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—¿Por qué quería matarte?

—Es una larga historia que nunca le conté a nadie. Ni a mis amigos, ni a mi propia familia. Tampoco se dieron cuenta. ¿Sabes? Soy muy bueno ocultando cuando algo me duele. Creo que es por eso que nadie se enteró de mi estado.

—Desearía ser como tú. Al menos no me verían como alguien raro.

—Te juro que no lo desearías. Es como que no le quieres decir a nadie lo mal que te sientes y solo esperas que el resto note que está mal, pero nunca lo hacen porque pareces feliz por fuera cuando por dentro estás hecho un desastre.

—¿Quieres que te dé un abrazo?

—Estaría bien.

George lo abraza y siente como Dream se vuelve tan pequeño, no de una manera literal, sino de una manera metafórica. Antes veía a Dream como alguien con la vida resuelta que tenía todo. Lo que se podría definir como una persona perfecta y sin problemas, pero ahora lo miraba como alguien pequeño que necesitaba ser abrazado, algo como él. Ambos eran tan parecidos y no lo sabían.

—El día que me admitieron en la universidad ya estaba en este casa, fui a la casa de mis padres para contarles la noticia. Imaginé un hermoso escenario de mis padres llorando de felicidad y muy orgullosos de mí, pero cuando llegué vi a mi madre llorando. Ella no lloraba de felicidad, era más un llanto desgarrador. Los paramédicos estaban dentro de la casa y vi como se lo llevaban a mi padre. La última vez que lo vi con vida fue en un partido que tenía. Él estaba alentando a mi equipo y a mi. Ese día ganamos y nos llevó a comer. Fue uno de los mejores días que viví a su lado. Desde esa vez dejé de jugar al fútbol porque me recordaba a él. Incluso pensé dejar la universidad, pero mi madre me dijo que a mi padre le hubiera gustado que siga con mi vida. Nunca lloré por mi padre, no porque no me afectara su pérdida, sino porque alguien debía consolar al resto. Al menos yo debía ser fuerte y seguí así por mucho tiempo. He intentado quitarme la vida más veces de las que puedo recordar, pero siempre me retracto porque no quiero que nadie llore por mí.

—No sé qué decir.

—No digas nada. Solo abrázame y no me sueltes, por favor.

...

Fue a abrirle la puerta a su psicólogo cuando la puerta golpea con algo. Empuja la cosa con la puerta levemente y pasa por el pequeño espacio para ver que había.

Ahí estaba la plantita que le había regalado Dream hace un tiempo, solo que ahora le habían crecido más flores. ¿Qué hacía su planta ahí? ¿Dream había ido a su casa a recogerla?

La tomó y abrió la puerta un poco más para que su psicólogo pueda salir.

Dejó la planta en la entrada y esperó a que Dream regresara para poder preguntarle.

—¿Tú la trajiste? —le preguntó señalando la planta.

—¿Esa no era la planta que te regalé?

—Sí, ¿no la trajiste tú?

—Yo no. ¿Por qué?

—La encontré afuera de tu casa y pensé que la habías traído.

—Eso es muy raro. Además se ve bien cuidada. No creo que mis amigos fueran a tu casa porque ellos ni siquiera saben dónde vives.

—¿Crees que mi mamá la haya traído?

—¿Qué?

—Es que... es la única persona que podría entrar a mi habitación. No digo que ella haya sido, solo lo pienso como una posibilidad.

—Esa mujer nunca haría eso. ¿Y cómo es que sabría dónde estás?

—No lo sé. Solo no encuentro a ningún otro sospechoso. Cualquiera que haya sido la persona, me alegra que haya cuidado tan bien mi plantita.

...

Dream había notado una gran mejora en George, incluso había días en los que no necesitaba tomar sus medicamentos y su psicólogo le había dicho que quizás ya no los necesitaría si seguía manteniéndose así de bien.

George comenzó a ayudar en casa. Procuraba de que todo estuviera limpio e incluso a veces cocinaba el almuerzo para ambos y cuando no, cocinaban juntos. Además cuidaba muy bien de Patches y su plantita. Cuando tenía tiempo libre pintaba e incluso mandó a enmarcar uno de sus pinturas para colgarla en la sala. Por lo que Dream quiso recompensarlo.

Llegó a la casa tratando de no parecer que ocultaba algo, pero George era muy observador y no lo pasaría por alto.

—¿Qué traes en esa caja?

—Un obsequio para el chico más lindo y cariñoso del universo.

—¿Es un obsequio para ti mismo?

—Me halagas, pero no.

—¿Entonces para quién es?

—No lo sé. Tal vez... para mí —dijo sonriendo entusiasmado.

—¡Adivinaste!

Dream le entregó la caja y se escuchó un maullido.

—¡Un gatito!

—Vi que cuidaba muy bien a Patches y creo que ya estás listo para cuidar un gatito más. ¿Te gusta?

—Es precioso. Gracias, Dream. Seguro a Patches también le va a gustar, ¿no, pequeña?

Se escuchó un maullido como respuesta.

—Al fin tendrá su compañero para que no se sienta sola.

Butterfly [Dreamnotfound]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora