Capitulo 2

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Capitulo 2:Apariencias

Un baño de agua caliente, seguido de una buena sesión de agua fría me refrescó muchísimo. Incluso hasta me sentía más descansado, así que planeaba esperar a que Izumi regresara del trabajo para hablar con ella antes de dormir un poco.

Acabé de secarme el cabello con la toalla, me lo trate de peinar y acomodar un poco mis rizos. El flequillo me había crecido a lo largo de los meses que no me lo había cortado, así que ahora tenia que acomodar bien mis rizos asi no me estorbaran. Me sequé bien el cuerpo y me puse una camiseta sin mangas y unos pantalones cortos de jeans. No encontraba mis zapatillas de verano, así que no tuve más que ponerme mis zapatillas rojas.

Cuando estaba terminando de ordenar mi maleta, oí el timbre de la puerta de entrada sonar. Dudé que fuera mi hermana, puesto que se suponía que ella tenía la llave de su propia casa.

Salí del cuarto y me dirigí hacia la pequeña sala, la cocina estaba a un lado, así que no me costó encontrarla.

— ¡Izuku! —llamó mi hermana. Entonces sí era ella quien había llegado a casa. Crucé a grandes zancadas lo que nos quedaba de distancia y ella me abrazó—. ¡Izuku, me alegro tanto que estés aquí! ¿Tuviste problemas con el vuelo?

—No, todo en orden. Solo tuve un percance cuando llegué a la casa —dije desviando mi vista a Shoto que estaba apoyado sobre el umbral de la puerta—. Pero ya está solucionado.

—Oye, solo cuidaba la casa —se quejó él—. No puedes dejar entrar a cualquiera cuando Eri está durmiendo. Mira si resultabas un roba bebés.

Fruncí el ceño. Izumi me abrazó más fuerte y luego de separarse de mí, me sonrió.

Nos dirigimos a la cocina.

—Lo que dijiste hoy, ¿lo decías por Eri? —pregunté algo atontado mientras lo seguíamos.

Shoto se giró y me lanzó una mirada penetrante que combinaba a la perfección son su sonrisa engreída. Eso había resultado bastante vergonzoso, porque estaba seguro que él sabía lo que yo había pensado.

El brillo de sus ojos se podía captar a varios metros. Él estaba ahora con su cadera apoyado en la mesada, tal vez recordando y riéndose de mí el muy bastardo.

—Sí —se encogió de hombros—. ¿Por qué iba a decirlo sino?

—No, por nada —dije y me senté a la mesa. Apoyé los codos sobre la madera y me llevé las manos a la cabeza para sacudirme el cabello. Izumi sacó unas tazas y unos saquitos de té.

— ¿Quieres té?

—Claro, ya sacaste las tazas.

— ¿Y tú, Shoto? —dijo girándose hacia él.

—Seguro, cuñada. Una bebida caliente para un día caliente —dijo y me miró de reojo. No sé de qué colores me puse en ese momento, pero por suerte nadie lo advirtió. O por lo menos nadie lo hizo hasta que me atraganté con mi maldita saliva.

—Bueno, entonces toma un vaso de leche —lo regañó mi hermana.

—Oye, era solo una broma. Claro que quiero un buen té. Después de que enciendas el aire acondicionado.

Izumi tomó un pequeño control blanco que estaba sobre la mesa y apretó una serie de botones que produjeron algunos pitidos, luego el aire comenzó a enfriarse. Que linda sensación.

Miré a mi hermana por unos segundos. Se parecía muy poco a mí. Mientras que mi cabello era verde, el de ella era negro. Mientras que mis ojos eran verdes esmeraldas, los de ella eran un azul profundo. Había sacado los rasgos de mi padre, mientras que a mí me habían tocado los de mi madre. Y ni siquiera nos asemejábamos en la estatura porque Izumi medía lo normal, cerca del metro 60, y yo casi un metro 70.

Mi dulce destrucción (TodoDeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora