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28. Un día a la vez

La verdad es que todo fue

Tan extraño, tan extraño al fin

Vos buscando el polvo de Dios

Yo bebía para irme de aquí

Cada vez que pienso en vos

Fue amor, fue amor

(Fue amor - Fito Páez)

Lo más duro de intentar morir y no lograrlo no es solo la frustración, y la sensación de horrible inutilidad que queda.

Martín siente su vida más vacía que antes, porque ni siquiera ha podido terminar con ella.

Sin embargo, lo más duro es ver cómo la gente se echa culpas entre sí.

Nadie se lo dice, pero Martín lo ve en los ojos de todos. Su madre viene todos los días y ven juntos una película, aunque ella llora casi todo el tiempo. Martín ve a su padre, a tíos, tías y abuelos que pasan a visitarlo al hospital. Habla un poco con ellos, pero esos primeros días, sobre todo duerme.

Cada vez que siente una pizca de angustia, lo atiborran con pastillas de felicidad que lo inducen en la calma falsa del sueño químico. Vuelve a despertarse igual de angustiado e igual de cansado.

Sobre todo, tiene ganas de estar solo, pero nunca lo está.

Ni siquiera puede ir solo al baño, y entiende por qué. Los médicos creen que va a cortarse la cabeza con una cuchara si lo dejan solo.

Sobre todo, prefiere pasar tiempo con Simón. Todavía no dejan ingresar a nadie que no sea familia, así que habla a veces por videollamada con los chicos para tranquilizarlos. Él solo quería morirse, no ocasionar todo este lío. No le interesa que nadie se preocupe por él. No quiere que tengan que cuidarlo.

Solo quiere dejar de existir, pero no puede.

Santiago viene todos los días.

La psicoterapia no es muy efectiva cuando él está tan fuertemente drogado, pero Santiago no cree en perder tiempo.

Hoy Martín no tiene ganas de hablar.

Trata de que Simón no lo vea llorar, así que llora con Santiago.

- Firmaré para una internación en casa - Anuncia su psicólogo luego de un rato de hacerle preguntas que Martín no tiene fuerzas para responder

- No quiero estar internado - Reniega Martín entre lágrimas

- Y nosotros no queremos que mueras, así que te aguantas - Devuelve Santiago. Martin hace una mueca - Consulté a mi asesora y sugirió que lo hagamos en el estudio, y todos estuvieron de acuerdo

Martín solo gira en su almohada y se enrosca bajo las mantas.

No puede no escucharlo, pero no puede obligarlo a fingir que le interesa.

- Tienes habitaciones amobladas y cómodas allá. Podrás contar con gran parte de tus elementos de arte y tu música. Está en una zona campestre, así que al menos podrás estar en contacto con la naturaleza. Te visitaré todos los días. Tu psiquiatra irá dos veces por semana. Aunque estés en casa y con tu gente, sigues internado, así que no puedes salir, y no estás autorizado a estar solo aún.

Martín sigue ignorándolo.

- Mi asesora pensó que no querrías hacerlo en casa de tu mamá para no lastimarla, y la casa de Simón le pareció muy pequeña y sin verde para ti. Te lo digo ahora, a lo mejor la contrate