Amado hermano

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En las calles de Hasetsu, entre aquellos negocios, las paradas de autobús, los abundantes arces de la avenida principal y la playa, Yuuri creció para convertirse en quien era ahora. Saludaba a cada vecino con la cálida sensación de quien saluda a un familiar que siempre te ha tratado bien y es amable, alimentaba a los gatos junto al puerto de pescadores como si fuesen sus propias mascotas y ayudaba a cada niño que tropezaba cerca de él tal como si hubiese tenido alguna vez un hermano menor... fue esa misma sensación de que todos allí le conocían y esperaban algo de él, lo que le hizo sentir ahogado. Entrando a preparatoria, Yuuri comenzó a salir con Chihoko... en un principio, quiso creer que en verdad le gustaba, pero pronto se dio cuenta que fue inercia; desde que en secundaría se le ocurrió que encontraba linda a aquella delgada y tierna chica que estaba solo un grado por debajo de él, los rumores estallaron como dinamita, y más temprano que tarde, Yuuri se vio empujado a interactuar con ella. Hirosagawa no solo era bonita como Yuuri había dicho entonces, descubrió con ella muchas cosas sobre si mismo, era una mujer amable y amorosa ¿Tuvo sentimientos por ella? Podría decir que sí... aunque nunca fue ese calor asfixiante y tormentoso que sintió tiempo después cuando comenzó a entender exactamente, el por qué no lograba sentirse así con una mujer. Chihoko se mantuvo como una fiel amiga, y cuando determino que se mudaría a Tokio, fue la primera en apoyarlo. 

— Quiero seguir contigo, Yuuri...

— Chihoko, yo... Lo siento, no sé si puedo amarte con todo lo que soy, mereces a alguien que pueda amarte de verdad... quererte completamente y...

— ¿Que dices, Yuuri? — La muchacha le tomo suavemente del rostro, haciendo que la mirara a los ojos mientras que sus pulgares limpiaban con delicadeza aquel tímido rastro de lágrimas que Yuuri dejo salir al comenzar a charlar— Siempre, de todos los chicos con los que he estado, tú has sido quien mejor me trató... Quizá no estuviste enamorado de mi, pero que  no se te ocurra ni por un momento, creer que no me hiciste sentir amada, si de algo me lamento, es que no pude hacer llegar mi amor hasta ti y confortar tu corazón como tú lo hiciste con el mío, por qué si hubiese sido así, sabrías que jamás pensaría que merecía algo mejor... Eres el mejor hombre que conozco Yuuri, y eso no cambiará, aunque solo puedas caer enamorado de un chico... sinceramente, siento envidia...

— Chii...

— Tranquilo, es broma... pero realmente te amo, Yuuri, y en algún momento, quiero creer que tú también lo hiciste...

El cuerpo de una mujer no era algo Yuuri no pudiese ver ni tocar, la intimidad con Chihoko nunca se sintió mal, pero Yuuri nunca podía sentirse cómodo con ello, cuando terminaban no podía evitar ver el cuerpo cansado de su compañera y pensar dentro de si, que ese no era el cuerpo que ansiaba tener a su lado... y eso lo destruía.

Cuando se mudo a Tokio, lo hizo junto a Chihoko... afortunadamente los padres de ella tenían el dinero suficiente para darle a Chii su propio apartamento y, aunque en un inicio, no sabían que iría a vivir con Yuuri, ambos padres no se opusieron, y comprendieron la posición del chico. La familia Katsuki era bastamente conocida por la gente de Hasetsu, sus aguas termales atraían múltiples turistas en las épocas más fuertes y prestaban ayuda constantemente a otros vecinos, cuando Yasha comenzó a enfermar cada vez más fuerte, muchos se unieron para ayudarlos a ellos entonces, sobre todo cuando el dinero que hacían las obras del peliplata comenzó a ser insuficiente, y aunque lo agradecía, Yuuri se sentía en un aparador, uno donde todo mundo decidía como se debía de ver y ser, para ser digno de estar en esa misma vidriera que le hacia conocido, menos él. 

— Es raro volver a encontrarte aquí— Por supuesto que estaría, prácticamente cada familia de Hasetsu tenia relación con los Katsuki, y saber del funeral de Yasha había conmocionado a muchos.