35. La despedida: Parte I

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Algo se detuvo en punto muerto

Y fue tan grande ese silencio, fue tan grande el desamor

Restos de un navío que encallaba, 

Yo te quise, yo te amaba,

No sé bien lo que pasó....

(La despedida - Fito Páez)

Olivia recuerda vívidamente la sensación de esa primera oxicodona que se tomó luego de un año sin drogarse.

Nunca nada se sintió tan bien.

Muchos adictos lo describen como una sensación similar a beber cuando te estás muriendo de sed, pero magnificado por la milésima potencia.

Olivia no está en desacuerdo con esa descripción, si tuviera que explicárselo a alguien que no consume.

Pero la cuestión es que besar a Martín se siente todavía mejor.

Las manos de él se cierran alrededor de su cintura y la estrecha contra su cuerpo, que está cálido, suave e impregnado de ese olor en el que ella podría quedarse a vivir. Su boca todavía besa despacio, incluso si sus minutos están contados. Pero el hecho de que el beso sea suavecito y lento no hace que sea menos demoledor, porque Olivia lo siente absolutamente todo. Cada movimiento sensual de su lengua, cada roce de esa boca atrevida y coqueta. Olivia sube sus manos para rodear su cuello solo por el placer de sentirlo así de cerca, pero pronto las desliza entre su pelo, hacia sus brazos, alrededor de las caderas de él. Está desesperada por tocarlo.

Siente la lengua de él bordear su labio inferior y gime contra su boca. Martín se separa.

Le sonríe.

Esos labios anchos y provocativos están húmedos y rosados por sus besos.

Los ojos de Olivia se llenan de lágrimas mientras lo mira, porque lo único que quiere es verlo así.

- No – Le susurra él – No, amor. Tenemos 18 horas para amarnos. Hagámoslas contar. Solo amor. Y nada más – Le dice cuando ve sus ojos lagrimosos

Olivia exhala, porque eso solo hace que quiera llorar más.

- Se qué no tenemos mucho tiempo y que tenemos que huir de acá, ¿pero me puedes abrazar un momento? – Le pide ella en voz baja

Martín la atrae hacia su pecho sin preguntar nada más.

La estrecha más fuerte de lo que lo haría en un abrazo normal. Porque ahora, cada toque, cada beso, cada sonrisa, cada abrazo; podrían ser los últimos.

Es como si la presión de sus brazos a su alrededor mantuviera unida a Olivia y volviera a juntar las partes que se rompieron en los últimos meses.

- Te amo mucho – Susurra él contra su cabello

- Si el mundo fuera menos cruel, este amor sería mi lechuga – Le susurra ella de vuelta. Martín la abraza más fuerte

- Lo es – Asegura él – Porque amarnos nos hizo tocar fondo, pero también nos hará volver a salir, y no vamos a ser los mismos de antes

- Te amo, idiota – Se ríe ella – No me digas esas cosas si no quieres que llore

- Bueno – Sonríe él – Entonces te diré que te ves muy sexy con ese vestido

- Espera a ver lo que tengo debajo – Dice ella con una risita

- Basta de cursilería. Nos vamos ahora mismo – Anuncia él.

Naturaleza sangre  » Martín Vargas (Morat) » AHORA EN PAPELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora