Izuku ya desde hace cuatro meses había tenido un hambre atroz junto a sus vómitos ocasionados por los olores fuertes que al parecer a Maní no le agradaban.
Su día se resumía a Comer, vomitar y dormir.
Y es que Izuku siempre comía lo necesario, pero ahora comía más que una lima, más que todo dulces, en realidad comía cualquier cosa pero siempre le ponía dulces.
Una vez frito crema batida y la coloco en unos panes tostados con tomate, lechuga y pepinos cubiertos de chocolates, y maní.
También le gustaba comer conbinaciones aberrantes a altas horas de la madrugada, Katsuki estaba muy cansado de eso pero no podía hacer más que obedecer, pues el humor de su Omega no era algo a lo que le gustaría afrontarse.
Ya eran más de las tres de la tarde y Katsuki acavaba de llegar después de haber corrido por el barrio como normalmente lo hacía, entró a la casa y se dirigió a su habitación en donde Izuku estaba tirado en la cama con un top y un chort corto.
— ¿Deku? ¿Por qué aun sigues en la cama? — cuestionó Katsuki mientras buscaba un cambio de ropa y una toalla para bañarse, desde que salió por la mañana no había visto a Izuku salir de la cama más que para el baño y la cocina, con varios intervalos a la habitación en donde se quedaba durmiendo.
Izuku gimió dándose la vuelta en la cama y apropiándose de las sábanas, enroyandose por completo en una posición que no molestara a su pasinta.
— Maní, tiene Antojos de pizza con peperoni, anchoas, también algunos aceitunas cubiertas de chocolate y... Un yogurt de melocoton — pidió con voz rasposa y perezosa sin mirar al rubio. Katsuki hizo una mueca asqueado ante todo eso.
— ¿... Aceitunas cubiertas de chocolate? — se cuestionó así mismo el rubio sin poder creer lo que su Omega le pedía, iba a decir otra cosa pero su mueca se agrando cuando Izuku exclamó.
— ¡Y maní! ¿puedes traeme esas aceitunas cubiertas de cholate con maní? No importa la pizza, pero consigue esas aceitunas... Sabes que a Maní le gusta mucho — y rió un poco al decir tantas veces Maní.
— Maní si te hace comer cosas raras... — bromeó Katsuki con una mueca mientras negaba con la cabeza.
Izuku, sacó su cabeza de entre las sábanas dejando ver su desaliñada apariencia y soñolienta mirada hacia el rubio que de alguna manera se le hizo tierno mirarlo así, recordándole alguna especie de hámster regordete.
A pesar de sus vómitos, Izuku no perdía peso, en realidad lo veía más rellenito con su linda pansita.
— También tengo ganas de llorar... — gimoteo Izuku con un puchero mientras sus ojos empezaban a cristalizarse. — ¿Nos quieres, Kacchan?
Katsuki pestañeo preocupado, sabía que Izuku sollozaba sin razones aparentes, según la doctora era parte de las hormonas, pero Katsuki no se podia permitir dejar que su adorado Omega derramará alguna lagrima.
Se acercó a él rápidamente para abrazarlo aún entre las sábanas, mientras empezaba a repartir besos por su pecosa cara.
— Los quiero, Los amo, Izuku, Los amo y los quiero, a ti y a maní, con toda mi alma — declaró Katsuki observando los hermosos ojos verdes empañados, y dejando un beso en el puchero que formaban los labios de Izuku.
Izuku asintió pero esta vez frunció el ceño sin quitar el adorable puchero en sus labios mirando con seriedad a Katsuki:— Entonces traele a Maní, sus aceitunas cubiertas de chocolate con maní.
Y Katsuki tuvo que obedecer porque cuando Maní pedía algo, se cumplía.