La tarde estaba cayendo sobre el Santuario. La entrega de armaduras se había llevado a cabo, y ahora se estaba celebrando una fiesta para dar por fin inaugurada una nueva etapa en la orden de los Caballeros de Athena. En ella asistía todo el mundo, a excepción de Kanon. Una vez hubo hecho entrega de las armaduras desapareció dentro del templo de Géminis, y nadie lo volvió a ver.
Se había despojado de la armadura, que reposaba en la sala principal de sus estancias privadas, y seguidamente se dirigió hacia la pequeña piscina que habitaba en cada uno de los templos. Necesitaba que el agua le acabara de limpiar el cuerpo. Y la mente. Se sumergió por completo en ella, dejando que todos sus dolorosos pensamientos sobre Defteros se fueran diluyendo lentamente, hasta quedarse sólo con los recuerdos de un gran hombre, de un gran guerrero...con el que deseaba haber saldado una deuda.
No era consciente del tiempo que había pasado cuando decidió abandonar la piscina. Se vistió con unos vaqueros raídos y una camiseta azul, desgastada, muy parecida a las que solía usar cuando el mundo no quería saber nada de él. Agarró sus inseparables cigarrillos y se dirigió a la entrada de Géminis, a tomar un poco el aire, a dejar que éste lo acariciara balsámicamente. Desde allí se podían escuchar las voces y la música que provenían de la fiesta, en la zona alta del Santuario. Se llevó a los labios uno de los cigarrillos, prendiendo el mechero con una mano, protegiendo la tímida llama con la otra, para seguidamente retirarlo de sus labios al momento que expulsaba la primera bocanada de humo. Dejó que su cuerpo se apoyara de manera relajada contra una de las columnas de la entrada del templo, descansando todo el peso sobre una única pierna, cruzando la otra levemente por encima. El aire le revoloteaba los cabellos y jugaba a voluntad con el humo de desprendía el cigarrillo.
Unos pasos decididos se acercaron a él por la espalda, deteniéndose a poca distancia, y Kanon no pudo reprimir una ligera sonrisa.
- ¿Ésta es la manera de entrenarse del Caballero de Géminis? – inquirió una voz masculina, burlona...conocida.
- ¿Ésta es la educación del Caballero de Leo, que osa entrar en mi templo sin pedir permiso? – respondió Kanon, al tiempo que expulsaba el humo de una nueva calada, sin volverse, evitando que su sonrisa fuera descubierta.
Ikki sonrió, avanzando unos pasos más, hasta colocarse a la misma altura que estaba Kanon.
- Sabes que la corrección no es mi punto fuerte, como tampoco lo es el tuyo. No sé de qué te quejas ahora.
- Cierto...- respondió Kanon, propinando una nueva calada, observando a Ikki, sin moverse de su relajada postura - ¿no vas a ir a la fiesta? Seguro que todos estarán contentos de verte...
- No me gustan las fiestas, me aburren – contestó Ikki con seriedad. Enfocó sus ojos hacia Kanon, observando su perfil - ¿Y tú? ¿Ya has zanjado tus historias?
- En cierta manera...se podría decir que sí – respondió llevándose de nuevo el cigarrillo a los labios.
- Así pues, supongo que estarás listo para ésto – dijo Ikki lanzándole un par de rollos de vendas, que Kanon recogió al vuelo, sosteniendo el cigarrillo con los dientes – te doy cinco minutos para prepararte, necesito entrenar, y por lo que veo...tú también – soltó Ikki, intentando disimular una sincera sonrisa.
- Está bien...- respondió Kanon, deshaciéndose del cigarrillo, empezando a envolverse las muñecas y las manos con las vendas, para fortalecer las articulaciones - supongo que ya sabes que no tienes ninguna posibilidad...
- Je...no estés tan seguro, sólo hay que verte...¿cuánto tiempo hace que no entrenas? - replicó Ikki maliciosamente - te propongo un reto...una lucha cuerpo a cuerpo, sin armaduras y sin ilusiones, únicamente fuerza física. Verás que no aguantas ni dos minutos.
- No recordaba que fueras tan fanfarrón - respondió Kanon, riéndose abiertamente, mientras acababa de ajustar las vendas de su brazo derecho - Listo. Cuando quieras.
- Vamos a la arena del coliseo - dijo Ikki mientras empezaba a avanzar, no sin antes propinarle un golpe amistoso sobre el hombro de Kanon - no me gustaría tirar abajo los muros de tu templo, ahora que lo han reconstruído...sería una lástima, ¿no crees? - prosiguió, sin dejar de andar con paso firme, sin disimular su risa burlona.
- Nos podemos pasar así mil días, lo sabes ¿no? - replicó Kanon, que avanzó hasta alcanzar a Ikki en su paso, propinándole un pequeño golpe en su brazo.
- ¿Seguro? - contestó Ikki, azotándole en el costado, bajo las costillas.
- !Auch! eso ha sido a traición - dijo Kanon, riéndose, agarrando a Ikki por el cuello - me alegra que hayas venido, de verdad - prosiguió con sinceridad. Ikki únicamente sonrió, sin mediar palabra.
Los dos avanzaron hasta llegar a la arena, donde empezaron un combate cuerpo a cuerpo, amistoso aunque no por eso menos duro, completamente ajenos a la fiesta, construyendo algo que quizás, sólo quizás, podría ser el comienzo de una gran amistad.
FIN
La continuación a este fic puede leerse en "Caminando entre espinas". Si os ha gustado éste espero que os animéis :).
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La Recompensa de la Redención
FanficKanon es el único de todos los dorados que ha sobrevivido a la guerra contra Hades, y su verdadera misión está a punto de comenzar. Será el encargado de levantar el nuevo Santuario. Tendrá lugar su mayor batalla, pero no será en la arena, sino consi...