Capítulo 1

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Lola

Hoy me he levantado con un buen humor poco típico en mi y el por qué es bastante simple: es junio, justo  el mes donde acaba esta pesadilla llamada instituto y donde nos reunimos cientos de adolescentes con las hormonas revueltas.

He estado esperando la llegada de este mes con gran intensidad porque necesitaba desconectar para poder llegar a ser completamente feliz, permitiéndome distracciones y libertades en todos los sentidos. Solo así conseguiría liberarme del estrés acumulado en este curso.

- ¿Cómo está la niña más bonita del planeta?- Era mi padre, mi persona favorita en este mundo. Como estaba tan absorta en mis propios pensamientos ni me había dado cuenta de su presencia.

- Genial , papá-  Y nos fundimos en un abrazo que podría haber sido eterno si mi querida amiga Alma no me hubiese llamado.

- Uis, ¿no será tu novio?- Dijo en tono burlón.

Me encantaban esas bromas de mi padre, nunca me resultaban pesadas porque sabía en que momento decirlas.

- Dime Alma- dije al contestar su llamada.

- Lola, te necesito en el centro comercial ya- Me lo dijo entre sollozos, lo que preocupó aún más.

- Alma, por dios, dime que te ha pasado.

- Te lo explico todo cuando llegues. Necesito verte.- Y me colgó y mi preocupación solo creció más y más.

Al ver mi cara de preocupación, mi padre intentó facilitarme las cosas y me ofreció llevarme en coche hasta el centro comercial. Una oferta que acepté encantada porque así llegaría lo antes posible a mi destino.

Bajé del coche y la vi. Sentada en un escalón con una expresión difícil de descifrar para un  desconocido, pero evidente para mi. Estaba triste, muy triste.

- Lola...- me dijo entre sollozos mientras me abrazaba- Pablo me acaba de dejar.

La consolé durante minutos, minutos dolorosos, donde ella solo se culpaba a sí misma por lo ocurrido, algo que enseguida le quité de la cabeza.

- ¿Cómo puedes pensar eso?- Exploté- ¡Tú no tienes la culpa de nada! Que Pablo sea un imbécil que solo piensa con una parte del cuerpo que no es el cerebro no significa que tú seas la culpable. Tú solo eres una persona demasiado buena para semejante cerdo.

Me miró, con unos ojos que poco a poco iban adquiriendo su brillo habitual y una gran sonrisa apareció en mi rostro.

- Te quiero demasiado, enserio- Me dijo mientras se enjugaba sus últimas lágrimas- Perdón por haberte llamado así y, seguramente haber cambiado tus planes, pero es que todo ha sido tan repentino que no sabía como actuar. Lo sien...

- SHHH- le corté antes de que se disculpara por algo innecesario- Sabes que me tienes para todo, así que vale ya de disculpas y vámonos al Starbucks.

-¿Te he dicho que te quiero?

- Más me vas a querer cuando te diga que  invito yo- Dije entre risas. 

Y así fue como pasamos nuestra primera mañana de vacaciones, una mañana intensa donde una persona inocente lloró por la infidelidad de su ex novio, quien no había sabido valorar a la mejor novia que tendrá en su vida de mierda. Una novia que poco a poco se iba animando mientras saboreaba su adorado café de su cafetería favorita. 

"Saldremos de esta", me repetía una y otra vez interiormente.

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