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- Sanzu, ¿estás drogado o que cojones? - Pregunté incomodo al ver cómo poco a poco empezaba a sonreír como solía hacer de normal.
Me quede viéndolo incrédulo pues él nunca había sido así conmigo. Él era mi mano derecha, pero podía creer lo que estaba pasando, simplemente no podía.
- Estoy limpio... Por una vez en la vida estoy limpio, la pregunta aquí es, si tú lo estás. ¿Sabes? Hubo un día que me asomé a tu habitación para comentarte un trabajo. Lastimosamente no sabía que estabas en una sesión especial de psicología. - Suspiró y miró al techo. - Es cierto aquella frase que me dijiste una vez, la vida es una mierda, todos te traicionan, ¿no? Ran se fue, se casó y falleció junto a su familia. Rindou se casó, se fue, y me abandonó. Kakucho, se va a casar y va tener un hijo. Takeomi se casó, falleció su mujer y fue a cárcel. Mochi desapareció de la nada. El último que me quedaba eras tú, hasta que recordé qué te estás liado con la psicóloga que te pago y te traje yo. - Bajó su vista para verme - Todos son unos hijos de puta.
- Tú vas a asesinar a lo poco que me queda de familia. ¿¡Eso no es de ser hijo de puta!? - Grité ya alterado hasta que vi como de sus ojos empezaron a derramar a pesar de su cínica sonrisa.
- Lo hecho... Hecho esta ¿no? - Su arma cambió de dirección, apuntando a un lado de su cabeza. - Te he dicho que no iba a fallar a la palabra de mi chica, y así lo voy a hacer. Gracias por todo, solo me queda la última cosa que me pidió. - Abrí mis ojos como platos y rápidamente puse seguro a mi arma para tirarla al suelo.
- Suelta el arma Sanzu... Te lo pido por favor. - Dije acercándome a una velocidad moderada.
- ¿Ahora? ¿Ahora te importo?, la única persona a la que le importé me pidió esto, y no se lo voy a negar.
Entonces apretó el gatillo.
Mi mano derecha se había suicidado frente a mis ojos, su cara estaba deformada debido al balazo. Todo gracias a una gilipollas que le había utilizado. Me sentía inútil, pero sabía que si no me movía 3 vidas serían las que perdería hoy.
Salí de la casa dirección al lugar donde era la reunión con intención de llegar a tiempo antes de que me los quitasen de las manos como ya me había pasado antes.
Narra T/N
Íbamos tranquilamente andando hacia la fiesta. Caminábamos acaramelados por la noticia que le había dado además de que estábamos disfrutando el no tener que escondernos para expresar nuestro amor.
- Te amo pequeña - Pronunció por quinta vez mi futuro marido.
- Ya, amor, lo sé. Se ve que te ha gustado mucho que estés embarazada. - Comenté sonriendo alzando la vista al cielo estrellado.
