LA PRIMERA NOCHE #AVALANCE
Todo iba perfecto hasta que no lo fue, sabía que no debía haber permitido que la agente Sharpe se quedara a dormir tras aquellos acontecimientos. Sara Lance sabía que la acabaría fastidiando, como todo lo que hacía o tocaba en su vida, nada salía bien y ella era un monstruo, pero sentía cierta conexión con Ava que no podía echarla de su habitación en mitad de la noche.
Ella lo intentó, lo intentó con todas sus fuerzas sabiendo que pasaría si se quedaba dormida, sabiendo que aquellos recuerdos la perseguían incluso en sus sueños. Si hubiese estado sola no la importaría, hacía mucho que no sabía lo que significaba descansar una noche entera, pero no quería que ella supiera una de las realidades más dolorosas tras todo lo que había sufrido. La agente Sharpe seguramente la entendería, se dijo a sí misma. Al fin y al cabo podría imaginarse al leer su expediente, pero aun así no quería que lo descubriera, no la primera noche, al menos. Sin embargo estaba cansada tras todos los acontecimientos del día y, bueno, de la noche, por lo que acabó durmiéndose en brazos de la rubia más alta.
No pasó mucho tiempo hasta que los gritos despertaron a Ava. La rubia tardó unos segundos en recordar lo sucedido y en saber en dónde estaba. Todavía no podía creer que se había acostado con la mismísima Sara Lance. La miró y vio como gritaba encogida, durmiendo. Descartó rápidamente que alguien los estuviera atacando. Después se acercó más y pudo observar cómo las lágrimas estaban por toda su cara. ¿Sara Lance con pesadillas? La agente que estaba en su interior se regañó a sí misma. Era lógico que las tuviera con todo lo que pasó la pequeña capitana, el naufragio, la isla, la liga, su muerte, la sed de sangre, la muerte de su hermana... Sin embargo, de cara al resto era tan fuerte, poderosa, tan segura de sí misma y tan insufrible que nunca pensó que pudiera sentirse vulnerable.
Eso la hizo pensar durante unos pocos segundos, el tiempo suficiente en el que tardó en reaccionar, en si era algo recurrente o si era algo puntual. Definitivamente tendría que ser algo continuo. Eso la sorprendió, pero hizo admirarla más. Ella había tenido pocas pesadillas en su vida, pero sabía lo que cansaban y que luego apenas podía tener un día tranquilo sin que aquello viniera a su mente o el cansancio de dormir mal la golpeaba. ¿Cuánta fuerza tendría que tener Sara para no mostrar ningún signo de ellas en ningún momento? ¿Alguien de su equipo lo sabría? Eso la hizo pensar. Sara debía saber que tendría pesadillas. ¿Estaba confiando en ella para mostrarle eso? ¿Intentó ocultarlo pero no lo consiguió? Eso ahora no importaba.
- Sara – le llamó suavemente tocándole el brazo para despertarla. Algo se sintió más cálido, no la había llamado Lance como hacía siempre y eso le gustó tanto como la aterró. – Sara – volvió a llamarla.
No tuvo tiempo para reaccionar cuando se sintió encerrada por la capitana. Ahora se había subido encima de ella y la estaba acorralando con el brazo con el cuello, la presión se notaba a la hora de respirar. Iba a intentar decir algo, avisarla, despertarla para saber lo que estaba haciendo cuando los ojos de Sara se abrieron rápidamente. En un segundo, pudo apreciar los cambios de sentimientos, del sufrimiento, al dolor, la ira, la sorpresa y algo que no estaba segura pero que parecía vergüenza y arrepentimiento. En ese segundo, el brazo dejó de hacerle presión y sintió cómo se alejaba de ella tan rápido que pensaría que tuviera velocidad si no supiera que tenía movimientos ninjas de la liga.
- Lo siento mucho, vete, no quiero hacerte daño – le habló entrecortada y todavía con rastro del lloró en su cara cuando salió de la habitación rápidamente.
Se quedó así, parada, durante unos segundos. ¿Qué es lo que se suponía que debía hacer? ¿Hacerle daño, Sara? Aunque fuera capaz no la creía, una parte de ella estaba segura que no podría hacérselo. También se quería asegurarse de que se encontraba bien, pero no sabía si debería darle el espacio que necesitaba o sería mejor una compañía. ¿Quizás debería llamar a Zari o Nate? Parecían los más cercanos a Lance, asique es posible que supieran que es lo que debían hacer.
- Agente Sharpe, debería ir a verla, ahora se encuentra en el baño. ¿Quizás recomendarle que le aplique unos sedantes para que pueda descansar el resto de las noches? Nunca los acepta cuando se los recomiendo – se escuchó una voz por toda la habitación y supo entonces que es aquello lo que debía hacer.
- Gracias, Gideon – respondió la agente antes de dirigirse a donde le había indicado que se encontraba Sara.
Una vez en el baño, la puerta se abrió. Sabía que era cosa de la inteligencia artificial llamada Gideon, asique sonrió agradecida y, con cuidado, se metió dentro. No esperaba ver lo que se encontró. Sara estaba sentada en el retrete llorando de una forma que la destrozó por dentro un millón y medio de veces. Solo quería volver a ver su sonrisa y nunca más verla así.
- Vete – dijo secamente – Te haré daño y yo.... No puedo hacerlo, no puedo hacer más daño a nadie, no quiero ser un monstruo – mostró sus emociones sin mirarla a la cara todavía.
- No eres un monstruo – le respondió acercándose – puedes ser muchas cosas, pero no un monstruo – se arrodilló a su lado – y sé que no me harás daño.
- Eso no lo sabes, yo... casi te estrangulo, Ava – elevó la mirada y el dolor que reflejaban casi la deja sin palabras.
- Fue una reacción natural ante la pesadilla, no lo hubieras hecho – le cogió las manos entre las suyas.
- Pero... ¿Y si lo hubiera hecho?
- No lo hiciste, y no lo harás – le repitió tranquilamente y se quedó así, mirándola, hasta que se calmó un poco. - ¿Quieres hablarme de la pesadilla? – le propuso, recordaba como sus padres siempre le preguntaba y cómo después de eso se tranquilizaba.
- Realmente no – susurró suavemente, todavía mirando los ojos de Ava quien le había dado una paz que extrañamente solía encontrar en ningún lugar.
- Está bien – decidió no insistir - ¿Qué te parece volver a tu habitación? Seguro que es más cómodo que el retrete común – intentó bromear y al ver cómo se movió un poco los labios de Sara hacia arriba supo que no la había fastidiado.
- Sí, eso... eso creo que podemos hacerlo – le dijo sin su tono habitual de seguridad, todavía afectada por todo lo que había pasado.
Una vez en la habitación se volvieron a tumbar, disimuladamente, aunque no del todo, la rubia más pequeña de las dos se quedó abrazando a Ava, quien solo estando allí le había dado la suficiente confianza para volver a tumbarse. Normalmente, tras las pesadillas, debía negar los tranquilizantes de Gideon varias veces y se iba a realizar algo de entrenamiento, desfogarse dando golpes o realizando la escalera de salmón hasta que el resto se despertara y volvía a seguir con su vida como si nada pasara. Con Ava era diferente, no sabía por qué, pero sentía que podía dejarla entrar a su lado. Se había sentido tan arrepentida al despertarse con los brazos sobre ella que pensó que no querría saber nada de ella y que la detendría por cualquier cosa aunque habían llegado a un acuerdo. Sin embargo, no fue así y una emoción que no había sentido desde hacía mucho tiempo se instauró en su cuerpo y la asustó. Por ahora, se acostaron juntas y, aunque no pudo volver a dormirse, la calidez de los brazos de Ava le hizo pensar que quizás no estaba todo perdido con ella y eso, en aquel instante, era lo único que le importaba. Eso, y que la agente Sharpe no se había ido de su lado.
--
*NOTA DE AUTORA*
Holaaaa, aquí está una pequeña historia de los inicios de Avalance. He de decir que he leído hace mucho sobre alguna cosa parecida (asique si se parece, lo siento, no fue mi intención, solo quería hacer mi versión de esto). Es una idea que me apunté hace mucho y que ahora he podido escribirla.
Espero que os guste y espero que se vengan muchas más, aquí subiré los oneshoot para que se encuentren agrupados y no haya demasiado lio. Espero escribir más lo antes posible. Os quiere, Desi!
ESTÁS LEYENDO
Fanfiction Legends of Tomorrow
Hayran KurguOne shoot de legends, la mayoría serán Avalance.