Tía Emma. ¿No me ves?

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Manhattan, 14 de Marzo 13:00 hs.

Para Aurora este día es importante. Porque es el día donde empieza el principio del fin. La reunión con el prestigioso científico y bioquímico recomendado por su amigo Valente será determinante. ¿Por qué? Porque él podrá debelar si la idea de Aurora será posible de ejecutar. Ella llega a la dirección correcta en Manhattan, un gran edificio con mucha seguridad, pareciera ser que ahí trabaja gente muy importante.

Oficina de Químico William Rost.

– Hola, buenas tardes ¿Usted debe ser el Doctor William Rost?

– Exactamente, pero no me hables de usted que aun soy un poco joven. – Aurora sonríe mientras dice –

– Ok. Doctor así será.

¿Tú eres Aurora verdad? – Valente me hablo de ti –

– Espero que bien – Responde Aurora con una sonrisa –

– Sí, claro que sí. Valente no me haría perder el tiempo con alguien que no fuera realmente útil para mi trabajo.

– Eso me tranquiliza – comenta Aurora mientras le pregunta: –

– Quisiera hacerle unas consultas Doctor William.

– Dime Aurora ¿en que te puedo ayudar?.

– ¿Tú trabajas con químicos verdad?

– El Doctor Rost responde con una sonrisa –

– Mira Aurora solo para responderte, yo soy el responsable de la fabricación de cientos de medicamentos que se venden en el país, desde antibióticos hasta jarabes para la tos, pasando por muchas investigaciones bioquímicas que han llegado a los estómagos de muchos astronautas de la Nasa. Soy químico de profesión, he trabajado y experimentado para empresas muy importantes en todo el mundo y laboratorios creando hasta vacunas. Tal vez ahora estes más tranquila.

– Aurora queda con la boca abierta y pensando que utilizaría a un profesional como el casi para que invente un caramelo pero ella fascinada no deja de responderle al doctor con la cordura que amerita:

– Interesante!! – Dice Aurora –, que a pesar de llevar lentes oscuros, sus ojos brillaban cada vez más de ilusión.

Pero sucedió algo y es que Aurora noto que el Doctor William, el típico nerd superdotado de inteligencia y creatividad estaba "idiotizado con ella, ya que Aurora había decido sacarse los lentes para mostrar sus ojos ya casi turquesas, por lo que Aurora al darse cuenta comienza a sugerirle más cosas con sus preguntas.

– ¿Y tú William, puedes imitar un medicamento?.

– Sí de todo tipo Aurora. ¿Qué estás necesitando en especial?

– Bueno, ahora te lo contare en detalle, si es que no te robo tiempo.

– No, no para nada, explícamelo Aurora, soy todo oídos.

– Mira, yo no se realmente que fue lo que te contó Valente pero yo vengo a por ti porque necesito una imitación de un remedio, el cual se vende en las farmacias de todo el mundo, estoy hablando de colirio para los ojos, pero este no es un colirio ordinario.

– Ok Aurora, voy entendiendo, ¿de qué tipo de colirio me hablas?

– De un colirio que cuando la persona se lo ponga quede ciega para toda la vida.

Aurora fue determinante en su pedido, pues sabia que si venia de parte de Valente era porque lo que se iba a pedir era algo muy inusual.

– El Doctor William le pregunta sin ningún asombro: Aurora por lo que decís tener la intención de hacerle un inolvidable daño a alguien. A mí no me asusta nada después de tener las juntas con los laboratorios con los cuales trabajo, pero me intriga porque quieres hacerlas.

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