Capitulo 13: "Colisionador"

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Balanceándose entre la penumbra del túnel, el equipó arácnido escapaba de aquel monstruo. Peter vio de reojo hacia atrás, y la vista del monstruo de dos metros, chillando y desgarrando las paredes a su espalda, lo hizo sudar.

—¡¿Peter, qué hacemos?!— preguntó Gwen casi gritando, la bestia detrás de ellos los estaba alcanzando.

—¡No sé!—Dijeron los dos enmascarados al mismo tiempo.

—¡No me refería a ti! Hablo del...—Su mente trató de formular un nombre apropiado— ¡Del otro Peter, el mayor!

—¡Tomaremos un desvío! ¡No me pierdan de vista!

Giraron en una intersección y pasaron por una de las puertas de emergencia cercana a las vías: acabaron en un estrechó pasillo. Apenas pusieron un pie dentro tuvieron que detener su balanceó y seguir a pie, el lugar era demasiado pequeño como para balancearse.

El monstruo no se quedó atrás; destruyó la puerta y haciéndose de espacio a la fuerza, los siguió.

Peter no se despegó del adulto; corrió detrás de él sin idea de a dónde iban. Mientras, no pudo evitar echarle un ojo a la enmascara de vez en cuando que, como él, estaba detrás del adulto. A pesar de la adrenalina en sus venas y la presencia monstruosa de ese tipo, la preocupación que sentía por la chica era mucho mayor.

Pronto llegaron a un lugar más abierto: a medio construir, repletó de contenedores rojos y vigas amarillas de grúas.

Los enmascarados aprovecharon el nuevo espacio y usando sus telarañas se impulsaron para llegar a la cima de un contenedor; aterrizaron en sus típicas poses arácnidas.

—¿Lo perdimos?—Peter observó la zona por la que habían entrado.

—No lo creo, chico, Norman es persistente. En especial si se trata de mi.

Las sospechas se hicieron realidad. Chillidos y azotes provenientes del pasillo avisaron de la proximidad de él con ellos. Los enmascarados se pusieron en guardia. A cada segundo se hacían más intensos hasta que, de repente, cesaron.

—¿Qué pasó?

—No lo-

El pasillo se destruyó, de el salió la figura monstruosa de Norman; con las alas extendidas y sonriendo, fulminó con la mirada a los héroes.

—Parker, ¿Crees que te dejaré escapar?

—Bueno, no quería escapar, solo buscaba un lugar más abierto.—Dejó su pose y señaló al gigante— Estás muy gordo, deberías hacer ejercicio. Casi nos aplastas.

El fuerte gruñido que dejó salir fue suficiente para saber que el comentario lo molestó. No esperó y con un fuerte rugido se abalanzó contra los enmascarados de nuevo, dirigiéndose especialmente al que conocía, al que arruinó su vida.

Los tres usaron sus telarañas y, alejándose del contenedor, evitaron ser aplastados. Norman dejó salir otro gruñido. Tomó el pedazo de metal entre sus manos y, visualizándolos, lo arrojó contra ellos. Nuevamente, lo esquivaron, saltando hacia un lado.

Esta vez, aprovechando el espacio nuevo, empezaron a balancearse alrededor de él. Lo suficientemente rápido como para marearlo. Un destello blanco apareció en su visión y antes de poder decir nada fue golpeado en la quijada; el golpe lo sacudió. Sostuvo su barbilla y otro golpe le llegó, ahora en su espalda: lo obligó a arrodillarse. Enterró las garras en el concretó, apretó los dientes y humo salió por su boca.

—Vamos, Norman, no te enfades ¡Solo estamos jugando!

—¡Cállate!

Sus alas se abrieron alejando a los arácnidos. Sacó de los bolsillos de su traje unas esferas naranjas y, sin contemplaciones, las arrojó a cualquiera que apareciera en su visión.

Peter Parker in the Spider-VerseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora