Allí estaban, rodeados de cuatro paredes con colores claros predominando el blanco, con el característico olor a alcohol y medicinas que desprendían los hospitales.
Recostado en esa camilla incomoda junto con su Alfa.
Katsuki y Izuku no saben que decir, sinceramente no saben cómo describir todos esos sentimientos que se arremolinan en su pecho con intensidad.
Emoción.
Alegría.
Alivio.
Paz.
Gozo.
Amor.
Cansancio.Eran tantas que no terminarían nunca de nombrarlas porque si tuvieran que resumirlo en una palabra seria; felicidad, felicidad pura y sincera.
Alfa y Omega se miraron con diferentes emociones brotando de sus ojos brillantes. Compartieron una risa dentro de un suspiro mientras juntaban sus frentes cerrando los ojos, dejando que todas sus emociones brotaran a través del lazo que compartían.
Izuku abrió los ojos dejando fluir las demás lágrimas que guardaba mientras que Katsuki sonreía con ternura sintiendo como unas lágrimas traicionera salían de sus ojos rubí.
Katsuki sonrió y beso los labios de su amado sintiendo completa paz a tenerlo por fin en sus brazos. Beso su frente y mejillas pecosa por donde las lágrimas resvalavan.
Los dos se volvieron a miraran para sonreír con todo el amor que tenían y dirigir sus miradas hacia el pequeño envuelta en mantas que llacia en los brazos de Izuku.
El pequeño cachorro bostezo dejando ver su pequeña boquita roja y ensias sin dientes, sus ojos apenas y se abrían pero un color oscuro rojo se veía.
Katsuki sonrió enternecido con sus emociones aflote y pensar que esa pequeña cosa les había hecho la vida de cabeza en tan solo nueve meses.
La enorme mano callosa y rasposa de Bakugou pasó sobre la pequeña cebecita del bebé acariciando con una delicadeza casi inaminable por alguien tan tosco como lo era el Alfa.
Alfa y Omega volvieron a mirarse. Katsuki lo beso y susurro en los labios del contrario:— Los amo.
— También te amamos — sonrió Izuku dejando un pequeño beso en los labios del contrario.
La burbuja se rompió cuanto el fuerte llanto del cachorro en sus brazos inundó la habitación. Los dos se miraron, sin saber que hacer.
Definitivamente sería un reto nuevo para Alfa y Omega.