Capitulo 12: "Encuentro"

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Los copos de nieve cubrían la oscura noche. Los ojos de Peter vagaron lentamente hacia su acompañante que, con su expresión, dejaba en claro el cómo la había pasado en la fiesta de Liz.

No lo iba a negar, la fiesta no fue la mejor, al menos para él no y para ella tampoco. Había demasiado ruido y la gente estaba muy descontrolada. En comparación con la última fiesta a la que fue eran dos eventos totalmente distintos. Pero eso no fue más que una adición para arruinar su noche. La actitud de Liz fue lo que más le molestó.

Se reía todo el tiempo de lo que decía, mostraba indiferencia y durante gran parte de la noche lo ignoró, para terminar yéndose con otro chico. Se comportó extraño... o quizás estaba borracha, la verdad es que no tenía idea. Solo sabía que...Se esperaba algo diferente.

Un largó suspiró intentó aliviar su mal sabor de boca. Gwen tenía razón: esta Liz no era su Liz.

—Oye, ¿Estás bien?

La voz femenina lo sacó de su tristeza interna. Peter se rascó la cabeza.

—Si, estoy bien. Solo...  Estoy un poco decepcionado.

—Si, si. Te lo dije.—Comentó con desdén, cruzada de brazos.— Esa chica me caía mal.

Peter sonrió un poco y negó con la cabeza.

—Sigo sin entender porque te cae tan mal. ¿Al menos hablaste con ella?

—Nah, no era necesario. Si te dejo de lado, entonces no vale la pena.

Un pequeño rubor se asomó por las mejillas del castaño. La miró y juró ver también un leve rubor. Le sonrío y la poca tristeza que aún tenía desapareció. Sus palabras lo habían animado.

Continuó caminando junto a ella, en silencio. De vez en cuando entablaron cortas conversaciones sobre cosas triviales, pero la mayor parte del trayecto estuvieron callados, disfrutando del ambiente tan tranquilo de Queens. La fría noche invitaba a ello, y también estaban cansados. No sabían la hora pero dirían, a juzgar por lo oscuro del cielo, que eran más de las dos de la mañana. Ninguno tenía muchas ganas de hablar.

Pronto la elegante preparatoria se hizo visible al fina de la calle. Las luces encendidas en una parte del establecimiento desconcertaron a ambos. Peter se detuvo en medio de la acera y frunció el ceño. ¿Dejó las luces encendidas? Gwen se preguntó lo mismo.

Ambos se miraron y con solo ver la expresión en el rostro del otro supieron que ninguno de los dos se había dejado las luces encendidas.

—¿Tal vez sea el conserje?— Sugirió Gwen— ¿O alguien de la dirección se dejó las llaves?

Antes de que Peter pudiera responder, las luces se apagaron. Sin decir una palabra se escondieron a un costado de la acera, detrás de una pared de ladrillos. Pegaron los ojos sobre la entrada del colegio y esperaron; la persona tendría que salir por allí.

La espera se volvió eterna. Durante un buen rato estuvieron asomándose desde la pared y frunciendo el ceño a la entrada del instituto: nadie salió.

—¿No hay una salida trasera?

—No lo sé.

—¿Quieres entrar por el techo?

Finalmente optaron por esa opción. Por uno de los costados treparon a la terraza, seguros de que nadie los veía. Se acercaron al tragaluz que daba con la cafetería y observaron a través: Estaba oscuro.

—Sea quien sea que estuvo aquí. Dudó que vea en la oscuridad.—Peter sacó su máscara del bolsillo de su chaqueta y se la puso.—Bien, vamos.

El arácnido descendió con un hilo de telaraña hasta el medio del salón, desapareciendo en la oscuridad para los ojos de la chica. Una fuente de luz eliminó gran parte de la oscuridad; de la máscara del chico salió un haz de luz. Gwen también descendió.

Peter Parker in the Spider-VerseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora