Extra: Sucesos Inesperados Y Madres Desesperadas

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A/N:

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°°°°

Nunca había dormido en paz, realmente, no desde su infancia, al menos. Siempre alguien la perseguía, ya fuera en sus sueños o en la vida real, así que disfrutaba de las noches en las que podía dormir con calma.

Aquella mañana, sin embargo, hubiera dormido más si no hubiera sentido el peso de Nari sobre sus pies.

La pequeña semidiosa había saltado a la cama, con todos los deseos de despertarla y comenzar su día.

Peggy solo se revolvió entre las mantas al escuchar la voz de Nari.
-¡Levántate ya, Peggy!- exclamaba la semidiosa.- ¡Se hará tarde!-

Peggy gruñó, tomó una de las almohadas y se tapó los oídos con ella.
-No se hará tarde si usamos un portal en vez de ir en el auto.- se quejó la castaña.

Aún no entendía la fascinación de Douxie, ni de Nari, por viajar en auto.
-¡Pero así no es divertido!- dijo Nari.

Nari comenzó a dar saltos en la cama, haciendo que volver a dormir fuera imposible.
-¡Ay, bien!- exclamó Peggy.- ¡Ya me levanté, dioses!-

Nari soltó una risita y corrió fuera de la habitación antes de que la hechicera pudiera alcanzarla.

Habían pasado las últimas semanas planeando un viaje, solo para ellos tres y los felinos. Habían invitado a los demás pero aún no se arreglaban las cosas con Zoe del todo y los demás simplemente tenían otras cosas que hacer en vez de ir a un viaje a mitad de septiembre.

También le habían insistido a Aran para que les acompañará, pero el hada se había negado, poniendo sus responsabilidades como líder de su clan por delante, y era completamente entendible.

Así que solo quedaban ellos tres.

-Buen día, M'lady.- la saludó Douxie antes de entregarle una taza de café, la cual ella recibió con gusto.

No había desayuno hecho, puesto que el camino era corto y, según Douxie y Nari, ya iban tarde.

Así que, aún muerta de sueño, se trepó en el auto y se resignó a disfrutar del resto del viaje. Llegar a Los Ángeles no tomaba tanto tiempo, máximo cuarenta minutos. Así que no iba tan mortificada como hubiera pensado.

°°°°

La playa siempre había sido de sus lugares favoritos, no tanto por las miles de personas que había siempre, sino por el sonido de las olas y el aroma salado del mar. Todo eso le traía paz y la hacia sentirse en completa calma.

Habían entrado al agua un rato, Nari siendo la que mas lo disfrutó; también construyeron castillos de arena, aunque Peggy pronto se retiró de la actividad pues "la arena es áspera y se mete en todas partes"

Después de Todo [Tales Of Arcadia] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora