talk dirty to me ･ frerard

El pianista

26 Septiembre 1920

Boston, Massachusetts, USA

Residencia de los Way

 

"Queda cordialmente invitado a la celebración que se llevará a cabo en la residencia Way la noche del 26 del presente mes. Para nosotros será un honor compartir este momento tan importante junto a usted.

Esperamos su confirmación y posterior asistencia.

Gerard A. Way & Lindsey A. Way"

Rezaban las invitaciones que les llegaron por correo hace un par de semanas a las decenas de invitados a la enorme casa de los Way ubicada en la calle #34 de Boston. El llevar a cabo dicha celebración había llevado casi un mes de preparación, pero para la señora Way valía completamente la pena. Más aun cuando era a su esposo a quien estaba celebrando.

— Lindsey, cariño ¿De verdad crees que todo esto es necesario? —Gerard preguntó por enésima vez y nuevamente recibió un beso en la mejilla.

— Amorcito, claro que es necesario. Se trata de ti y de tu ascenso —respondió nuevamente y estaba dispuesta a hacerlo hasta el cansancio—. No todos los días ascienden a mi esposo al cargo de Gerente en el Banco ¿No es así?

— Pero cariño, eso pasó hace más de un mes —replicó Gerard con la vista pegada en el techo mientras su esposa le acomodaba la corbata.

— No vas a dejarme con todo eso ¿O sí? Además contraté la banda de Jazz del famoso Frank Iero, están por llegar —contestó con una sonrisa, terminando de peinar el cabello de su esposo y dándole un casto beso sobre los labios.

Luego ella se pondría un vestido rojo con un escote demasiado escandaloso para la época en Estados Unidos, pero la última moda en Francia donde lo había comprado en su más reciente viaje hace casi dos meses. Los enormes aros de perlas acentuaban aún más sus labios rojos y piel pálida, junto con su cabello negro que ahora pendía lacio sobre su espalda.

— Creo que ya están todos —murmuró Lindsey al oído de su esposo, guiñándole un ojo y volteándose para bajar por las escaleras de mármol.

— Entonces cuando se vayan tendremos nuestra celebración en privado —agregó él besándole el cuello y ofreciéndole un brazo para bajar juntos hacia el salón lleno de invitados.

Era increíble como el ascenso de un empleado del Banco central de Boston podía congregar a tanta gente importante. Y no es que fuese una primicia ese hecho, era algo obvio teniendo en cuenta que el puesto de la Gerencia General estaba ocupado por el imponente Donald Way, padre de Gerard Way y el puesto de Gerente de negocios era propiedad de Michael Way, hermano e hijo menor de los Way. "Todo queda en familia" Solía decir Donald Way, y tenía razón.

"El dinero no es algo de qué preocuparse" Le había dicho Gerard a su joven esposa, Lindsey. Y ella se había tomado eso demasiado a pecho, al no escatimar gastos en la enorme fiesta celebrada. La cual sin duda quedaría en la memoria de los asistentes y también en la prensa impresa.

Bastantes fotógrafos se habían ubicado a las afueras de la casa, con sus enormes cámaras y otros tantos periodistas entrevistaban a los invitados que entraban y salían del recinto.  Era de esperarse también que la banda más importante del momento hiciera presencia en el lugar, el valor de los mismos había sido de 200 dólares por dos horas de presentación y Lindsey había aceptado encantada, su esposo no paraba de tararear sus melodías.

Pasadas las 11 de la noche y luego de que las felicitaciones se llevaran a cabo, los músicos hicieron presencia. Sus instrumentos les esperaban junto al enorme piano y pronto el guitarrista y el violinista llegaron hasta el mismo, ambos ataviados con trajes negros y cabello engominado.