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En cuanto pudo llegó a la casa de George. La puerta estaba cerrada, pero justo pocos segundos de llegar se abrió. Una mujer con un gran parecido a George casi choca con él.

—No doy limosnas —dijo la mujer pasando por su lado.

Empujó la puerta para cerrarla, pero justo Dream interpuso su mano para que no se cerrara por completo y pudiera entrar.

¿Esa era la madre de George? Era mucho peor de lo que imaginaba. Debía ser un infierno vivir en su misma casa.

—George —lo llamó desde la puerta de su habitación—. ¿Está todo bien?

No escucha respuesta, por lo que se digna a entrar.

Lo primero que ve es a George envuelto entre las sábanas de su cama con la mirada perdida. Se le ve tan vacío y da la apariencia de que está sin vida, pero aún vive.

—George, soy Dream. Estoy aquí —dijo sentándose en el suelo frente suyo—. Está bien si no quieres hablar, no te voy a obligar. Solo quiero que me escuches.

La verdad es que no sabe qué decirle ni qué hacer. Solo quiere ver a George bien, pero no sabe cómo.

—No sé lo que haya pasado para que ahora estés así, pero estoy seguro que...

—Nada —habló por fin.

—¿Nada?

—No ha pasado nada. Ni siquiera puedo entender qué me pasa. Estoy confundido conmigo mismo. Estaba tan bien. Pensé que me sentía mejor y luego desperté pensando que sería un gran día, pero luego no tuve ni la fuerza de levantarme por más que lo intentara. ¿Por qué?

—No lo sé.

—¿Por qué no puedo ser igual que el resto? ¿Qué hay de malo en mí, Dream?

—No estás bien.

—Me gustaría estarlo... Me gustaría hacer tantas cosas, pero mi cuerpo no obedece las órdenes de mis pensamientos. No importa cuánto desee mejorar, si mi cuerpo no coopera nunca haré algo. Me odio tanto a mí mismo.

—No digas eso.

—¿Por qué no? Es la verdad. No puedo dejar de odiarme. No puedo hacer nada bien.

—Tranquilo, George.

—¡No me pides que me tranquilice! ¿¡No ves que estoy mal!? ¿¡No ves lo inútil que soy!? ¡Tienes trabajo, estudias y te haces cargo de mí! ¡Puedes hacer todo eso y yo... Yo no puedo hacer nada. Te odio tanto.

—No lo haces.

—¿Por qué tenías que ser tan bueno? ¿Por qué tenías que ser tan perfecto? ¿Por qué tú no vives la misma mierda que yo? ¿Por qué?

—Yo también tengo mis momentos malos, George.

—¿Tan malos que a veces desearías no haber nacido? ¿Tan malos que piensas que tu vida solo estorba la de los demás? ¿De verdad crees que son tan malos?

—A veces sí, otras veces no. Tal vez no entienda completamente como te sientes ni lo que has vivido, pero yo también tengo días malos en los que mi alma y mi cuerpo parecen dos mundos aparte. Todos tienen problemas, algunos más grandes otros no tanto, pero todos los problemas son importantes y no hay que hacerlos de menos. Algunos son buenos ocultando sus problemas, otros no, pero al final de cuentas, todos lidiamos con ellos de maneras distintas.

—No era mi intención...

—Sé que no lo era, pero recuerda que yo también soy humano y algunas palabras me lastiman.

—Lo lamento.

—Está bien. ¿Quieres levantarte de la cama? —George asintió con la cabeza—. ¿Puedes hacerlo? —negó al instante—. ¿Te molesta si me echo a tu lado?

—No, está bien.

—Sapnap me dijo que podíamos ir a su casa. Avísame cuando quieras.

—¿Estás seguro que no le importa que vaya a su casa?

—Aunqur metiera un sicario a su casa no le importaría.

—Si tú dices...

...

Por más que odiara verse en el espejo, a veces era difícil no dejar de fijarse en sí mismo. Fijarse en cada mínima imperfección que hubiera en él o incluso ver imperfecciones donde no lo había.

¿Por qué no podía ser más alto o tener el cabello más claro? ¿Por qué su piel tenía que ser tan pálida o por qué no tenía el cuerpo que deseaba? Por más que intentara de comer lo menos posible seguía viéndose gordo frente al espejo. ¿Qué más debía hacer? ¿Dejar de comer al menos por unos días?

—George, ¿está todo bien? —lo escucha a Dream preguntar desde el otro lado de la puerta.

—Sí, ya casi termino —mintió.

Le había dicho que iba a bañarse, pero lo olvido por completo cuando sus ojos volvieron a fijarse en sí mismo.

Deja el agua corriendo para que Dream no sospeche nada y poco a poco empieza a sumergir su cuerpo en la bañera.

—George, ¿seguro que está todo bien?

No hay respuesta.

—Voy a entrar.

Abre la puerta y George intenta cubrir la mayoría de su cuerpo con sus brazos.

—¿Por qué, George? Me habías dicho que estabas comiendo bien. Me dijiste que comías a tus horas. Confíe en ti, George.

—Lo siento.

Dream no puede evitar llorar al ver el delgado cuerpo de George. Podía notar incluso sus costillas sobresaliendo de su torso. Sabía que George comía menos de lo normal, pero nunca creyó que estaría en ese estado. Debió preocuparse más. Debió cerciorarse de que estaba comiendo adecuadamente. Quizá sí lo hubiera hecho, George no estaría así.

—¿Por qué me mientes, George? Trato de ayudarte, pero no puedo si tú no cooperas.

—Lo intentó, pero...

—¿Pero qué?

—Tal vez no quiero estar bien. Tal vez me gusta estar así.

—No es cierto. Estás mintiendo otra vez.

—No quiero estar bien, porque tengo miedo de que vuelva a estar mal. Los momentos felices siempre acaban.

—Los momentos tristes también.

—Pero al menos tú estás cuando me siento mal.

—Y también lo estaré cuando te sientas bien.

—No es cierto. Solo está conmigo porque quieres ayudarme.

—No lo hago solo por eso. Eres mi amigo y los amigos están en las buenas y en las malas.

...

Sé que no es la cosa más triste que han leído, pero a mí me duele identificarme con George y aparte lloro por todo y nada. Salu2

Butterfly [Dreamnotfound]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora