Capitulo 22

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Capitulo 22:Confusiones.

Parpadeé unas cuantas veces antes de despabilarme por completo. Tuve que recordar dónde me encontraba antes de levantarme. Ahora que las ideas comenzaban a ordenarse, recordé que estaba en el apartamento de Ochako. Ella me había dejado quedarme allí, y encima había ofrecido su cama para que no durmiese en el sofá.

Había sido una noche tranquila; comimos pasta, de postre el helado prometido, y antes de acabar viendo una película muy triste interpretada por Richard Gere y un perro que me hizo llorar como loco, bebimos un poco de café. Eso era básicamente lo que imaginaba el día que viajé a Londres, quería tener una vida así, tranquila, calma. Una vida con pequeños momentos felices. Y sin embargo, en ese instante comprendí que mientras Shoto estuviese en mi cabeza, nada de lo que Ochako hiciese; por más cariño que le tuviera, se iba a sentir tan bien como con Shoto.

Cada momento con él me había resultado perfecto, digno de recordar por el resto de mi vida. No lo sé, tal vez el amor lograba eso; que una mirada, una sonrisa o un simple chiste fuese magnifico, hermoso...

Cerré los ojos y la imagen de Shoto se materializó en mi mente.

« Te amo. ¿Sabes?, creo que te he amado desde que apareciste en la puerta con esa cara de tengo mal genio y si no te gusta, a la mierda. » Sus palabras me habían sonado tan sinceras.

—Te quiero, Shoto —susurré en la penumbra—. Te quiero aunque sé que debería odiarte por hacerme sufrir.

« Te quiero tanto que tengo miedo que todo sea una mentira, y de que cuando te des cuenta de que no vale la pena estar conmigo, te marcharás. »

—¿Qué es lo que está sucediendo contigo, amor? Algo anda mal, Shoto, lo siento aquí —llevé mi mano al centro de mi pecho, la angustia seguía allí, aferrada a mí—, en el corazón.

Y luego la imagen de Ochako, y sus palabras.

«Yo creo que te quiere, pero a veces el miedo nos hace ir en la dirección incorrecta. »

Una sola palabra: miedo. Miedo. Miedo. Miedo, ¿a qué? Pero lo que probablemente me intrigaba más era, ¿por qué desde la perspectiva de casi todos, Shoto solo estaba actuando en consecuencia de algo, sea lo que fuere? Y Shoto y Ochako coincidían en esa palabra que me tenía abrumado: Miedo. Cabía la posibilidad de que todos estuvieran mintiéndome. Y eso no me agradaba en absoluto. Pensé y pensé, y por más que intentase hallar respuestas a todo ello, no lograba relacionar nada.

Si embargo, las palabras que se me habían grabado eran dolor, traición y engaño.

Todas implementadas por Shoto.

Suspiré y dejé de darle vueltas al tema, porque sin información adicional no conseguirá nada. Me levanté y me cambié la ropa de dormir que Ochako me había prestado; unos pantalones deportivos y una camiseta que me quedaba hasta las rodillas. Así, y con el pelo enmarañado y mal peinado, no cabía duda de que estaba muy lejos de verme bien. Pero no me importó, de hecho nunca me había importado. Me puse mis jeans, mi camiseta y mi suéter verde de cachemira.

Busqué mi móvil debajo de la almohada: eran las 8:15. No tenía clase ese día, y tampoco tenía cara para pedirle a Ochako que me dejase estar un día más en su casa.

No después de que ella haya tenido que dormir en el sofá por mi culpa.

Tenía que hacer algo, tal vez conseguir un empleo de medio tiempo que me ayudase a pagar un cuarto. Muchos chicos pagan cuartos mientras estudian en la universidad. Agradecía tener algo de dinero que me serviría para pagar por lo menos un mes de alquiler. Ahora debía sacar unas cuantas copias a mi curriculum y probar suerte.

Mi dulce destrucción (TodoDeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora