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Lograron ingresar a un buen local de ramen, el pedido lo hacían primero en una máquina y, una vez adentro, el mesero únicamente tomaba la comanda e iba por los platillos, cuando quisieron agregar algunas cosas, la chica que les atendía miro nerviosa a Viktor y se dirigió únicamente a Yuuri, cuando el peliplata también le hablo en japonés, la chica pareció volver a respirar, aunque igualmente agregaba algunas palabras en inglés.

— Nunca me cansaré de esto, siempre serás extranjero— Se reía Yuuri, divertido con esa situación, a pesar de que el mayor contara con la nacionalidad, todo él en conjunto era lo contrario de pensar en un japonés, aunque la verdad era que quien más tenía en cuenta protocolos y tradiciones japonesas, era Viktor, incluso más que Mari o el mismo Yuuri.

— Es horrible, cuando estaba en Suiza muchos se sorprendían de que fuera tan distante ¡Quiero mi propio espacio!— Reían igual que antes, tal como siempre Viktor había querido relacionarse con Yuuri, los movimientos del azabache eran relajados.

— ¿Estudiaste finalmente mientras estuviste allí en Suiza?

— Claro que si, termine mi licenciatura en literatura inglesa e hice algunos cursos de narración... 

— Oh, entonces ¿Si planeas ser escritor?— Viktor se tomo unos segundos cayado antes de hablar. Cada vez que veía sus textos incompletos, sus obras terminadas, pero por las que ni el mismo daba un peso, cuando se colocaba frente a la laptop con un nuevo documento en blanco, en esos momentos no podía evitar penar que estaba haciendo el ridículo e inútil— Me encantaría poder leer lo que escribes... 

— ¿Lo dices enserio? — El mayor pareció sorprendido de escuchar aquello.

— Claro que si, heredaste la creatividad de papá, eres listo, creativo e ingenioso... me imagino que debes tener historias geniales... 

— No son ton así... 

— ¿Me dejarías leer alguna?— Viktor asintió cohibido, repasando en su mente a alta velocidad qué historia no tenía un personaje basado en Yuuri ¿Se daría cuenta si leía alguna?

Salieron de aquel local con ánimos de caminar un poco, ya iban a ser las tres de la tarde y el paisaje otoñal los había invitado a pasear un poco más. Se pusieron al día con aquellos cinco años de distanciamiento, Yuuri se había mudado a Tokyo el mismo año en que Viktor partió a Suiza con su papá, entro a estudiar fotografía, a pesar de en un principio hacerlo de manera informal, ahora trabajaba regularmente con una revista de modas bastante popular, por lo que solía estar entre semana paseándose por Harajuku o el centro de Tokyo con su cámara y algún otro equipo fácil de cargar, a veces iba con su mejor amigo, un chico de origen Tailandés que había estudiado junto con él.

— Tiene un blog dónde comenta sobre moda y vende prendas confeccionadas por él, es muy entretenido pasar horas editando fotos en su compañía, a veces tiene ideas muy locas, pero que resultan realmente bonitas. Nos gustaría poder tener nuestro propio estudio de fotografía...

— Nunca te imagine muy pendiente de la moda— Le reconoció Viktor.

— Si... en verdad no creo estar realmente pendiente, incluso hoy en día, cada vez que salgo de compras, Phitchit me ayuda con la ropa, en un principio fue un desastre total, pero poco a poco logré llegar a un estilo, ahora es más fácil comprar solo— El peliplata hecho un vistazo rápido a las prendas de Yuuri, y podía notarlo, había cierta elegancia en lo que vestía, muy fiel al carácter sencillo del menor, sin embargo, eran ropas casuales y juveniles, combatiendo un poco aquella timidez usual en Yuuri, que desde pequeño había sido introvertido y algo callado delante de mucha gente.

— Phitchit...el bolso del baño entonces es de él...— Murmuro el mayor. 

— ¿Revisaste el mueble del baño? — Se sorprendió Yuuri.

Amado hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora