La realidad duele

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Pueblo Spondylus 15:48 P.M

Ya habían pasado tres meses desde la última vez que Darwin visito a sus tíos, ahora mismo estaba en las playas del pueblo donde hace mucho calor.

Darwin salió del agua y callo de rodillas para empezar a toser toda el agua que se había tragado.

Un señor que trabaja como entrenador de natación se acercó y empezó a darle unas cuantas palmadas en la espalda.

Entrenador: Otra vez abriste la boca ¿cierto?

Darwin: Cof...si, es que solo con...cof...solo con la nariz es difícil pero lo volveré a hacer.

Darwin quiso levantarse pero estaba mareado así que el entrenador indico que se sentara.

Hace un mes y medio atrás el niño se había metido a estas clases de natación pero no avanzaba como se esperaba sin embargo sus ánimos aún eran los mismos que los del primer día.

Entrenador: ¿Mejor?

Darwin: Si.

Volvieron al agua junto a los demás, el chico salto al agua y empezó a patalear y mover los brazos muy rápido.

Entrenador: Cálmate no hay porque apresurarse.

Darwin se volvió a cansar muy rápido y nuevamente trago agua así que tuvo que salir.

Darwin: Cof cof...hoy no merendare...

El entrenador estaba por decirle algo pero en todo el lugar se escuchó un bello canto.

Darwin: Wao ¿Qué son esos?

A lo lejos pasaban cinco Pokémon nadando y dejando escuchar ese hermoso canto que no hacía más que embellecer el día.

Todos miraron hacia ese lugar por donde pasaban y el entrenador comento-Esos son Lapras, deben estar viniendo a zonas cálidas por la temporada.

Darwin: Wao son bonitos, si pudiera tener uno.

Entrenador: Jajaja sería difícil cuidarlo en tu casa pero no suena mal.

Darwin: Entonador hay algo en las espaldas de esos Lapras ¿qué es?

Entrenador: Mmmm...no sé, no logro identificarlo desde aquí pero podría ser cualquier cosa.

Darwin: ¿Hasta una persona?

Entrenador: Persona, Pokémon, robot, lo que sea, Lapras es amable con todos.

Darwin se quedó mirando y escuchando los cantos de Lapras un momento más hasta que ya se alejaron demasiado.

Volvió a arrojarse al agua pero ahora no paraba de imaginar que nadaba en medio del inmenso océano y que llegaba hasta Labras para subirse en su caparazón y juntos vivir una gran aventura.


9 meses después.


El tren llego a la estación y abrió sus puertas para dejar bajar a los pasajeros, Darwin fue el primero en salir de un solo salto.

Darwin: Vamos abuelo rápido, vamos.

El niño sonriente volvió a entrar al tren y tomo la mano de su abuelo para guiarlo de manera más rápida.

Abuelo: Si, si, ya voy como tú no cargas nada.

Darwin sujeto con ambos brazos la pesada canasta que su abuelo traía para que así pudiera ir más rápido.

Volveré a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora