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Fallo se golpeó las mejillas varias veces negando con la cabeza ante los pensamientos que inundaban su mente, pues aún se negaba a aceptar que tenía sentimientos por su mejor amigo, sobre todo porque también estaba confundido con respecto a los sentimientos de Nova hacia él. ¿Por qué todo tenía que ser tan complicado? Las dudas no hacían más que crecer y eso desesperaba un poco al chico.

- Esto es un desastre... - Susurró Fallo para sí mismo observando la ventana, la cual le daba una vista un tanto deprimente. Si bien tenía un bosque deformado enfrente, todo lo demás solo era lava y eso de alguna manera le hacía sentirse triste. Extrañaba las vistas que solía ver desde su ventana durante todas las mañanas, pues su casa quedaba frente al mar y alrededor de la misma había muchos árboles, lo que le daba una sensación de paz... pero ahora lo único que veía le recordaba a todo lo malo que había hecho Magma.

Y hablando de Magma, hacía bastante que no lo veía, pues solo le iba a dejar la comida y se retiraba del lugar, ni siquiera le dirigía la mirada. Después de aquella confesión por parte del contrario no habían hablado para nada, pues este parecía que le estaba evitando. Fallo al inicio decidió no darle importancia, pero conforme pasaban los días Fallo comenzaba a sentirse intranquilo, pues quería hacerle unas cuantas preguntas a Magma, pero este apenas y se dejaba ver. Los días pasaban de manera lenta para él y eso le desesperaba pues no solo no podía hablar con él, sino que también estaba encerrado en aquella habitación sin poder salir.

Después de todo aquello habían pasado exactamente dos días hasta que finalmente Magma se dejó ver, siendo observado por Fallo, el cual por alguna extraña razón se sintió un poco raro ante la presencia del chico, afortunadamente para él, Magma no lo notó.

- Hola Fallo, ¿Cómo estás? – Preguntó Magma con voz amable, manteniendo su distancia entre él y Fallo, pues después de haberle confesado sus sentimientos y poco después besarle a la fuerza pensó que quizá Fallo estaba molesto con él o se sentía incómodo con su presencia. Lo que no sabía era que a Fallo le dolió un poco aquella distancia que se formó entre los dos.

- Hola Magma... Estoy bien, bueno... eso creo. Es aburrido estar encerrado. – Hablo Fallo con una voz un tanto apagada, pues se sentía aburrido y el estar encerrado no ayudaba a sus pensamientos.

- Si... lo siento por eso. Afortunadamente para ti, hice unos cuántos arreglos en la fortaleza, por lo que podrás pasearte libremente por todo el lugar. Es... lo mínimo que puedo hacer por ti, después de todo eres mi invitado. - Respondió Magma un poco más alegre tratando de animar el ambiente, sorpresivamente para él, Fallo parecía un poco más animado.

- ¿En serio? ¡Muchas gracias Magma! – Fallo le dedicó una leve sonrisa, haciendo que Magma sintiera esas mariposas en el estómago cada vez que veía la sonrisa de Fallo. Con algo de temor extendió su mano, en espera de que el castaño la tomase, soltando un suspiro aliviado de manera discreta cuando Fallo tomo su mano. Ambos caminaron fuera de su habitación, observando que la seguridad del lugar había aumentado considerablemente, lo cual era razonable, pues Fallo sabía que Magma no lo dejaría ir en ninguna circunstancia.

- ¿Te gustaría conocer todo el lugar? Así será difícil que te pierdas. – Sugirió Magma, recibiendo un asentimiento por parte de Fallo. – Bien, entonces te daré un recorrido por todo el lugar.

Ambos chicos comenzaron a caminar por la fortaleza sin soltarse de las manos, cosa que causaba una inmensa felicidad en Magma, pero en Fallo comenzaba a crecer ese nerviosismo y timidez que en su vida había sentido hacia el contrario. ¿Aquella confesión fue lo suficientemente fuerte como para que su perspectiva hacia Magma cambiara o tanto encierro le estaba volviendo loco y solo estaba confundiendo sus sentimientos? Sonaba cruel, pero quería asegurarse de que los sentimientos que comenzaban a surgir de la nada dentro de él fuesen genuinos y no producto de su encierro en aquel lugar, pues solo se estaría engañando a sí mismo y en el proceso lastimaría a Magma, el cual si parecía estar genuinamente enamorado de él. El debate en su mente parecía ser interminable, pero decidió dejar por el momento esas dudas e inquietudes de lado para poder disfrutar del recorrido. Si bien aún seguía siendo un rehén, al menos se le dio el permiso de poder vagar a sus anchas por todo ese lugar.

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