Extra: Las Verdades Que Se Ocultan Son Las Mentiras Que Nos Hieren

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A/N: Titulo dramático? Check☑️

°°°°
-York, Inglaterra-
-1960-

Marius estaba frente a la puerta del departamento que, según le habían dicho, pertenecío a su madre.

El joven mago sabía tan poco sobre la muerte de Peggy como cualquier otra persona a la que se le pudiera preguntar.

Solamente podían darle una respuesta que todos conocían: un cambiante la había matado.

Marius soltó un pesado suspiro y, con lentitud, atentó a tomar la perilla de la puerta.

-A ver, 'perate.- dijo Rocío al tomar su muñeca para detenerlo.

Marius arqueó una ceja con confusión.
-¿Sucede algo?- preguntó.

Rocío tomó una gran bocanada de aire, concentrándose no sólo en lo que estaba a punto de decir, sino también en cómo sus manos temblaban con descontrol.

-Solo quiero saber si estas listo para lo que pueda haber detrás de la puerta.- respondió Rocío, sin verlo a los ojos.-Despues de todo, tu madre murió aquí, puede no ser el mejor de los escenarios.-

Marius lo pensó unos segundos, dándole la razón a Rocío. Sin embargo, sabía que este capítulo de su vida, incluso cuando era triste, debía concluir. Y está era la única forma.

-Estaré bien.- dijo, antes de abrir la puerta.

Entraron al apartamento, encontrando el lugar lleno de una energía mágica que se desvanecía en el aire, al igual que mucho polvo.

Sin embargo, aquel lugar también carecía de una escena del crimen y parecía estar limpio de cualquier indicio de un asesinato, contrario a lo que las historias narraban.

Lo único que pudiese haber señalado algúna pelea, era una simple marca en el suelo, como si alguien hubiese clavado un cuchillo con mucha fuerza.

-O alguien cometió el crimen perfecto.-dijo Rocío.- O nos equivocamos de apartamento.-

Marius volvió la vista hacia su compañera, con la ceja arqueada y simplemente rió ante el comentario.

Ambos comenzaron a deambular por el lugar, buscando cualquier cosa, nada en realidad. Rocío, sobre todo, solo esperaba con paciencia a que Marius decidiera que era hora de irse.

El joven mago había sufrido ante esta noticia y ella lograba entenderlo, de alguna forma, y no quería ser más que un buen apoyo para su amigo más cercano.

Mientras merodeaban por la pequeña cocina, la cual también era el comedor, Rocío se vio en el desfortunio de pisar algo que no se sentía del todo correcto.

Y, al levantar su pie, no pudo evitar notar lo pegajoso que se sentía volver a ponerlo en el suelo.

-Ew, ew, eww.- se quejó.-¡Ay, son nuevos!-

La castaña se alejó del lugar, sacándose su botín blanco para limpiar la suela.

Marius, por otro lado, se agachó frente al líquido espeso y, pronto, dedujo que se trataba de un poco de miel derramada sobre el suelo.

-¿Miel?- preguntó Rocío.- Bueno, ahora sabemos que la casa está infestado de hadas y, pronto, de hormigas también.-

-No diría que dos hadas son una "infestación"- dijo una voz que los hizo girar.

Frente a ellos, habiendo aparecido de la nada, dos seres de elegantes ropas, orejas puntiagudas y enormes melenas rizadas se hacían presentes.

Una de las hadas, la de melena plateada y que llevaba una decorativa cicatriz cruzando su rostro, parecía extrañamente asombrada.

Después de Todo [Tales Of Arcadia] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora