Katsuki se mordió el labio y se detuvo un momento antes de entrar en la habitación, las cosas se habían puesto demasiado mal. Trato de tomar aire antes de entrar, era el Alfa, se supone que debería estar apoyando a su Omega en todo momento, en las buenas y en las malas como lo prometieron, y este era uno de esos momentos.
Izuku era un Omega regresivo, su útero era más pequeño de lo normal y le era difícil - casi imposible - gestar sin riesgos. El quedar embarazado había sido un completo milagro para ellos, por eso cuando este se hizo exámenes diciendo que era positivo, había olvidado completamente ese pequeño detalle hasta hace tres días atrás.
El Omega apenas cruzaba su sexto mes de embarazo cuando estaba en el patio ayudando a su madre con algunas cosas en el depósito, cuando una torre de cajas había caído, Izuku por reflejo agarro dos cajas antes de que estas cayeran, pero estas pesaban tanto que había hecho demasiado esfuerzo causándole dolores abdominales que lo llevaron al hospital.
Había sido largas horas llenas de espera y preocupación, Katsuki había gritado alterado en resección para poder ver a su Omega. Cuando le dieron el permiso de ir a verlo, Izuku rompió a llorar cuando el Alfa estuvo en sus brazos, la doctora le explicó que al ser un Omega regresivo el embarazo era mucho más delicado que el normal por ello cualquier movimiento brusco, estrés, o alteraciones eran peligrosas para el cachorro.
Izuku se culpo por ello y se encerró en su habitación durante esos tres días negándose a salir o hacer cualquier cosas por miedo a que la más mínima acción perjudicará a su cachorro, pero eso también estába mal, pues este solo se la pasaba llorando y encerrado en una tristeza pidiendo perdón en murmullos y farfullos.
Antes de este cachorro, Katsuki y Izuku habían intentado tener un Bebé pero había sido algo imposible pues tuvieron un aborto expontaneo, y así dos veces más, aunque esas veces no sabían que Izuku estaba embarazado, aún así había sido muy doloroso para ellos.
Tomando valentía, Katsuki abrió la puerta de la habitación, el cuarto estaba oscuro, lo único que iluminaba pocamente la habitación era la luz que se escurria por las delgadas cortinas del balcón, el aire allí era pesado, triste y deprimente, los sollozos viajaban con eco por las paredes.
El rubio sentía a su corazón estrujarse, había pasado sólo tres días desde lo que ocurrió, pero se sentía como si aún estuvieran en la sala fría del hospital, aún siente sus manos temblar y su garganta cerrarse ante el miedo.
Se acercó con cuidado hacia el nido que su Omega había hecho de sábanas y ropa de los dos, allí se encontraba enroyado entre las sábanas en posición fetal mientras sus brazos se aferraban a su pancita abultada.
Sin decir palabras, se acostó junto a su Omega dejando salir su aroma como venía haciéndolo desde que entró a la habitación envolviendolo completamente, Izuku se junto más a su Alfa buscando más contacto, para sentir la compañía y los brazos protectores del Alfa.
Katsuki le beso sus rizos mientras lo encerraba en sus brazos y pasaba su mano sobre el vientre abultado con cariño.
— Debes salir de aquí, tus padres y los míos están preocupados... — susurro despacio siguiendo con sus caricias y tratando de secar las lágrimas que caían por las mejillas del pecoso. — No es bueno para ti, ni para el cachorro que te encierres así...
— Solo... Solo no quiero que algo así vuelva a suceder. — los ojos se llenaron de lágrimas y un pequeño sollozo salió de sus labios temblorosos — Fue... Fue mi culpa, perdona, por favor, perdona — sollozo aferrandose a su pansita mientras farfullaba entre lágrimas disculpas a su bebé.
— Izuku no fue tu culpa, fue un accidente — trato de tranquilizarlo, a todos le había afectado el recién accidente pero Izuku había sido el que mas sufrió — ¡Izuku ya basta! ¡Esto no fue tu culpa! — gruñó el Alfa tomando la cara del pecoso entre sus manos, los ojos rojos e inchados hicieron presencia haciendo que el alma del Alfa se quebrara — No fue tu culpa — bajo su tono — No fue culpa de nadie...
— Es que... Si yo no fuera..., — susurro en un lamento, Katsuki contrajo sus facciones y estuvo apunto de contradecir sus palabras pero Izuku lo interrumpio:— Estuve pensando... Desde antes, ¿Crees... Crees me equivoque? Es decir, sabes que... Soy un Omega regresivo y... ¡Esto es imposible! — rió sin gracia entre lágrimas. — No quiero perderlo, no ha este, son seis meses ¡Seis benditos meses, Katsuki! Dudo que pueda soportar esta pérdida... Tal vez no debí...
— Izuku, la Doctora Kayame dijo que nuestro bebé es fuerte, que solo fue un accidente — hablo Katsuki tratando de convencer a Izuku y así mismo.
— ¿Qué tal si vuelve a pasar algo como lo de hace tres días? ¿Qué tal si esta vez él...? — Izuku trago con dificultad su garganta se cerraba casi dejándolo sin aire.
— No pasará. No pasará nada, estarás bien, estaremos bien — se corrigió dirigiendo una de sus manos al vientre abultado. — Solo, asegúrate de no seguir llorando, al menos que solo sea por que no les traje a ti y a Maní sus donas favoritas ¿si?
Escuchar el apodo en los labios de Katsuki hizo que después de esos tres días sus labios se curvaran en una sonrisa.