Sí. Ando escribiendo esto el 26 de marzo cuando el día del padres fue el 19... no juzguen. En fin feliz día a todos., con retraso.
Este extra va a ser como una pequeña continuación de "14. Nao" asique les recomiendo que lo lean.
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Narra T/N
Me encontraba haciendo el desayuno a los dos hombres de la casa, los cuales no paraban de corretear por dicha. Resulta que en el colegio ya les habían explicado a los niños que era el día del padre así que el nuestro decidió pasarlo en grande con su padre. Kaku acabaría con dolores de espalda seguramente.
-¡Chicos, a comer! - grité viendo como el primero en llegar era Nao.
Él estiró de mi pantalón de pijama para que me agachase cosa que hice para luego recibir un lindo besito en mi mejilla.
-Gracias mamí. - pronunció animado sentándose en la mesa empezando a desayunar.
A los pocos minutos llegó Kaku cansado provocándome una cierta gracia. Al parecer era más cansado pasar un día con su hijo en vez de un día de su anterior trabajo.
-Hola amor - comentó al llegar para tomarme de la cintura y besar mi cuello.
-Buenos días - le respondí para empezar a desayunar mientras el se sentaba.
En estos 5 años Kaku había conseguido tener su trastorno controlado al cien por cien y eso me hacía feliz. Significaba que tendría más amor propio.
-Papi, ¿me llevas hoy al cole? - vi la cara de pánico de su padre al oír lo que le pedía su hijo.
-¿No te puede llevar tu madre?
-No - me aguanté la risa que me causaba la situación en la que estaba mi marido. - además quiero pasar la tarde en el parque junto a ti. Hay que celebrar tu día.
Aparte la mirada rápidamente para ocultar mi risa. Seguramente él quería pasarla en la cama todo el día junto a mí, pero su bebé ya no es tan bebé y ni le iba a dejar.
-¡Vamos! - gritó animado su hijo al ver que su padre terminó el desayuno.
Al cabo de cinco minutos los vi en la puerta despidiéndose. Será un día duro para él. Lo mejor será pensar en un regalo que le pueda hacer.
Narra Kakucho
Cuando dejé a Nao en el instituto suspiré. Pensé que mi día iba a ser para disfrutar en el sofá con mi amada, pero al parecer no iba a ser así. A veces me pregunto de dónde saca tanta energía.
Total, mientras que mi hijo estaba en clases iba a poder estar con mi amada. O eso pensaba cuando me llamó ella misma prohibiéndome ir a casa hasta que recogiese a nuestro hijo. Que bien.
Decidí irme a ver a Izana para contarle todo lo que me ha pasado durante estos años sin vernos. Una vez se terminó él tiempo de estar junto a mi amigo, salí del cementerio ilusionado porque podría ir a ver a mi mujer.
-¡Papi! - gritó mi hijo al salir del colegio subiéndose en mis brazos. - Vamos a casa a comer rápido que después hay que ir al parque. - habló animado.
-Vale, vale pero cuéntame que tal tu día en clase pequeño. - Dije relajándole mientras lo dejaba en el suelo y lo tomaba de la mano.
-Pues ha sido bastante raro la verdad. - dijo mirando el suelo.
-¿Y eso? - pregunté interesado en saber.
-pues estuvimos jugando en clase y haciendo trabajos por el día del padre pero no comprendo bien lo que me dijeron mis compañeros en el recreo. - escuché atentamente preocupándome por eso último.
¿Le habrán instalado?, ¿Y si le han dicho algo malos de nosotros?... Eso era lo único que que pasaba por mi cabeza, preguntas y más preguntas.
-¿Qué te dijeron Nao? - dije tomándolo en brazos.
-Pues me han dicho que ayer vieron cosas muy raras - explicó - dicen que han visto a su papi poniéndose una especie de globo de plástico por donde hacemos pipi y que después lo metían en un agujero a su mami. - me quedé procesando. - ¿Tú has hecho eso a mami? - Rápidamente negué a pesar de que obviamente si lo había hecho.
-Tú, olvida eso ahora, además no le cuentes a nadie, ni siquiera a mami ¿si? - Él asintió inocentemente.
Y conforme pasó el día nos divertimos. Comimos carne con verduras, mi comida favorita, para luego ir al parque a jugar. Entorno a las 8 de la tarde, volvimos a casa para ducharnos y así ir a dormir. Justo cuando salí me encontré con mi pequeño a medio vestir y somnoliento. Coloqué mi toalla en el cuello para arreglarle lo que le faltaba del pijama.
