El chico que siempre me mira. Rutina

263 20 4
                                    

Enero
Las rutinas nunca fueron lo mío pero desde la academia que ya tengo la costumbre de poner me una rutina y seguir la. Sea la que sea, al final me acabo adaptando. Por otro lado creo que eso me ha ayudado a centrar me un poco y ser un poco más constante en lo que hago. Cuando salía con Deku creamos nuestra rutina de pareja: que día nos veíamos, cuando entrenábamos, cuando íbamos a divertirnos en una cita, cuando era el mejor momento para besarnos o cuando hacíamos el amor. Teníamos ese pacto sin palabras entre los dos, por eso sabíamos que hacer a cada momento. Después de romper.... Cambió mi rutina, pero quien más cambió fui yo. Salía más con las chicas o quedaba con Katsuki, era más fácil, más sencillo, mucho más llevadero. Solo tuve que cambiar mi sistema de manual a automático, solo debía dejar me llevar sin importar a donde quería ir o lo que quería hacer. Las cosas ya no las hacía Ochako, si no una personificación de lo que fui. Es extraño como me he ido adaptando, porque realmente repetir las mismas cosas una, y otra y otra vez es muy aburrido. Después de eso solo voy añadiendo o quitando cosas a esa misma rutina. Y esa nueva pequeña cosa, aunque él no tiene nada de pequeño, es Katsuki. Nunca imaginé que pasaríamos tanto tiempo juntos y mucho menos que los dos acabaríamos enredados como lo estábamos hace una hora en la cama. Pero eso me da igual, ahora estoy bien así y es lo que me importa. Con Katsuki a mi lado los malos momentos ya no existen, me vuelvo a sentir llena como si fuera otra vez yo misma, como si volviera a poner mi motor otra vez en funcionamiento. Aunque a veces estar así en automático me resulta tan cómodo... Por eso cuando creo que puedo volver a arrancar, esa parte de mi que todavía sigue oxidada me detiene, y solo vuelvo a ser esa sombra que fui cuando... A veces es tan fácil olvidar las cosas que más nos duelen. Descarto ese pensamiento tan rápido como ha llegado. Me giro de lado y veo a Katsuki dormir tranquilo, después de nuestra rutina de "entreno" Matutino, se ha vuelto a dormir. Esta trabajando mucho estos días, se está ganando lo que se merece. Reconocimiento. Ahora le llaman para hacer más misiones importantes, lo que significa que nos vemos menos. Sonrío al ver lo dormir, podría acostumbrar me a esta rutina. Despertar cada día con él. Le acaricio el pelo y le doy un suave beso en los labios. Dulce. Sí, sería jodidamente fácil acostumbrar me a esto, pero ese es un sentimiento peligroso, así que lo guardo en la caja. Me separo de él con cuidado para no despertar le y le miro una última vez antes de salir del cuarto.
Me voy feliz a la cocina de Katsuki con su camiseta preferida de calavera, que me he apropiado como mi pijama, para preparar el desayuno para los dos. Tortitas. Ya casi siento que también es como mi segunda casa. Desde que me dió las llaves que he venido más veces aquí. Aunque también hemos pasado mucho tiempo en mi casa los dos juntos. El último fin de semana estuvimos allí. Me obligó a hacer limpieza, mucha limpieza. Limpiamos el pequeño jardín y ya lo preparamos para cuando llegara la primavera. Me ayudó a ordenar mi habitación y ordenar todos los cajones y el armario, le hice un pequeño hueco para que él pudiera poner sus cosas, al igual que tengo yo mi pequeño rincón en su cuarto. Creo que lloré al ver mi cuarto tan ordenado y limpio, hasta le mandé una foto a mamá.
Estoy poniendo la masa en la sartén cuando me da por cantar. Así que empiezo a tararear la primera canción que se me pasa por la cabeza, hasta que unos fuertes brazos me agarran de la cintura y un cuerpo cálido y duro me rodea entera. Se me corta la voz a media letra.
- Buenos días dormilón.- le digo con una sonrisa mientras intento seguir cocinando.
- Sigue cantando.- me manda él en la misma posición. Le hago caso y sigo cantando aunque ahora más bajito. No puedo concentrar me lo suficiente teniendo le tan cerca, con una sartén en el fuego y acordarme de la letra. Y para rematar él empieza a besar me la cabeza.
- Concéntrate o te vas a quemar.- me riñe él apretando más el agarre en mi cintura.
- Me lo estás poniendo difícil!- me quejo haciendo morritos y frunciendo mis cejas.
- Pues te jodes. Estoy jodidamente agusto aquí podría acostumbrar me esto.- me dice apretando más fuerte el agarre de la cintura mientras me hace caricias en el hombro con su nariz y me deja tiernos besos.
- Porque no aprovechas para duchar te, hoy no tenemos mucho tiempo.- le digo como excusa para sacar me lo de encima. No debemos incorporar esto a nuestra rutina.
- Quiero ducharme contigo.- me dice protestando de forma infantil.
-Katsuki.... - le riño yo con ese tono de no quiero discutir.
- Esta bien joder, eres una mandona cara de ángel.- se queja pero me suelta.
Yo ruedo los ojos pero sigo haciendo las tortitas. Sí, podría fácilmente acostumbrar me a esto. Pero así parecemos una... Y yo no quiero eso.
- Huele bien y eso que lo estás haciendo tu.- me dice con burla la voz de Katsuki encima de mi cabeza. Dando me un último beso.
- Callate idiota.- le digo ya en automático. Le oigo reírse al tiempo que se va dejando me muy colorada en la cocina. Sí sería demasiado fácil acostumbrar me a esto pero es peligroso. A veces me parece tan fina la línia entre el egoísmo y tener una relación que no se cuáles son los límites o hasta dónde puedo llegar.

El chico que siempre me miraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora