Día de primavera L.S

Niño Bueno

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"¿Listo para ir a la escuela, bebé?" cuestionó la adulta. Hoy como cada lunes iniciaba una nueva semana escolar. Su pequeño niño de cinco años iba de lunes a viernes al colegio. Estaba en el primer año de primaria, el cual, empezó hace tres meses.

Su pequeño niño de cabello rebelde le devolvió una radiante sonrisa, terminando de desayunar sus huevos revueltos con tocino. Su madre le explicó antes de entrar al colegio que ya era todo un niño grande, por eso lavaba siempre su plato luego de usarlo al desayunar y ya sabía atarse la cuerda de los zapatos.

"Te puse fruta, un sándwich en forma de flor como te gusta, comes todo ¿Está bien?" cuestionó su madre.

"Sí mami, ¿Pusiste gomitas?" cuestionó el menos, poniéndose su mochila roja, la cuál era algo grande, debido a que le quedaba hasta más debajo del trasero.

Su mamá la compró grande para que le durara muchos años.

"Sí, pero debes comerlas luego de acabar la fruta" dijo su madre "Están en el bolsillo de atrás, junto al respirador, no lo olvides"

"Sí mami" respondió el pequeño, cogiendo en una mano su lonchera de los ositos cariñositos que logró obtener tras muchas súplicas a su madre.

Él amaba el que daba abrazos.

"¡Mamá!" dijo cuando salieron a la entrada de la casa y vio al autobús acercarse "¡Ya vienen por mí!" dijo emocionado.

Y su madre no pudo estar más feliz de tener un hijo al que le guste ir a la escuela.

"Despídete de tu madre antes de salir corriendo" dijo la adulta, haciendo que el pequeño Harry se voltee.

"Un beso, por favor" dijo señalando su mejilla rosa con su pequeño dedo índice. La mujer lo cargó dándole muchos besitos.

"¿No olvidas nada?" cuestionó la mujer.

"No, tengo mi tarea de pintar aquí en mi mochila" dijo caminando a la acera de enfrente.

"Bien, no pelees, te comes todo, pones atención a la clase y sé bueno"

"Sí mami" dijo Harry, un poco exasperado, el autobús estaba recogiendo a su vecinito Niall, el mejor amigo del pequeño rizado.

"¿Lo prometes?"

"Promesa" dijo el pequeño Harry extendiendo su pequeño meñique a la par, sellando el juramento.

Siempre se portaba bien, y hoy no sería la excepción.

El autobús amarillo con líneas negras paralelas frenó frente a la acera de su casa, el pequeño niño subió al auto, paró en las escaleras para despedirse de su madre con un sacudón de manos.

"Buenos días, muchachito" dijo el conductor del bus, al terminar de ver al pequeño subir los escalones con sus pequeñas piernitas, le brindó una gran sonrisa, para darle confianza al menor.

"Buenos días, señor conductor" dijo el pequeño rizado "Me llamo Harry, voy en primero B"

"Bien Harry, ve siéntate donde desees, hay muchos asientos" dijo y esperó a que el niño tome asiento para arrancar, no quería que se caiga o algo por el estilo, no quería ser despedido.

El pequeño Harry fue directo a los asientos traseros, su buen mejor amigo (y vecino) Niall, lo esperaba, sacudía su pequeña mano, como si el autobús fuera demasiado grande o él demasiado pequeño.