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—George, pensé que no vendrías.

—Quería verte.

—Lo lamento tanto, George. No sé ni siquiera como se me ocurrió decirte que vengas. He sido una mala madre y no merezco el perdón de nadie.

—Está bien, mamá. Nadie tiene una vida perfecta, ni tú, ni yo, ni nadie. Solo quería que veas que ahora estoy mejor que antes y he venido aquí para saber si vale la pena perdonarte.

—Te has convertido en una persona distinta. No sé en qué momento has crecido tanto. Me hubiera gustado verte crecer. Siento que fue ayer cuando eras un bebé y tenía que cargarte en brazos. No sabes cuánto desearía retroceder en el tiempo para ser una mejor madre para ti.

—Está bien, mamá. Entiendo que para ti tampoco fue fácil.

George abraza a su madre. Es un sentimiento distinto, porque no recuerda haberlo hecho alguna vez. Era la primera vez que abrazaba a su madre.

—No está bien, George. Tuve más tiempo para mis novios que para ti. Pude usar ese tiempo para estar contigo, pero no lo hice.

—Merecías encontrar a alguien a que te ame.

—Tú también. Merecías una madre que te ame.

—¿Tú me amas?

—Sí, George, te amo.

—¿Ves? Todo está bien. Tú me amas. Tu novio te ama y tú lo amas a él. Todo está bien, mamá. No llores, por favor.

—Leí tus cartas, las que tenías en tu cajón. Leí cada una de esas cartas. ¿Por qué nunca me dijiste que te sentías así? ¿Por qué escribiste tantas?

George está llorando de nuevo. Recuerda cada palabra que escribió en esas cartas. Todas eran cartas de suicidio que esperaba que su madre encontrara cuando él ya no estuviera, pero las encontró antes.

—No tenías tiempo. Siempre decías que estaba bien y que solo era dramático. Creías que exageraba y por eso nunca quise contarte nada, porque siempre me hacías de menos.

Su madre no sabe que decir. No sabe cómo arreglar las cosas. No sabe ni siquiera cómo consolar a su propio hijo, porque ella también necesita ser consolada.

—Pero está bien mamá. Ahora estoy bien. A veces no te das cuenta lo mucho que lastimas a alguien con tus palabras, pero lo importante es no repetirlo. Y si ahora te convertirás en una buena madre, estaré listo para perdonarte.

—Voy a intentar ser una mejor madre por ti, George.

—Gracias, mamá.

—Quería decirte algo también. La razón por la que te invite es porque... voy a casarme.

George vio al novio de su madre y vio a su madre de vuelta. Claramente no le dijo que fuera hasta allí para solo presentarle a su novio, debía haber algo más.

—Felicidades, mamá. Espero que ese hombre te haga feliz. Les deseo lo mejor a los dos.

—Gracias, George.

George se dirigió hacia el hombre.

—Cuide y ame a mi madre. Es de las pocas personas que tengo en este mundo y sería capaz de matar si le hace daño.

George se despidió de su madre y salió de la casa donde lo esperaba Dream.

—¿Te hizo algo?

—Todo está bien, Dream. Mi madre se va a casar y parece ser un buen tipo. Creo que por fin las cosas están mejorando.

—Supongo...

...

Apenas está amaneciendo y el maullido de un gato lo despierta, es Patches.

George se levanta de su cama y ve como Patches intenta llevarlo a un lugar. Lo lleva hasta donde está y entiende la preocupación de la gatita.

Toma a Luca entre sus brazos y lo lleva hasta la habitación de Dream para ver si él puede hacer algo.

—Dream, despierta.

—¿Qué pasa? —dice medio adormilado.

—Luca está raro.

—¿A qué te refieres con eso?

—Está haciendo un sonido raro cuando respira.

—¿No se habrá atorado con sus galletas?

—¡No lo sé! Ayúdalo, por favor.

—No soy veterinario, George.

—¡¡Hay que llevarlo!!

—Lo haremos, pero primero tranquilízate. Todo va a estar bien, ¿sí? Seguro es solo algo tonto. Ve a cambiarte y vamos.

George se llevó al gatito hasta su cuarto y empezó a vestirse rápido. Era la primera vez que tenía una mascota propia y ya le pasaba algo. Ni siquiera sabía que había hecho para que estuviera así. Luca parecía estar bien. Lo cuidaba al igual que lo hacía con Patches. ¿Qué había hecho mal?

Lo llevaron hasta el veterinario y estuvieron esperando un largo rato.

—No llores, George. Va a estar bien. Luca es un gato fuerte.

—Es muy pequeño aún.

—Estará bien.

Llegó su turno y vieron como lo examinaban. George estaba muy nervioso y más por las expresiones confundidas de los veterinarios. Entraba uno y luego otro y otro. Hasta que la sala está llena.

—¿Está todo bien?

—No lo creo. El gatito tiene alguna enfermedad muy rara y no podemos tratarlo. Van a tener que sacrificarlo o va a seguir sufriendo.

—¿No hay nada que puedan hacer?

—No, lo siento.

Dream miró a George, quien ya estaba hecho un desastre al ver como su gatito sufría.

—¡Dijiste que iba a estar bien!

—Lo siento, George.

—¿¡Por qué me mentiste!?

—Yo no sabía, George.

—¡Mejor no me hubieras dicho nada en vez de mentirme!

Dream lo abraza, porque sabe que no es fácil perder a una mascota. No se imagina cómo se sentiría si Patches muriera. Puede entender el sufrimiento de George, pero no hay nada que pueda remediarlo. Luca tenía que morir en algún momento, pero fue muy pronto.

—Vamos a dejar que Luca descanse en paz, ¿sí? Es para que ya no sufra.

George asintió con la cabeza y limpió las lágrimas de su rostro.

Escuchó su último maullido y vio como lentamente cerraba sus ojos.

—Perdón, Luca.

Butterfly [Dreamnotfound]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora