Draco Malfoy Saliendo Con Un ¿Hufflepuff...?

13- Collar

Pasaron las semanas, y Potter solo aprovechaba cada momento que tuviera para poder acorralarme por ahí, cuando nadie nos veía, y aunque me costara admitirlo, estaba empezando a caerme bien, sobretodo porque bastante seguido me daba cualquier tipo de regalos, como los chocolates de Francia que me había prometido, hasta incluso canastas llenas de cosméticos y productos bastante caros, cosa que realmente me gustaba, porque de alguna manera, él siempre terminaba alegrandome el día.

Aunque debía admitir que era un poco extraño a veces, me acostumbré a mirarlo en el Gran Comedor o en las clases y pasillos, gracias a eso, pude notar que actuaba diferente cuando estaba en publico que cuando estaba a solas conmigo.

Cuando estaba conmigo, parecía más coqueto y descarado, incluso hasta frío y tenebroso a veces, de cierta forma, parecía un verdadero Slytherin.

En cambio, cuando estaba con más gente a su alrededor, era todo lo contrario, era amable y encantador, incluso hasta inocente, y entonces, toda su pinta de Slytherin desaparecía y solo quedaba un típico Hufflepuf.

Aunque claro que Draco nunca mencionó nada al respecto, no cuando su compañía era tan agradable, que no le importaba tanto aquellos cambios de actitud.

-Hey, Dray.- Y ahí estaba él, llamándome con aquel apodo al que ya me había acostumbrado. Le sonreí levemente y me senté a su lado en aquella aula abandonada, donde a veces nos reuníamos a hablar.- ¿Cómo te ha ido?.- Me preguntó mientras me sonreía, y luego se acomodaba para estar aún más cerca mío.

Suspiré y me encogí de hombros.- Supongo que igual que siempre.- Le di un mordisco a mi manzana verde, y lo miré también.- ¿Que tal tú?.- Susurré.

-Bastante bien ahora que te veo, no puedo estar mal si te tengo cerca.- Ahora me sonrió de forma más coqueta, por lo que yo solo reí.

-Claro, claro.- Dije sin creerme eso del todo, así que solo seguí comiéndome mi manzana.

-Es en serio, con solo verte mi día se alegra sin que pueda evitarlo.- Volvió a hablar el Hufflepuf, lo que hizo que mis mejillas se sonrojaran muy levemente.

-Bien, bien.- Susurré en un tono de voz bajo, mientras reía.

Ambos nos quedamos ahí durante un par de minutos más, en un silencio bastante cómodo, al menos hasta que nos levantamos para tener que ir a clases.

-Dray.- Su llamado me hizo detenerme en seco, y sin alcanzar a cruzar la puerta para salir, volteé a verlo.- ¿Nos vemos más tarde? Tengo algo que darte.- De inmediato sonreí ante eso, y asentí.

-Bien, búscame entonces.- Y con eso, me fui de allí.

Harry se quedó allí durante pocos minutos, con una sonrisa boba en su cara, porque, apesar de que conocía al rubio desde hace poco, ya estaba completamente encantado por él, definitivamente haría lo que fuera para que el rubio estuviera de esa misma forma por el Potter.

El de lentes soltó un suspiro enamorado y salió de aquel salón en dirección a sus clases, y en cuanto tuvo tiempo libre, caminó rápidamente hasta su sala común para entrar a su habitación y buscar el regalo para Draco.

Pronto estuvo tomando ya la caja en la que estaba un precioso, y definitivamente, caro collar, lo observó durante unos segundos y acarició un poco las diminutas gemas que habían en este, tan pequeñas como para que el collar pudiera pasar algo desapercibid. Sonrió levemente, y lo guardó de nuevo antes de salir corriendo para buscar a su rubio.

En cuanto lo encontró, esperó a que este lo viera para luego hacerle unas señas disimuladas para que lo siguiera y empezó a caminar hacia un área alejada y solitaria, por la que casi nadie pasaba.

Cuando Draco llegó detrás de él, le sonrió ampliamente, y luego de observarlo durante unos segundos, sacó aquella caja para extendersela.

-¿Es el regalo que me tienes?-. El rubio rió y tomó la caja para luego abrirla, con su sonrisa borrandose y quedando sin palabras al ver el collar dentro de la caja.

Sus ojos se abrieron un poco por la sorpresa, y de inmediato su mirada subió hasta al azabache, esperando ver alguna clase de expresión que le indicara que aquello era una broma, pero lo único que encontró fue la expresión algo preocupada del azabache, esperando que dijera algo sobre el regalo.

Ambos se quedaron en silencio durante al menos un minuto, con un rubio sin palabras y un Potter preocupado.

-¿Y...? ¿No te gustó?.- Murmuró el de lentes antes de acercarse un poco más al Malfoy.- Si no te gusta puedo darte otro, o puedo cambiarle las gemas, o lo que quieras.- Estaba apunto de hablar más cuando unas dulces palabras lo interrumpieron.

-Cállate ya.- Murmuró el rubio mientras sonreía levemente, y luego de unos segundos, sacó el collar de su caja.- ¿Me lo ayudas a poner?.- Preguntó, dándole la espalda al de lentes.

Harry quedó aún más sorprendido por eso, pero de inmediato una boba sonrisa se hizo presente en su cara, y tomó el collar para ponérselo al rubio.- Te queda perfecto.- Le murmuró cerca a la oreja mientras, disimuladamente, aspiraba un poco su buen aroma corporal.

-Es obvio que si.- Le respondió mientras sonreía, y cuando el Malfoy se volteó nuevamente, Harry puedo observar un leve sonrojo, que si no fuera porque ahora estaban bastante cerca, estaba seguro que no podría notar.

El Potter se atrevió a acariciar una de las mejillas del más pálido, tomándolo por sorpresa, aunque más sorprendido estuvo el azabache cuando, segundos después, fue abrazado.

-Gracias.- Murmuró el rubio, teniendo que ponerse de puntas para dejar su mentón en el hombro de Harry, debido a su diferencia de altura.

El de lentes se sentía como en el cielo en ese momento, por lo que lo único que hizo fue enrollar sus brazos alrededor de las caderas del más bajo, sonriendo a más no poder.- Siempre es un placer darte las cosas que te mereces, Draco.- Le murmuró, nuevamente cerca a su oído.

/////////////////////////////////////

Bueno, aquí está otro capítulo luego de tanto tiempo, es un poco más largo de lo acostumbrado.

Quiero retomar esta historia entonces tal vez (solo tal vez) vuelva a escribir capítulos con algo de frecuencia, aunque no prometo nada.