[Libro 3] Diez años después de vencer a La Orden Arcana, nuestros héroes han restaurado sus vidas a la normalidad. Todos a excepción de Peggy, quien sufre en silencio la desaparición de su amado Hisirdoux. En total soledad, sólo le queda esperar el...