❓🔞⚠️Siempre te he amado⚠️🔞☂️

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¡AVISO IMPORTANTE!

En este capítulo hay escenas lemon entre personas del mismo sexo. Sé que ya lo he advertido, pero por si acaso: Si no te gusta este tipo de contenido no lo leas, tampoco pongas comentarios destructivos y mucho menos, denigrantes hacia la comunidad LGTB. Cualquier comentario de este tipo será borrado.

Ahora sí, disfruten el capítulo.

...

Narra narrador

Después de encargarse de Jerome, Oswald y Edward se separaron de Jervis y Jonathan y se dirigieron en limusina hasta la mansión. Se mantuvieron todo el camino en silencio. Edward trataba de recordar detalles de los sucedido antes de quedarse inconsciente y Oswald respetaba su silencio, refugiándose en uno propio, que usaba para seguir calmándose de todo el cúmulo de dolor, ira y odio que había experimentado en las últimas horas.

Por fin, llegaron a la mansión y entraron.

- Creo que a ambos nos vendría bien descansar un poco, ¿verdad? -dijo Oswald, rompiendo el silencio, mientras avanzaba por el pasillo hasta las escaleras.

Al no recibir respuesta se giró para ver a Edward, que se había detenido a un par de metros de él y miraba al suelo con un semblante serio.

- ¿Edward? -llamó- ¿Estás bien? ¿Qué es lo que te ocurre?

Edward levantó la cabeza y lo observó seriamente por un par de segundos antes de responder:

- ¿Sabes, Oswald? Puede que no recuerde mucho -comenzó a avanzar hacia el Pingüino que lo esperaba al pie de la escalera-, pero hay algo que recuerdo a la perfección -al fin le dio alcance y, ya una vez junto a él, le rodeo con su brazo izquierdo por la cintura y añadió-. Tus labios junto a los míos y todo lo que sentí en ese momento.

Inmediatamente después puso su mano libre en su nuca, acercó sus caras y con suavidad rozó sus labios hasta que el deseo pudo más y los unió por completo. Pasados unos segundos, Oswald se recuperó de su sorpresa y acompañó a Edward en aquella danza de labios que ambos tanto habían deseado. Podían notar las sonrisas que adornaban sus rostros y que acompañaban aquel hermoso beso.

Se separaron brevemente y admiraron la luz que emanaba de los ojos del otro.

- Te amo, Oswald -dijo Edward- Siempre te he amado.

- Yo también te amo, Edward -consiguió responder Oswald, mientras notaba como la felicidad empujaba lágrimas hasta sus ojos.

Unieron nuevamente sus labios, notando como las lágrimas humedecían sus mejillas y resbalaban hasta sus labios. Continuaron así durante unos minutos hasta que, en un movimiento casi inconsciente, comenzaron a subir las escaleras.

Una vez arriba, entraron en la habitación de Oswald. El calor que desprendían se hacía cada vez más insoportable, pero se negaban a separarse, embriagados en la dulzura de sus labios.

Edward lo empujó sobre la cama, dejando al Pingüino tumbado bocarriba y aprovechando la posición para situarse encima, entre sus piernas. Rápidamente, volvió a conectar sus labios, pero esta vez el movimiento era más ansioso y salvaje. El deseo brillaba en los ojos de ambos.

Golpeaban sus bocas, con ansia, buscando juntarse más, porque nunca parecía suficiente. Sus lenguas se unieron a aquel baile de pasión, descoordinadas y confusas, pero hambrientas del sabor de la otra. El aroma de sus perfumes los rodeaba, creando un deliciosa burbuja en la que decidieron encerrarse.

A cada segundo el calor aumentaba, y la ropa cada vez se hacía más incómoda y apretada. Entre jadeos, ambos se quitaron las chaquetas dejando puestas su camisas y corbatas. Edward agarró el nudo de la corbata del Pingüino y tiró de él, obligándole a separarse un poco del colchón para poder llegar de nuevo hasta sus labios. Por su parte, Oswald se atrevió a introducir sus manos por dentro de la camisa de Edward y se entregó a la tarea de recorrer cada zona del marcado abdomen de su amante, mientras luchaba con la sensación de ahogo placentero que le provocaba el tirón en su corbata.

Liberarme para amarte (Nygmobblepot/Hattercrow)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora